“Noche Triste”, manoseo de la historia con fines políticos: De Mauleón
Cuando esto se acabe, la gente seguirá usando el hombre que ha tenido por años, fue el colectivo quien se lo dio, afirma el periodista
“Noche Triste”, manoseo de la historia con fines políticos: De Mauleón
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Ciudad de México
Un absoluto despropósito, un manoseo de la historia con fines políticos, así calificó el periodista Héctor de Mauleón al reciente cambio de nombre de “Árbol de la Noche Triste” a “Plaza de la Noche Victoriosa” ordenado por el gobierno de Ciudad de México para el histórico sitio.
Al lugar en donde se ubica la derrota contundente de Hernán Cortés el 30 de julio de 1520 ante los pueblos originarios se le ha dicho siempre “Noche Triste”, afirma el periodista, por que significa la derrota pavorosa que sufrieron los españoles y la pérdida de miles de hombres en la calzada México -Tacuba; compartió en "Así las Cosas" con Gabriela Warkentin y Javier Risco.
Puente de Alvarado, recuerda, es el primer sitio que nombran los españoles, es el nombre más viejo de la Ciudad de México y lo cambian con un propósito absurdo por salto de Alvarado.
Tan legendaria la versión como el decir que Cortés se sentó a llorar, aunque no es difícil imaginar que iba desecho emocionalmente con las pérdidas que había sufrido, comenta.
El periodista señala que ha habido intentos absurdos, como el renombrar las calles con puntos cardinales y números, como Plateros a 1 Norte, en el desbarajuste la gente no sabía ni donde vivía; para adecuarse a una nueva y arbitraria decisión, por lo que el gobierno tuvo que abandonar la iniciativa y las calles retomaron sus nombres.
Los viejos nombres coloniales, señala, fueron cambiados por héroes de ahí la repetición de nombres, sin embargo, en calles como Corregidora la quisieron llamar Zaragoza, pero no funcionó.
Es un sitio ubicado en la memoria, una de las tragedias es que los gobernantes actuaran pensando que las ciudades eran suyas.
Cuando se acabe esto la gente en la memoria seguirá usando el nombre que ha arrastrado por años, fue el colectivo el que le dio el nombre, no los gobernantes.
En el Zócalo hemos visto los cambios, ponen árboles los quitan con esta idea de seguir profundizando la herida de México de separar españoles y mexicas, es profundizar una falta de entendimiento.
Mientras no logremos entender de dónde venimos no sabremos a dónde vamos.
Insistir en fantasías políticamente efectivas y en lugar de aprovechar los 500 años como oportunidad para resarcir esas heridas, retoman el 1860 y la tradición de separación absurda, señala.