Se reelige Lula en Brasil
El presidente Luiz Inacio Lula da Silva conquistó un nuevo mandato para comandar Brasil hasta el año 2010, al derrotar a su rival socialdemócrata Geraldo Alckmin con una avalancha de 57 millones de votos.
Brasilia, Brasil, octubre 29, 2006.- El presidente Luiz Inacio Lula da Silva conquistó un nuevo mandato para comandar Brasil hasta el año 2010, al derrotar a su rival socialdemócrata Geraldo Alckmin con una avalancha de 57 millones de votos.
"El candidato Lula da Silva está reelecto", anunció el presidente del Tribunal Supremo Electoral, Marco Aurelio de Mello, al encomiar la rapidez del escrutinio y el anuncio de los resultados a las 19:30 (21:30 GMT), dos horas antes de lo previsto.
Una fiesta gigantesca se preparaba para celebrar su triunfo en la Avenida Paulista, en Sao Paulo, el corazón económico y financiero de Brasil.
Con el 98,16% de los votos escrutados por el sistema electrónico del tribunal, Lula había obtenido 57 millopnes 252 mil 960 votos, 60,78%; Alckmin recibía 36millones 949 mil 440 de votos, o el 39.22%.
Restaban por escrutar sólo 2 millones 314 mil 293 votos, lo que confirmaba la victoria de Lula como una realidad matemática irreversible pues contaba con 21 millones de votos más que su rival.
Lula no había conseguido vencer de manera definitiva a Alckmin en la primera vuelta, el 1ro de este mes, cuando sólo obtuvo el 48% de los votos, menos a la mitad los requeridos por la ley electoral para consagrarse vencedor inmediato.
Pero en las semanas que siguieron hasta este domingo, Lula y sus estrategas arrinconaron a Alckmin y su partido socialdemócrata con las comparaciones entre lo logrado por su gobierno en cuatro años y los resultados del que durante ocho años presidió Fernando Henrique Cardoso, hasta 2002.
Lula salía en ventaja sobre todo con sus programas sociales, que permitieron sacar a millones de la pobreza extrema y le granjearon un apoyo decisivo en las regiones del noreste y norte, donde se concentran los mayores bolsones de pobreza de Brasil.
Ese apoyo fue una coraza que protegió a Lula de las denuncias de corrupción que asolaron a su gobierno y despojaron a su Partido de los Trabajadores (PT) de la imagen de abanderado de la ética que había proclamado durante los 20 años en que fue oposición.
Los estrategas de Lula consiguieron también calar en el electorado la imagen de un Alckmin privatizador, y lo pusieron a la defensiva a lo largo de las cuatro semanas que precedieron a esta elección.
Con esa imagen de Alckmin, atrajeron los votos "pródigos" de la izquierda más radical que se había separado o había sido expulsada del partido de Lula por reclamarle coherencia con sus principios izquierdistas originales.
Igualmente, al apropiarse de la esencia del programa económico socialdemócrata - la disciplina fiscal y el combate a la inflación - la campaña de Lula debilitó el discurso de Alckmin que poco o nada novedoso pudo ofrecer, salvo la insistencia en los escándalos de los que fueron acusados muchos colaboradores de Lula.
De ese manera, las encuestas de las últimas semanas fueron mostrando una migración hacia Lula de votos provenientes de los segmentos del "Brasil rico", que en el primer turno había sido bastión del candidato socialdemócrata.
De acuerdo a esas muestras, Lula sólo no conquistó votos en el estrecho círculo de los sectores más ricos y más educados de Brasil, pero Alckmin, en contrapartida, no consiguió penetrar en ninguna de las trincheras de votantes de Lula.
"La gente votó por Lula por varias razones", dijo Alexandre Barros, analista de Early Warning, en Brasilia. "Primero, porque está satisfecha con la manera en que están las cosas. Segundo, porque no había evidencia alguna que vinculase a Lula con ningún escándalo. Y tercero, porque demostró que era un candidato más coherente que Alckmin".
Antes de ser conocida su victoria, Lula había comenzado a tender puentes hacia sus opositores en procura de garantizarse gobernabilidad.
"Quiero conversar con todos los partidos políticos, del gobierno y de la oposición, y con los gobernadores de estado", dijo tras votar en la ciudadela industrial de Sao Bernardo do Campo, su cuna política.
"Yo debo comenzar a gobernar Brasil otra vez desde mañana y vamos a tejer las alianzas necesarias para que las personas tengan tranquilidad y para aprobar los grandes proyectos que Brasil necesita", dijo.
La urgencia de Lula no era precipitada y muchos analistas la compartían.
"El segundo mandato de Lula será más difícil que el primero", dijo David Fleischer, analista político de la Universidad de Brasilia. "En 2003 contaba con entusiasmo de quienes votaron por él pues era el primer presidente obrero de Brasil. Ahora tendrá que negociar mucho".