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  • 19 MAR 2024, Actualizado 09:19

CON MARTHA DEBAYLE

CON MARTHA DEBAYLE. ¿Llevas la cuenta de cada error de tu pareja?

Mario Guerra nos cuenta sobre las consecuencias que esto puede traer.

¿Llevas la cuenta de cada error de tu pareja?

¿Llevas la cuenta de cada error de tu pareja? / Getty Images

Ciudad de México

Mario Guerra, tanatólogo. 

Entre los principales conflictos o comportamientos destructivos entre pareja se encuentran: Celos, espacio a solas, sexualidad, reparto de responsabilidades y comunicación pasivo-agresiva y uso de la culpabilidad, que incluye señalar frecuentemente los errores del otro.

Según el estudio “Marital Conflict Behaviors and Implications for Divorce over 16 Years”, los comportamientos destructivos resultan en evaluaciones negativas del matrimonio y una disminución de la satisfacción y la estabilidad conyugal.

Siempre habrá desacuerdos, omisiones y actitudes que no nos gusten de otra persona, muchas veces especialmente dentro de una relación de pareja. Pero es verdad que también hay elementos positivos y muchos de los que no nos gustan podrían renegociarse o, con otros, hasta aprender a vivir con ellos. Pero estar siempre reclamando, llevando las cuentas y recriminando al otro no suele dar buenos resultados para nadie.

¿Qué es llevar la cuenta?

Es tratar de probar o demostrar a tu pareja que tú eres más valioso, haces más o contribuyes en mayor medida que lo tu pareja lo hace al mantenimiento de la relación y las tareas cotidianas. ● A veces se convierte en una batalla para ver quién ha cometido más errores durante los meses o años y, por lo tanto, quién le debe más al otro.

Es un modelo donde si uno le gana al otro, ambos pierden.

¿Qué ejemplos encontramos sobre “llevar las cuentas”?

Estar reclamando a tu pareja por algo que hizo en el pasado (y que ya no sigue haciendo). ● Estarle echando en cara los favores, regalos o cosas que has hecho para que tú “nunca recibes nada a cambio”.

Una conversación entre dos personas así sería más o menos como:

Te compré esta costosa camisa para tu cumpleaños y nunca te he visto usarla ni una sola vez.

Bueno, yo te di una costosa membresía en un gimnasio y, a juzgar por tu lonjas, ni siquiera has ido, así que estamos a mano.

Pues yo no te pedí una membresía de gimnasio.

¡Y yo no pedí una camisa de mal gusto!

Exagerar e insistir en reclamar por un error, hábito o fallo de tu pareja diciéndole “Tú nunca haces nada bien”, “Yo siempre te tengo que estar diciendo”, “Nunca pones de tu parte”, “Tú nunca me entiendes”, “¿Por qué siempre te pones del lado de los demás?”, etc.

Estar insistiendo en lo que le toca, puntualizando que tú ya hiciste lo tuyo.

“Yo ya lave los platos de la cena y a ti te toca hacer el lunch de los niños”.

O incluso ni siquiera se lo dices, pero lo piensas y eso afecta tu forma de actuar: ■ “Hoy tuve que cocinar todo, así que mi pareja debería ofrecerse para limpiar el baño”

Negarte a hacer algo hacia tu pareja porque tu pareja no lo hace contigo (como mandarle un mensaje, llamarle, hacerle un favor, recordarle algo o tener un detalle cariñoso).

Ignoras sus mensajes porque se tarda en responder los tuyos.

Te pones a la defensiva cuando tu pareja quiere ser atento o atenta porque “no es cuando la otra persona quiera”.

Además no somos tan precisos.

Por ejemplo, cuando se les pide a las parejas que informen el porcentaje de tareas domésticas que cada uno realiza, generalmente sobreestiman sus contribuciones personales.

De hecho, cuando se combinan los informes de las dos personas sobre sus esfuerzos individuales en el hogar, ¡representan más del 100% de las tareas domésticas!

En general podemos decir que cada uno estima contribuir 60% más al mantenimiento de una relación de lo que realmente contribuye.

Los estudios muestran que a menudo sobreestimamos nuestra contribución. En psicología social, eso se llama el sesgo egocéntrico .

Aunque cada uno tenga una cuenta completa de sus propios esfuerzos dentro de la relación, no somos completamente conscientes de lo que nuestra pareja podría estar haciendo todo el tiempo, lo que nos lleva a subestimar las cosas que hace.

¿O qué crees que es tan fácil llevarse bien contigo?

¿Entonces que me haga lo que de le la gana?

No, porque para eso están los límites, los reclamos y no las cantaletas.

Si una pareja no cumple con los acuerdos o compromisos, cuando estos han sido claros y aceptados, se le puede solicitar que se haga responsable. Si no lo hace, habría que tomar una decisión acerca de nuevos acuerdos o incluso, ahora sí, la permanencia dentro de esa relación de la misma manera.

¿Por qué alguien tendría necesidad de llevar esas cuentas?

Hay quien lo pudo haber aprendido como un modo de relación familiar.

Pero hay personas que están más orientadas al intercambio.

La “Orientación al intercambio” es la medida en que las personas están sintonizadas y valoran una distribución equitativa de tareas y favores dentro de una relación.

¿Por qué sería un hábito destructivo?

Tener una orientación de intercambio, es decir, prestar atención continua a quién se beneficia más en la relación, genera una mayor insatisfacción en las relaciones cercanas y, en última instancia, conduce a una mayor probabilidad de divorcio.

Las personas más orientadas al intercambio, aquellas que «mantuvieron la cuenta» en sus relaciones, experimentaron mayores disminuciones en los sentimientos de cercanía e intimidad con su pareja.

En cambio, el conflicto no afecta los sentimientos de cercanía e intimidad de las personas que están menos preocupadas por llevar las cuentas.

Además, este tipo de actitudes lejos de aportar una solución o crear un cambio de conducta, gestan resentimiento y reactancia en la pareja.

Parte del mensaje es “No me gusta cómo eres y me gustaría que fueras más como la persona que me imagino que me gustaría que estuviera a mi lado”.

Responde a lo siguiente: Si tuvieras que elegir entre justicia o armonía en tu relación, ¿qué eliges? ● Lo conveniente acá es que hubieras elegido la armonía.

Por principio de cuentas optar por la justicia dependería que un tercero dijera lo que es justo (digamos un juez), y como tú no deberías ser juez y parte, entonces pues es una justicia a modo. ● En segundo lugar, habría que estar llevando la cuenta de los actos de cada uno y eso resta energía de la armonía para estar contando los errores del otro.

Incluso podrías no tomar en cuenta las cosas positivas por estar sólo esperando el error para anotarlo en el gran libro negro de las ofensas.

Esta “llevadera” de cuentas podría incluso remontarse a los inicios de la relación y entonces le tienes guardado a tu pareja todo lo que hizo mal (o no hizo bien) en cada cumpleaños, aniversario o celebración familiar, por ejemplo.

○ Esto se vuelve muy destructivo porque tu pareja no puede cambiar el pasado (aunque sí podría reconocer el error y pedir perdón, si es el caso).

¿Pero cómo se puede estar en armonía si no se ha hecho justicia?

Entendemos tu inquietud, sin embargo para eso existen, como ya dije, los límites, pero además el perdón.

Y como siempre he dicho: “A veces se tiene que renunciar a la búsqueda de justicia, para alcanzar la paz”.

Si optaste por la justicia en vez de la armonía, parece que para ti es más importante mantener la puntuación que mantener la relación saludable.

¿Entonces qué hacer?

Un poco de dos elementos:

Flexibilizarte.

Para esto requieres de una buena inteligencia emocional y mejor autoestima, porque cuando sabes lo que sientes lo expresas con mayor claridad y cuando tienes buena autoestima no te sientes tan vulnerable.

Tener claridad.

Para poder expresar tus desacuerdos y escuchar los de tu pareja que, si vives en una relación así, es probable que tu pareja te diga que “sí” a cosas que no hace porque decirte que no resulta más costoso.

Debes reconocer que al elegir estar con tu pareja, estás eligiendo estar con todas sus acciones y comportamientos o, en todo caso, no estar si realmente te son tan molestos.

Si algo te ha molestado por tanto tiempo, debiste haber tomado otras decisiones hace mucho tiempo.

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