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  • 27 ABR 2024, Actualizado 05:13

Pandemia aumentó consumo de alimentos ricos en grasas y carbohidratos

En cambio dejamos del lado las frutas y verduras, asegura Ramón Lozano Calderón, coordinador de Ciencias Biomédicas en la FES Zaragoza UNAM

Pandemia aumentó consumo de alimentos ricos en grasas y carbohidratos

Pandemia aumentó consumo de alimentos ricos en grasas y carbohidratos(FOTO: Cuartoscuro (Archivo))

El consumo de alimentos ricos en grasas y carbohidratos se incrementó durante la pandemia; incluso, un número considerable de personas opta por pedir alimentos a domicilio, principalmente la llamada “comida rápida”.

Aunado a esto, disminuyó la actividad física, factores que provocaron incremento en el peso de la población y esto traerá, a futuro, complicaciones importantes en la salud, advirtió el coordinador de Ciencias Biomédicas de la carrera de Médico Cirujano en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza Ramón Lozano Calderón.

El especialista refirió además que las personas se realizan pruebas para medirse el colesterol y si los resultados son de 200 unidades por decilitro en sangre o menos, adquieren confianza excesiva al pensar que su organismo está normal.

“Y sí, pero solo si hablamos del colesterol libre, el que corre en el torrente sanguíneo. Pero hay otro que no hay manera de cuantificar: el que ya está pegado en las arterias”.

Ese es el peligro, advirtió, porque si en algún momento se desprende forma trombos que pueden impactar cerebro y corazón, con accidentes cerebrovasculares o infartos. Por eso es tan importante tener un estilo de vida saludable, una dieta balanceada, hacer ejercicio y, en especial, tener un peso acorde a la talla; éste último es un indicador al que debemos estar atentos, recomendó Lozano.

Explicó que el colesterol son lípidos o grasas que se obtienen de la dieta diaria. Su función es relevante: permitir que la membrana de las células se repare; formar hormonas, sobre todo de índole sexual; y participar en el metabolismo de la vitamina C y del calcio.

Los lípidos de baja densidad, denominados LDL, se encargan de llevar al colesterol hacia las células y tejidos, saturándolos en determinado momento; es el que la gente llama “colesterol malo”. Los de alta densidad, o HDL, tienen la función contraria: sacarlo y llevarlo al hígado para que este órgano lo “recicle”, produciendo un efecto benéfico.

Para realizar sus funciones de reparación celular o de “elaboración” de hormonas sexuales, una persona requiere una ingesta diaria de 250 a 300 unidades de colesterol; no obstante, un sólo huevo de gallina llega a tener 300 o 320.

Hay otros tipos de alimentos ricos en colesterol, especialmente las vísceras: riñón, sesos, hígado, por ejemplo. “Si desayunamos chilaquiles con dos huevos, excedemos el requerimiento diario en más del doble; 100 gramos de sesos, que nos comemos en quesadillas, tienen dos mil 200 unidades”. En contraste, hay alimentos como la avena o el nopal, que contribuyen a inhibir la absorción de esas grasas.

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