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  • 29 DIC 2025, Actualizado 16:13

Humo negro en la primera votación del Cónclave para elegir al nuevo Papa

Con un espeso humo negro se saldó este lunes la primera jornada del Cónclave, en el que 115 cardenales elegirán al Papa que guiará a los mil 100 millones de católicos de todo el mundo en los albores del tercer milenio.

Ciudad del Vaticano, 18 de abril, 2005.- Con un espeso humo negro se saldó este lunes la primera jornada del Cónclave, en el que 115 cardenales elegirán al papa que guiará a los 1.100 millones de católicos de todo el mundo en los albores del tercer milenio.

Unas 20 mil personas se congregaron en la plaza de San Pedro para asistir en directo a la 'fumata' que anunció el resultado negativo de la primera votación de los purpurados clausurados por la tarde en la Capilla Sixtina.

La fumata, prevista inicialmente hacia las 19:00 horas, se hizo esperar 60 largos minutos, durante los cuales el reloj de la basílica vaticana estremeció a los presentes cada vez que tocaba las horas.

Pues este año por primera vez, las campanas de San Pedro repicarán al mismo tiempo que el humo blanco anuncie la elección del nuevo papa.

Después de una noche de descanso en la Casa Santa Marta, donde se alojarán mientras dure esta reunión crucial para el futuro de la Iglesia Católica, los purpurados regresarán el martes a las 09:00 horas a la Capilla Sixtina para las dos votaciones matutinas, que concluirán con una nueva fumata.

El nuevo papa será elegido por una mayoría de dos tercios de los electores, es decir, 77 votos de 115, pero a partir de 34 votaciones, el Cónclave podrá recurrir a otros sistemas más rápidos.

Las puertas de la majestuosa Capilla Sixtina se cerraron a las 17:23 horas dando oficialmente inicio al Cónclave, periodo durante el cual los purpurados permanecen aislados del mundo para elegir al jefe de la Iglesia.

Previamente, los 115 purpurados desfilaron con sus paramentos color púrpura y blanco desde el Aula de las Bendiciones al ritmo de una letanía en la que se encomendaron a todos los santos para que les iluminen en esta trascendental responsabilidad.

A partir de ahora, su única comunicación con el exterior será a través del humo que saldrá de la chimenea dos veces al día, la primera hacia las 12:00 y la última alrededor de las 19:00 (local).

La jornada, conforme a un cargado ritual secular, se inició con la misa matutina "Pro eligendo Pontifice" en San Pedro, concelebrada por los cardenales electores de 52 países de los cinco continentes.

El decano de los cardenales, el alemán Joseph Ratzinger, abrió la ceremonia pidiéndole a Dios que conceda a los católicos "un pontífice aceptado por su santidad y enteramente dedicado al servicio de su pueblo".

En la homilía, que algunos expertos interpretaron como un claro mensaje electoral, Ratzinger, jefe de filas de los conservadores, pidió al futuro papa que defienda la doctrina de la Iglesia contra la "dictadura del relativismo".

"Tener una fe clara, según el Credo de la Iglesia, es con frecuencia etiquetado de fundamentalismo. Mientras el relativismo, es decir, el dejarse llevar de aquí para allá por cualquier viento de doctrina, aparece como la única actitud a la altura de los tiempos modernos", aseguró el cardenal ante los fieles y religiosos que abarrotaban la nave central del templo.

Ante la incógnita del nombre del futuro pontífice, el único papable africano, el nigeriano Francis Arinze, aseguró en vísperas del Cónclave que "Dios no tiene ninguna duda sobre el nuevo Papa. Las dudas las tenemos nosotros. Oremos por tanto para que los cardenales puedan identificar la voluntad de Dios", afirmó.

Hasta ahora, el "dogmático" Ratzinger, uno de los únicos dos cardenales que ya participaron en la elección del difunto Papa, se presenta como uno de los candidatos con más apoyos, aunque también tiene numerosos detractores.

Otro favorito es el arzobispo de Milán, Dionigi Tettamanzi, respaldado por el bloque "reformista" que lidera el purpurado italiano Carlo Maria Martini, descartado de los papables por enfermedad.

Si ninguna de estas opciones triunfa, podría significar la gran oportunidad para algún latinoamericano, con una elección inesperada como ocurrió en 1978 con el entonces desconocido cardenal polaco Karol Wojtyla.

Una vez elegido papa, el protodiácono chileno Jorge Arturo Medina Estévez se encargará de presentarlo al mundo desde el balcón de la basílica vaticana con la ancestral fórmula "Habemus Papam".

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