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  • 29 MAR 2024, Actualizado 09:24

¿Cuándo encontraré a la pareja correcta?

Mario Guerra, psicoterapeuta y tanatólogo, explica cómo saber si le estamos apostando a la persona correcta

¿Cuándo encontraré a la pareja correcta?

¿Cuándo encontraré a la pareja correcta?

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México

Al apostar toda la felicidad a una relación, es natural preguntarse si se está haciendo la elección más adecuada o, en el peor de los casos, se tendrá la idea que hay una persona correcta ahí afuera que hay que encontrar para ser felices.

¿Dónde buscan (o encuentran) las personas a una pareja?

  • Trabajo o Escuela 38%
  • Por medio de un amigo o conocido 34%
  • Lugar de reunión (antro, restaurante, bar, fiesta, etc) 13%
  • Servicios especializados Online 3% (Sitios y apps)
  • Por casualidad (en la calle, de coche a coche, etc) 1%
  • Vecinos 1%
  • Gimnasio 1%

Dos formas de abordar el tema de la búsqueda de pareja.

A. Conocer y salir con varias personas para incrementar las probabilidades de elegir una buena pareja entre varios candidatos. Es tener una idea de lo que se quiere, conocer y comparar.

B. Esperar a que llegue o encontrar la persona “correcta”.

Es tener, o no, una idea de lo que se quiere y esperar las señales que indiquen que esa persona es “the one”.

¿Qué nos dice la ciencia?

El Dr. Eli Finkel, de la Northwestern University, y cols., publican el resultado de su estudio en el Current Directions in Psychological Science en el 2015 en donde señalan que el primer abordaje, la opción “A”, “Saber, conocer y comparar” suele ser el que da mejores resultados para encontrar pareja de largo plazo.

El problema es cuando se combinan ambos métodos; es decir, se “Sabe lo que se quiere, se conoce gente, pero no se comparan, sino que se esperan las señales que marquen a la persona predestinada”.

Por supuesto que no conocer, no comparar y sólo esperar; es decir, la opción “B”, es aún peor.

Todo depende de lo que se busca

Si lo que quieres es llegar de un punto “A” al punto “G”, quizá pedir un Uber desde una App es buena idea. Total, es un viaje que durará algunos minutos. Esto se compara a sólo buscar sexo.

Si lo que quieres es comprar un auto que te saque del apuro del doble no circula, entonces te compras uno no tan nuevo, no te pones tan exigente y sales del paso. Esto es como buscar sólo salir con alguien en plan de Free.

Pero si lo que quieres es comprar un buen auto, entonces miras cuáles son tus necesidades, qué modelos encajan con ellas y buscas la mejor relación costo - beneficio. Esto sería buscar una relación de largo plazo.

Claro, hay quien se compra un coche sólo porque le gusta la carrocería o se dejó seducir por la publicidad; porque al final no tenía tan claro lo que quería.

¿Cuál puede ser el propósito de una relación de largo plazo?

El Dr. Finkel afirma que muchas personas creen que los matrimonios “de antes” eran mejores que los de ahora, pero en realidad el propósito de las relaciones de pareja ha cambiado así:

a. De ayudar a las personas a alcanzar sus metas sociales, laborales o económicas

b. A facilitar que las personas alcanzaran sus metas de intimidad y pasión.

c. A finalmente ayudar a alcanzar sus metas de crecimiento personal y autonomía al lado de una persona que busque lo mismo.

El mismo Dr. Finkel dice que muchas personas se quedaron atoradas en los modelos a) o b), pero que aquellas parejas que viven bajo el modelo c) llegan a ser incluso más felices que las más felices parejas “de antes”.

El problema de las opciones (los extremos no son buenos)

El estudio de referencia señala que teniendo muy pocas opciones, o demasiadas, es más probable elegir a una persona inadecuada para nosotros.

Muy pocas no te permite conocer y comparar.

Demasiadas (como lugares de citas on-line) te confunde.

El dilema de la estación de trenes

Imaginemos a una persona que está en una estación de trenes esperando al que le llevará a la tierra prometida; es decir, al que represente a la pareja que comparta sus creencias más profundas y que sea su “alma gemela”. Alguien que sea bueno, confiable y comprometido y que le complete como persona.

Pero como no hay método que te haga saber si una persona es todo eso a primera vista, entonces dudas cuál es el “tren correcto” o si en el que te subas es el que te va a llevar a donde quieres. Entonces vas dejando pasar trenes, esperando que uno traiga un letrero que diga “Y vivieron felices para siempre”.

La duda viene así: Si me subo a este tren que viene y no es, entonces mientras voy en ese, el bueno se me puede ir. Pero si estoy esperando y dejo pasar este, qué tal que sí es el bueno y entonces sí que “ya me dejó el tren”.

A esta duda se le suma una disonancia: Por un lado la persona cree que el destino no puede fallarle y que la vida la dará la señal cuando llegue el tren correcto. Pero, por el otro, la persona siente que está dejando escapar oportunidades y que el tiempo se le va.

La cereza del pastel son las preguntas que rondan por la cabeza mientras se dejan pasar trenes por la vía, mientras muchas otras personas suben y bajan y parecen muy felices con sus vidas:

¿Qué tal si me subo al tren equivocado?; ¿Estoy en la estación correcta?; ¿Y si el bueno ya se fué hace rato?; ¿Cuánto tiempo debo estar en un tren antes de saber si es o no el adecuado?, ¿Y cómo voy a saber eso?; ¿Qué tal si me bajo del tren y cuando lo haga me doy cuenta que era el bueno?

¿Entonces cuál es el problema y cómo solucionarlo?

El problema es que creemos que hay una persona correcta o que si conocemos a alguien adecuado, tengamos la idea que puede haber otro más adecuado que este, que al no ser alguien perfecto, deja la venta abierta para buscar a alguien mejor y así hasta el final de los tiempos.

Para saber quién es la mejor persona para nosotros, tendríamos que conocer a cada persona del mundo y entonces decidir.

Pero suponiendo que lo hiciéramos, de todas esas, sólo al 10% le vamos a parecer nosotros una persona correcta para sí mismo.

La solución es quedarte con una persona que te parezca buena, que tenga metas comunes a las tuyas en crecimiento personal, que no se estanque, que se parezca a lo que más te gusta de ti y que compartan en lo posible creencias y valores fundamentales.

Una vez que encuentres a alguien así, ¿podrías encontrar a alguien mejor? Claro, pero la ciencia recomienda que te quedes con lo bueno y abandones la idea de lo “mejor”, si realmente quieres ser feliz.

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