Trump siembra la discordia al reconocer Jerusalén como capital de Israel
El presidente de EE UU rompe con décadas de política exterior estadounidense. La Casa Blanca intenta amortiguar la reacción palestina y señala que la mudanza de la embajada tardará años
El viento de la ira vuelve a amenazar Oriente Próximo. En un gesto tan simbólico como demoledor, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reconocido hoy a la milenaria Jerusalén como capital de Israel y ordenado un plan para trasladar ahí su embajada. Aunque la mudanza tardará años y puede que nunca se materialice, la altisonante proclamación rompe con décadas de política exterior norteamericanay abre un ciclo sombrío para las agónicas negociaciones de paz entre israelíes y palestinos. “Es el corazón de las más exitosas democracias del mundo, un lugar donde judíos, musulmanes y cristianos pueden vivir según sus creencias”, afirmó desde la Casa Blanca.
Trump ha vuelto a actuar de espaldas al mundo. Salvo Rusia, que ya aceptó a principios de años la capitalidad de Jerusalén, Europa, China, las grandes potencias musulmanas e incluso el Papa han alertado del volcán que está a punto de entrar en erupción. “Hago un fuerte llamamiento para que todos respeten el statu quo de la ciudad, de conformidad con las resoluciones pertinentes de la ONU”, ha dicho Francisco. “Esto es un disparate de dimensiones históricas que amenaza a toda la región”, ha sentenciado el exdirector de la CIA John Brennan (2013-2017).