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  • 24 DIC 2025, Actualizado 08:49

Así se vivió el México-Croacia en el DF

Del Zócalo los aficionados se trasladaron al Ángel de la independencia en una celebración que continuó al ocultarse el sol

Así se vivió el México-Croacia en el DF

Por: David Galván. México.- Ni siquiera la amenaza de lluvia o un cielo nublado en su totalidad desalentaron este lunes a la afición reunida en el Zócalo capitalino para formar parte de lo que ya se anticipaba como una fiesta para la clasificación a la segunda ronda de la selección nacional de futbol en el marco de la Copa Mundial de Brasil. Previo al partido incluso Tláloc quiso ser partícipe de toda esta efusividad con un impresionante trueno que coincidió con las últimas notas de nuestro himno nacional. Por su parte, y ataviados en gran parte con playeras del equipo mexicano, el contingente de fanáticos al deporte de las patadas portaba pelucas tricolor, máscaras, bigotes y sombrero, e incluso se mostraba orgullo el lábaro patrio, ondeándolo con un soporte de madera o a manera de capa. En medio del nerviosismo que hacía presa de los presentes a cada llegada de Croacia, las emociones se despertaron de golpe cuando tuvo que ahogarse el grito de gol al minuto 17. Los capitalinos vieron en la pantalla gigante dispuesta por el Gobierno del Distrito Federal un tiro de larga distancia estrellarse contra el travesaño de la meta que resguardaba el portero croata. Los siguientes momentos del partido fueron también de incesante estrés en el ir y venir de la pelota, y en medio de todo esto, los asistentes buscaban apagar el nerviosismo con chispazos de alegría, como la tradicional rechifla al minuto 17 derivada de las fallas del sonido. Vino el minuto 36 del encuentro y la lluvia hizo correr a refugiarse a todo aquel sector del público que no encontraba mejor manera para protegerse del agua que refugiarse en los arcos del Antiguo Palacio del Ayuntamiento. Entrado el segundo tiempo y una vez que el agua dio tregua a los espectadores, la plancha del Zócalo volvió a poblarse para presenciar, al minuto 71, la primera anotación por parte del defensa Rafael Márquez. Así estalló el júbilo acumulado en más de medio tiempo de comerse las uñas, llegó la alegría de ponerse arriba en el marcador, así como la esperanza de pensar en un pronóstico aún más favorable, en un marcador más abultado. Cuando las sonrías ya no cabían en el rostro de los mexicanos y la batucada había encantado los pies de más de un aficionado que se acercaba con destreza a mostrar sus pasos de baile a quienes rodeaban los tambores, llegó el segundo gol, ahora por conducto de Andrés Guardado, que hizo detonar de nueva cuenta los gritos, y puso en el aire de nueva cuenta la más lejana ensoñación de los seguidores. Después vino Javier, el famoso ‘Chicharito’ Hernández, para poner punto final a las aspiraciones de los rivales europeos al minuto 81, pese a los pronósticos de los especialistas y a pesar de ese gol de la honra que logró batir la portería de Memo Ochoa y que fue seguida de un silencio sepulcral por parte de la audiencia de la Plaza de la Constitución. Sin embargo, al sonido del silbatazo final, regresó la voz de los presentes, y con ella los cánticos, que fueron seguidos de besos a la novia, de abrazos con el hermano, del ‘zape’ amistoso al compañero de oficina, del baile sin ritmo pero con mucho ímpetu, del ‘canta y no llores’. A este momento siguió la marcha del festejo, esa manda de los mexicanos que en la capital del país que obliga, religiosamente, a dirigirse al Ángel de la Independencia cuando viene el triunfo deportivo. Y es que un 3 a 1 no era para menos, así que pese a la saturación en la calle de Madero y aledañas, el cortejo se abrió paso hacia Reforma para tomar las calles y llegar a la parada oficial. Cerca de 5 horas duraron los festejos, y es que los más de 60 mil habitantes de la ciudad reunidos en la columna de la Independencia requirieron reforzar el operativo que ya de por sí había dispuesto la Secretaría de Seguridad Pública capitalina con casi 2 mil 250 elementos de distintas corporaciones. Y es que nada parecía poder fin a la alegría que embargaba a la multitud que gritaba, tomaba fotos, lanzaba espuma, derramaba lágrimas, daba tragos a su botella en plena vía pública, se colgaba de los semáforos y recurría a la pirotecnia. Solamente la intervención dios de la lluvia pudo erradicar a quienes deseaban extender la fiesta del fin de semana al primer día de la semana laboral y hasta el segundo de ser posible. Así que ahuyentados por el fuerte aguacero y resguardándose en sus banderas, se vio partir, cerca de las 9:30 de la noche, a los últimos aficionados, para reabrir la circulación vehicular a la espera de otra pronta celebración que pudiera darse tras el partido del día domingo en octavos de final, contra el equipo de Holanda. Y que el sueño siga.  

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