El alcohol daña el cerebro incluso después de dejarlo
El consumo mundial de alcohol causa 2.8 millones de muertes prematuras al año
En entevista con Martha Debayle en W, el dr. Santiago Canals, profesor titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en España. Responsable del grupo de Plasticidad de las Redes Neuronales del Instituto de Neurociencias.
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Según Our World In Data:
● El consumo mundial de alcohol causa 2.8 millones de muertes prematuras al año.
Los 10 países con mayor consumo de alcohol (en litros de alcohol per cápita -vino, cerveza, destilados, etc-):
1. República Checa - 14.26 litros
2. Letonia - 13.19 litros
3. Moldavia - 12.85 litros
4. Alemania - 12.79 litros
5. Lituania - 12.78 litros
6. Irlanda - 12.75 litros
7. España - 12.67 litros
8. Uganda - 12.48 litros
9. Bulgaria - 12.46 litros
10. Luxemburgo - 12.45 litros
104. México - 5.6 litros
Estos pacientes, que llevan años bebiendo a niveles elevados se encontró que ya tienen un daño cerebral bien conocido y caracterizado en la sustancia blanca del cerebro.
La sustancia blanca está compuesta fundamentalmente por los axones, los cables que comunican las neuronas entre sí en distintas regiones del cerebro.
La cubierta de esas neuronas se daña y la transmisión de la información y actividad entre neuronas empeora. Este daño es bien conocido. Estos pacientes, comparados con los que están sanos de la misma edad, tienen la mielina afectada.
En esta investigación se quiso saber qué pasa desde el momento en que se deja de beber.
¿Qué pasa en la abstinencia?
● La fase que tiene mayor interés clínico en este estudio es la de abstinencia: con una droga como el alcohol, que es de uso socialmente aceptado, la prevención es complicada.
● El sistema inmune del cerebro facilita la adicción al alcohol en bebedores habituales.
● Generalmente los problemas que se encuentran son ya de abuso, por eso, era necesario conseguir que aquellos que están en un consumo crónico perjudicial dejen de beber.
● El problema no es dejarlo, sino que hay un índice de recaída muy alto: dejan de beber, pero al poco tiempo vuelven a consumir.
● En el laboratorio se busca entender qué sucede en el cerebro en ese periodo de abstinencia en el que han decidido dejar de beber, para ver por qué recaen.
● Se siguió a estos pacientes con resonancia magnética: la idea era buscar cambios funcionales en este período que permitieran entender por qué estas personas son vulnerables.
● Lo que encontraron NO era esperado: el daño era aún mayor cuando se analizaba la fase de abstinencia.
a. Cuando llevaban mucho tiempo consumiendo, los pacientes decían: «Quiero dejar de beber» y entraban en un programa de desintoxicación, en ese momento, les hacían un escáner.
b. Entre una y tres semanas después, cuando analizaban sus cerebros, estos estaban peor.
c. Es decir: el daño progresa en ausencia del alcohol. El daño se acelera en la fase de abstinencia temprana. Este daño que subyace puede ser responsable de que los pacientes sean vulnerables y recaigan en el consumo de alcohol.
¿En algún momento se revierte ese daño?
● Durante el tiempo que se han seguido a los pacientes, en las primeras seis semanas, no hay reversión.
● Hay estudios a largo plazo, en varios años por ejemplo, en los que sí se ve mejora en el tejido cerebral.
● Están investigando cuándo sucede este punto de inflexión, cuándo la curva de deterioro revierte y si hay alguna relación entre este deterioro en la ausencia de alcohol y la vulnerabilidad.
● Los que más empeoren cuando no tomen alcohol, podrían ser los más vulnerables y van a volver a consumir.
● En aquellos que han resistido y se han mantenido abstemios a lo largo de años, hay trabajos que demuestran que hay recuperación.
● La hipótesis es que eso no es casual: aquellos que realmente no han podido recuperarse y han recaído en el consumo es porque son más vulnerables.
¿Cómo modifica el alcohol al cerebro?
● Hay una neuroinflamación: Hay una serie de células del cerebro que conforman el sistema inmune cerebral y reaccionan al consumo del alcohol.
● Puede ser que ocurra para proteger el sistema, como el sistema inmune que defiende nuestro organismo, o puede ser una activación excesiva, que acaba produciendo un daño, como sucede en las enfermedades autoinmunes.
● Produce daños a nivel funcional en distintas zonas del cerebro, en cómo se comunican entre sí.
¿Por qué se sigue bebiendo alcohol si están tan demostrados sus daños?
● Habría que hacer más trabajo de prevención, transmitir una idea más clara del riesgo del consumo.
● Como es algo que está tan naturalizado en nuestra cultura, es difícil. Comer carne en exceso también es malo.
● Lo que se ha conseguido derrotar hasta cierto punto es el tabaco, pero los mismos lobbies persisten en cuanto al alcohol.
● Hay gente interesada en que se siga consumiendo y en que persista la idea popular de que una copita de vino es buena.
● Que haya un consumo leve cuyos efectos perjudiciales puedan ser compensados por el hecho de que socializamos mejor porque es un ansiolítico, es un debate que podemos abrir, pero el consumo de alcohol es perjudicial. Punto.
¿Cuánto se puede consumir?
● Los últimos estudios con bases de datos muy grandes muestran que el consumo de alcohol en niveles bajos (una copa de vino o un tarro de cerveza), tiene correlación con un daño cerebral cuantificable y con otros problemas.
¿Cómo afecta a la memoria?
● El alcohol afecta de forma global a la sustancia blanca, pero esta afectación es más grave en algunas regiones que comunican estructuras del cerebro importantes para la memoria.
● Una de las cosas que pasan a los pacientes es que pierden la flexibilidad comportamental, es decir, que pierden la capacidad de adaptar su conducta frente a un cambio de contingencia, que es algo que hacemos habitualmente.
¿Se podrían llegar a modificar las memorias asociadas a las adicciones para atajar el problema?
● Lo que se está haciendo es intentar frenar un cambio que se produce en el cerebro de la mayoría de los pacientes y que les conduce a la recaída.
● La idea más simple es volver a flexibilizar ese sistema que parece estar rígido y atrapado en el consumo, para que aprenda otra cosa.
● Podemos hacer que la memoria recupere su función con la esperanza de que eso ayude a la flexibilidad.