¿Pareja o Rival? – Competencia o rivalidad en la pareja
¿Qué tan destructivo puedes ser en una relación?
En entrevista con Martha Debayle en W, Mario Guerra: Tanatólogo, conferencista y Business Coach
TW: @marioguerra // Web: www.marioguerra.mx // FB: Mario Guerra
La competencia en logros dentro de una relación de pareja puede incentivar la motivación y el crecimiento mutuo cuando ambos miran para el mismo lado. La cosa cambia cuando empiezan a competir uno contra el otro, porque podrían entonces estar en las puertas de la destructiva rivalidad. ¿Es lo mismo competir que rivalizar? ¿Qué tan destructivo puede ser esto para una relación?
¿Las parejas compiten naturalmente entre sí?
• Es normal que en algunas parejas se dé cierto nivel de competencia.
• Esto puede pasar por diferencias en habilidades, logros, ingresos, roles y hasta en cosas más personales, como la apariencia o el éxito en la vida social. La intensidad de la competencia puede variar, y a veces puede ser algo bueno, siempre y cuando se maneje de la manera adecuada.
o Claro, no todas las parejas compiten entre sí, y hay algunas en las que prima la colaboración y el apoyo mutuo. La frecuencia y la forma en que se da la competencia en una relación dependen de la personalidad, sus historias personales y familiares y sus metas en la relación.
¿Por qué compiten las parejas?
• Si bien como especie tenemos una tendencia natural a cooperar, en lo individual cada uno tiene una inclinación a competir para obtener más recursos, reconocimiento y respeto, si se es el “líder” del sistema.
• Esto incrementa el deseo de poder, que es la habilidad de imponer la voluntad sobre el otro e influir y controlar sus conductas.
El poder en la relación de pareja se puede ejercer de muchas maneras:
o Poder socioeconómico: Si uno tiene más dinero, propiedades, prestigio, inteligencia, popularidad, etc.
o Poder operativo: Quién tiene más autoridad sobre los hijos, habilidad para resolver conflictos o ser buen administrador de recursos.
o Poder afectivo: Amor, reconocimiento, necesidad del otro, necesidad de compañía, una familia integrada, que los hijos lo prefieran.
o Poder sexual: Quien regula la intensidad, frecuencia y disfrute en las relaciones sexuales.
• También los cambios en los roles de género han ocasionado el aumento de la competencia en las parejas.
o En décadas pasadas, los roles absolutamente definidos y diferenciados entre los sexos permitieron que no hubiera tantos espacios de conflicto.
o En la actualidad, estos roles son intercambiables, pero en sociedades machistas no se acepta esto y se ve a la mujer como rival y, por lo tanto, una amenaza.
¿Cómo se gana el poder dentro de una relación?
• Pero una cosa es tener poder y otra los medios para hacerse de él. En este sentido podemos encontrar diferentes estratagemas para lograrlo:
o Teoría de los recursos: El poder favorece a quien aporte mejores o mayores recursos a la relación.
o Teoría del cambio: El cónyuge que más fácilmente podría rehacer su vida con una pareja igual o mejor tiene más poder.
o Poder de experto: El que tiene más formación, experiencia o edad que el otro.
o Poder coercitivo: Uno puede “castigar” al otro si no se somete.
o Poder legitimado: El que se otorga por norma cultural o social sin tener que ganarlo, como los hombres en una sociedad patriarcal.
o El principio del menor interés: El cónyuge menos enamorado es el que tiene mayor poder.
¿Es lo mismo competencia que rivalidad?
• En la competencia, uno aspira a obtener la misma cosa que el otro (en este caso, poder) y suelen haber “reglas”.
• En la rivalidad, los rivales van a tratar de anularse (eliminarse) el uno al otro. La rivalidad no tiene reglas y puede ser muy destructiva. Por ejemplo cuando se usa el sabotaje:
• Formas de sabotaje en la rivalidad.
o Impedir el desarrollo (estudio, carrera, etc.), restringiendo recursos como dinero, tiempo o incrementando las responsabilidades del otro para que no tenga tiempo.
o Devaluación de la persona, minimizando sus logros o la complejidad de lo que hace. Ridiculizando sus proyectos haciéndolos ver como infantiles, fantasiosos o de poco valor.
o Golpeando en donde más duele (golpes bajos), resaltando la incapacidad de manutención, problemas de potencia o deseo sexual, cuestionando la capacidad parental, la familia o condición de origen o hasta el aspecto físico.
o Quitar la esperanza, pronosticando malos resultados, posibles crisis o eventualidades catastróficas ante los proyectos del otro.
Desmotivando y magnificando riesgos de emprender tal o cual acción.
¿Por qué alguien rivalizaría con su pareja?
• Si bien no es saludable rivalizar, muchos lo hacen continuamente dentro de su relación. Esto puede ser causado por:
o Personalidad: Personas egoístas e inseguras (el poder les satisface y tranquiliza). Hay una gran necesidad de ganar para demostrar.
o Aprendizajes de la infancia: Si uno creció en una familia donde los padres competían entre sí, es posible que adopte comportamientos similares en su propia relación..
o Presiones y expectativas sociales y familiares, donde se espera que el hombre sea el proveedor y cabeza de familia, por ejemplo. O simplemente cuando la familia empuja a “no dejarse mandar” por la pareja (que es una forma velada de decir, “sométela tú”).
o La influencia de la comunicación y la conexión emocional: La falta de comunicación efectiva y empatía en la pareja puede exacerbar la competencia. Si no se expresan los sentimientos y necesidades, es posible que se interpreten mal las acciones del otro y se perciban como intentos de competir.
Las dificultades para expresar emociones y vulnerabilidad también pueden contribuir a la competitividad, ya que ambos miembros de la pareja pueden sentir la necesidad de "protegerse" y demostrar su valía a través de la competencia.
¿Cómo afecta la competitividad en las relaciones de pareja?
• En cierta medida, una competencia saludable dentro de una relación de pareja puede ser beneficiosa, ya que puede incentivar a ambos a crecer, mejorar y alcanzar sus metas personales. Sin embargo, es importante que esta competencia se base en el apoyo mutuo y la motivación, en lugar de provocar rivalidad o resentimiento.
• Efectos negativos:
o La competencia constante puede generar desgaste emocional, estrés y frustración en la relación. Esto puede llevar a la desconexión emocional y la pérdida de intimidad entre la pareja.
o El resentimiento y los conflictos pueden surgir cuando la competencia se convierte en el enfoque principal de la relación. Ambos miembros pueden sentir que no son apoyados o valorados, lo que puede erosionar la confianza y el amor.
• Efectos positivos:
o La competencia puede estimular el crecimiento y desarrollo personal, alentando a cada miembro de la pareja a esforzarse y mejorar en diferentes áreas de la vida.
o Enfrentar desafíos juntos y superar obstáculos puede fortalecer la relación y fomentar una mayor conexión emocional.
o La competencia también puede promover la igualdad y la colaboración en la pareja, alentando a ambos miembros a contribuir y aportar al bienestar de la relación.
¿Qué hacer para evitar la competencia y rivalidad en la pareja?
• Establecer metas y objetivos comunes:
o Fomentar la colaboración y el apoyo mutuo al establecer metas y objetivos que ambos miembros de la pareja quieran alcanzar juntos. Esto puede ayudar a cambiar el enfoque de la competencia a la cooperación.
• Fortalecer la comunicación y la empatía:
o Practicar la escucha activa y expresar emociones de forma asertiva para comprender mejor las necesidades y deseos del otro. La empatía y la comunicación abierta pueden ayudar a disipar la competencia y fomentar un ambiente de apoyo en la relación.
• Fomentar la autoestima y la seguridad en uno mismo:
o Trabajar en el crecimiento personal y el autoconocimiento para reducir la necesidad de competir. Al mejorar la autoestima y la seguridad en uno mismo, es menos probable que se busque validación a través de la competencia con la pareja.
• Establecer negociaciones y acuerdos.
o No amenazar al otro con aquello que sabemos más necesita de nosotros ni usar el chantaje como arma.
o Manifestar claramente que no se tiene la intención de dominar o controlar al otro.
o Establecer un esquema del “mejor acuerdo posible” en donde la mayoría de las necesidades de cada uno estén satisfechas dentro de la relación y balancear el péndulo para cooperar hacia adentro y competir hacia afuera.
o Realinear el poder en la pareja y establecer un co-liderazgo, pero esto requiere flexibilidad, confianza en el otro, humildad, honestidad y apertura.
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