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  • 19 ABR 2024, Actualizado 04:42

CON MARTHA DEBAYLE

CON MARTHA DEBAYLE. ¿Cómo sanar a la madre interior?

Para todos aquellos que traen heridas maternas, les vamos a decir, cómo curar a nuestra madre interior

¿Cómo sanar a la madre interior?

¿Cómo sanar a la madre interior? / Getty Images

Mexico City

Aura Medina, psicoterapeuta, instructora de meditación y autora de los libros: “¿Amor o codependencia?”, “Lo que ellos dicen de ellas”, el más reciente “Crea el espacio para el amor”.

Para sanar este aspecto del inconsciente al que llamamos la “la Madre interior” es importante entender que más como mujeres llevamos en nosotras algo nominado por la escritora y facilitadora Bethany Webster como la HERIDA MATERNA.

O, sea “El dolor de ser mujer pasado de generación a generación”

Todos los mecanismos de defensa que aprendimos para lidiar con el dolor de las mujeres de nuestras líneas generacionales.

Aspectos de la herida:

Comparación: nunca sentirnos suficientes

Vergüenza. La sensación constante de que algo está mal en nosotras

Minimizarnos: sentir que tenemos que hacernos pequeñas para ser amadas.

Culpa: Sensación persistente de culpa por querer más que lo que nuestras madres, abuelas tuvieron.

Esta herida se puede manifestar de las siguientes maneras:

No ser tú en su totalidad para no lastimar a otros

Tener una alta tolerancia al trato abusivo de los demás

Cuidar emocionalmente a los demás

Competir compulsivamente contra otras mujeres

Auto Sabotaje

Ser muy rígida y dominante

Condiciones tales como desórdenes alimenticios, depresión y adicciones.

Es la sensación de sentirnos “menos que” que hemos internalizado y ahora pasamos a nuestras hijas.

El Conflicto de las hijas:

Lealtad a mamá y auto inmolación VS realización del potencial y rechazo materno.

ESTEREOTIPOS QUE PERPETUAN LA HERIDA MATERNA

Estereotipos acerca de madres e hijas que frecuentemente perpetúan y exacerban la Herida Materna.

“El único amor incondicional es el de la madre”.

“Mira todo lo que tu madre hizo por ti”. (de otras personas)

“Mi madre sacrificó tanto por mí. Sería terriblemente egoísta de mi parte hacer lo que ella no pudo”.

“Debo lealtad a mamá, sobre todas las cosas. Si la molesto, pensará que no la valoro”.

Ante estas creencias y muchas más, la hija experimenta terror de trabajar en su potencial por el miedo a dejar a la madre detrás-. El miedo a que la madre se sienta amenazada por los sueños y ambiciones de la hija.

EL DOLOR DE LA MADRE

Todas hemos sentido el dolor que nuestras madres llevan. Y tristemente muchas crecemos con la idea de que al menos en parte, somos culpables de ese dolor. Allí reside nuestra gran culpa. Esto cobra sentido al considerar el limitado desarrollo cognitivo de una niña, la cual se ve a si misma como la causa de muchas cosas. Si no reconocemos y trabajamos con esta creencia inconsciente ya de adultas, andaremos por la vida cargándolo y limitándonos como resultado del mismo.

Gran parte de nuestra sanación es entender que NINGÚN NIÑO O NIÑA PUEDE SALVAR A SU MADRE.

No hay sacrificio de la hija, por grande que este sea que puede compensar el precio que quizá tuvo que pagar nuestra madre por sus decisiones, por sus pérdidas, por sus propios sacrificios a lo largo de los años.

Y sin embargo muchas mujeres lo hacen por sus madres durante su niñez: inconscientemente tomar la decisión de no abandonar o traicionar a sus madres por perseguir sus sueños. Al volverse “demasiado exitosas, demasiado inteligentes o demasiado a aventureras”.

Esta decisión infantil se hace desde el amor, la lealtad y una necesidad real de aprobación y apoyo emocional de la madre. Aún las relaciones entre madre e hija más sanas, apoyadoras y amorosas se llevan con algún grado de esta dinámica por simplemente ser mujeres en esta sociedad.

El costo de no sanar la Herida de la Madre es indefinidamente vivir tu vida con:

Una sensación vaga y persistente de “hay algo mal conmigo”.

No vivir tu potencial por miedo al fracaso o a la desaprobación.

Tener límites débiles y un sentido poco claro de quién eres.

No sentirte capaz ni merecedora de crear esa vida que anhelas.

No sentirte segura para tomar tu espacio y hablar tu verdad.

Acomodar tu vida para no “hacer olas”.

Auto sabotearte cuando te acercas al resultado deseado.

Inconscientemente vivir esperando el permiso o la aprobación de mamá para reclamar tu propia vida.

Nuestra madre solo podía amarnos de la manera que podía amarse a ella misma. Nosotras aprendimos a tratarnos de la misma manera que nuestra madre se trató a ella misma, forma que replicó en nosotras.

Nuestra tarea como mujeres es transformar esa madre interna creada a partir de nuestra madre biológica.

Hoy podemos convertirnos en la Madre que hubiéramos necesitado y así cuidar y sanar a nuestra Niña Interior.

SANAR A LA MADRE INTERNA (NUESTRO JUEZ INTERIOR)

Uno de los factores más fuertes que hoy nos mantienen ligadas a la creencia que somos mujeres inadecuadas, incapaces, nunca suficientes es nuestro JUEZ INTERNO. Este es el otro lado de la vergüenza. Y está allí para asegurarse que sigamos los estándares, lineamientos, reglas de nuestros condicionamientos, especialmente de esos que tomamos de MAMÁ. Cuando no lo hacemos, nos llena de miedo y culpa. Esta energía que empuja llega en la forma de voces internas, que pueden ser verbales o simplemente energéticas. Nunca es suficiente a los ojos de este juez interno

Para desarrollar una voz interna saludable, la “guía interna” necesitamos reglas flexibles, estándares razonables que estén en tono con quien somos como individuos, valores basados en el amor, límites firmes pero amorosos y un apoyo contante para aprender a confiar en nosotras. Muy pocas tuvimos esto, pero podemos empezar a dárnoslo a nosotras.

“La Herida Materna no es algo que nos deba avergonzar o que necesitemos evadir. Es una puerta a nuestro poder y potencial totales. No es ultimadamente acerca de tu madre. Es acerca de abrazar tu Ser y tus dones sin vergüenza” Bethany Webster.

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