"Indigna y duele asesinato de sacerdotes jesuitas"
Los cuerpos de Javier Campos y Joaquín Mora fueron sustraídos por sicarios del templo de Cerocahui
"Indigna y duele asesinato de sacerdotes jesuitas"
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Chihuahua
La presencia del crimen organizado ha existido desde siempre en la zona, afirma el académico y analista Rubén Aguilar, quien afirma que indigna y duele el asesinato de sus compañeros Javier Campos y Joaquín Mora.
Los hechos ocurrieron en la comunidad de Cerocahui, Chihuahua en donde advierte Aguilar siempre ha existido la presencia del crimen organizado, en esta ocasión fue un ataque contra dos miembros de la comunidad, por dar asistencia a un hombre que llegó herido por los hombres que le perseguían, mismos que dispararon contra los sacerdotes.
El académico externó su tristeza por el asesinato de dos personas importantes en una comunidad establecida desde el siglo XVII en la zona rarámurí en donde la atención a las comunidades indígenas es su principal encomienda, la lucha por los derechos humanos, así como el fortalecimiento y desarrollo de dichas comunidades.
Sin embargo, dijo la violencia se ha desatado por el narco que busca la explotación de madera y es ayudada por la Guardia Nacional para su trasiego por Sinaloa.
La ciudad de Cerocahui detalla es una zona cercana a la Barranca del Cobre y su parroquia data de inicios del siglo XX, base de los sacerdotes que tenían más de 40 años realizando labores para las diversas comunidades cercanas por lo que exigió que su muerte no pase desapercibida.
Por su parte el sacerdote jesuita, Hernán Quezada, detalló que el hombre que buscaba escapar de los sicarios llegó al templo para resguardarse, fue entonces cuando ambos sacerdotes fueron asesinados y sus cuerpos desaparecidos, lo que hace más amargo el momento para la comunidad.
Dijo se buscará que a nivel federales y estatal resguardar la seguridad del equipo, pues Cerocahui es una zona complicada y convulsa debido a la presencia del crimen organizado y el trabajo de conciliación de los sacerdotes los expone a enfrentar cada día la crisis de violencia.
La comunidad jesuita dijo, brinda asistencia desde la clínica en donde se da atención a menores con desnutrición, promoción social, educación, además del trabajo pastoral.
Añadió que Javier y Joaquín tenían décadas de trabajo en la comunidad a la que amaban profundamente por lo que lamenta desconocer el paradero de sus cuerpos.