Haití está por reventar
Hay rapiña, réplicas, reclamos, insalubridad y una serie de condiciones que elevan el caos en la isla caribeña
Haití está por reventar
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Por David AponteEnviado EspecialPuerto Príncipe.- La ciudad frente al mar está por reventar. Los rostros desesperados de los adolescentes clamaron por comida. "Tengo mucha hambre", lanzaba un muchacho en un lote baldío que sirve como refugio a decenas de familias que han perdido su techo. Las mujeres cocinaban trozos de plátanos verdes y arroz aguado
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Otros prefirieron arrebatar lo que creen que necesitan, lo que creen que les pertenece: jóvenes treparon entre las ruinas de una bodega del centro de la ciudad, rascaron entre las piedras, tomaron el botín y lo arrojaron sobre la enardecida multitud, que clamaba por los artículos que vienen del saqueo, lo mismo una pasta de dientes, cajas con medicinas o cuadros con fotos de hermosas rubias
Jackson, hombre de 40 años, miraba a la multitud que, voraz, se arrojaba sobre los productos que brincaban de las cajas. “No entiendo por qué el gobierno no hace nada, no entiendo por qué la policía no hace nada. Tenemos un gobierno débil", lamentaba. Cascos Azules de Brasil pasaban por la escena del saqueo y mantuvieron su ruta. Otros haitianos custodiaban con palos y machetes un camión con mercancías
Una fuerte réplica vespertina del terremoto provocó angustia entre la población. Otra vez la pesadilla del martes; el movimiento no tuvo consecuencias
El centro de Haití ardió en furia: el desplomado edificio del Ministerio de Justicia estuvo en llamas, y hombres desafiaron a los Cascos Azules que pasaron frente a las construcciones saqueadas, viejos inmuebles colapsados que convivían con el Mercado Central. Algunos cuerpos habían sido calcinados en esa zona
El saqueo también se convirtió en rapiña: otros inmuebles destruidos sirvieron para la pepena de cualquier artículo del hogar que se encuentre a salvo. Frente a todos, cuatro muchachos desmontaron un motor y robaron las llantas de autos que salían de entre las ruinas
Un brigadista de Costa Rica dijo que sólo ha recibido reclamos de la gente: "Ellos no quieren rescates; buscan comida", expresó frente a una construcción de la calle Jean Jacques Dessalines. No se sentía seguro en el sector ocho de la ciudad
La jornada comenzó con la repatriación de la familia mexicana Sánchez Ortiz, con sus dos pequeñas. El gobierno mexicano ha enviado a 16 connacionales a territorio nacional. Farida, la madre, dijo que quiere mucho a este país, pero no hay condiciones de sanidad para sus hijas. "Los cadáveres siguen en las calles", argumentó antes de partir
Algunos de los cuerpos son levantados con trascabos para arrojarlos a fosas comunes en barrios de la zona alta. Otros recibieron al menos una plegaria de sus familiares y vecinos para luego ponerlos junto a los desconocidos. La limpieza comenzó, pero hay miles de muertos entre los escombros de la ciudad. Los habitantes de colonias populares usaron pedacitos de cáscara de naranja con unas gotitas de aguardiente para colocarlos en sus fosas nasales, como un alivio frente a la pestilencia. De hecho, las labores de rescate parecieron inútiles y los edificios y casas son un gran cementerio. Brigadistas rusos pasaron sus perros por la escuela primaria y secundaria Little Place of Cazo y los canes no encontraron rastros de seres humanos vivos. Las horas de sobrevivencia han llegado al límite. "No hay nada que hacer", dijo el oficial Eugeniy Plotnikov. Padres de familia, con las credenciales escolares de sus hijos, miraron como se alejaron los extranjeros. Lo hicieron sin derramar lágrimas. ¿Acaso este país no sabe llorar?En otro sitio de la ciudad, el equipo de brigadistas mexicanos “Topos”, Marina y Policía Federal, lucharon todo el día para sacar de entre las piedras al profesor Patrick Alisson, del edificio de de la Universidad Saint Gerard. Una de sus piernas estaba atrapada entre cientos de toneladas de concreto. La rescatista Martha Cienfuegos, hija del “Topo Mayor”, Carlos Morales Cienfuegos, dijo que el muchacho estaba atrapado entre decenas de cadáveres. El comandante de la Unidad de Rescate de la Policía Federal, Eduardo Lledias, informó que han rescatado a ocho muchachos de este edificio. El tiempo se agota en esta ciudad, donde el caos se ha instalado frente a las narices de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití
La línea entre la vida y la muerte ha llegado al límite. Una mujer clamó en las calles por su hija Renné, de cuatro años, que quedó atrapada entre los escombros de la casa. Llevaba una credencial y la foto de la niña. Se plantó frente a la brigada de mexicanos pero no sabía cómo explicar su tragedia
La noche llegó a Puerto Príncipe y una pipa de agua pretendió aliviar la sed en una colonia cercana al aeropuerto. Hombres y mujeres se arremolinaron con sus cubetas y bidones y gritaron para que les llenaran sus recipientes
La ciudad frente al mar parece que está por reventar.