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  • 28 MAR 2024, Actualizado 17:54

CON MARTHA DEBAYLE

CON MARTHA DEBAYLE. ¿Tienes ansiedad de alto funcionamiento y no lo sabes?

Si son activos y siempre están moviéndose, creando, pensando cosas, y no pueden parar, ¿se han preguntado si lo suyo es resultado de la ansiedad?

¿Tienes ansiedad de alto funcionamiento y no lo sabes?

¿Tienes ansiedad de alto funcionamiento y no lo sabes?

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Ciudad de México

Mario Guerra, tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta.

La ansiedad es algo que muchas veces no se quiere reconocer y otras veces se disfraza de otra cosa y se esconde hasta de nosotros. Pero sus efectos en nuestra salud física y mental pueden ser muy reales. Este es el caso de la ansiedad de alto funcionamiento. Si eres una persona muy activa y que siempre está creando, ¿te has preguntado si lo tuyo pudiera ser resultado de la ansiedad?

¿De qué tipo de ansiedad hablamos acá?

De la ansiedad de alta funcionalidad o alto desempeño.

Cuando pensamos en ansiedad nos viene a la mente alguien teniendo un ataque de pánico, con manos temblorosas, insegura y con mucho miedo.

Y aunque es verdad que algunos síntomas pueden ser comunes en todas las formas de ansiedad, como una malignización del futuro y pensamientos catastrofistas o fantasías de fracaso, la ansiedad de alto desempeño tiene características propias.

En vez de huir o evitar la situación amenazante, la persona con ansiedad de alto funcionamiento maneja sus miedos a través de hacer y exigirse más todo el tiempo.

¿Cómo saber si tú o alguien la tiene?

El primer elemento a notar es que la persona que la padece desde afuera se puede ver como muy motivada e incansable, pero desde adentro ya no puede parar y eso la conduce a un agotamiento y saturación constante.

Además se nota en que:

Te cuesta ponerte límites y decir que no.

Como sientes que con todo puedes y nunca te cansas, pues para que parar.

Eres una persona controladora.

Quizá no con otros, pero te gusta tener todo tu entorno bajo control. Dices que disfrutas el órden, la limpieza o la puntualidad, pero la realidad es que no puedes vivir sin ellos porque ellos dan estructura externa a tu mundo interior caotizado.

Son rasgos más bien obsesivos y perfeccionistas.

No te das mucho tiempo libre de forma cotidiana.

Si no es porque te tomas unas vacaciones, y aún en ellas puedes estar todo el tiempo haciendo o pensando en algo que hay que hacer, en la vida cotidiana no te das espacios libres.

Y no digo que todo el día trabajes, sino que navegas por las redes mientras tienes una conferencia con varias personas por whatsapp al mismo tiempo que estás viendo la tele y platicando con una persona, por ejemplo.

Miras a los demás como mediocres, perezosos o irresponsables.

Como vas por la vida a gran velocidad, pues todos te parecen lentos y los rebasas.

Para ti la alta velocidad es la velocidad normal y todo lo demás es producto de la mediocridad, o esto es lo que la ansiedad te cuenta.

¿Por qué pasa?

Como toda ansiedad puede tener múltiples causas, pero en general podemos decir que las causas más comunes son:

Personalidad.

Hay factores genéticos que si bien no son determinantes, si influyen.

Aprendizajes o expectativas familiares o sociales.

Cuando en la familia el no descansar y siempre estar en la cima es lo más importante, esta ansiedad se presenta como una forma de mantenerse dentro de las expectativas familiares.

Si, además, en el entorno cercano las críticas hacia los “lentos” o “perezosos” eran constantes e intensas, como una forma de desprecio, pues ahí estaba puesta la consecuencia de no cumplir.

¿Por qué cuesta reconocer esto como una forma de ansiedad?

Por nuestro entorno social y cultural que ve con muy buenos ojos a las personas eternamente ocupadas y que siempre están produciendo algo.

Pueden llegar a ser percibidas por el resto como personas orientadas al logro, muy perfeccionistas y súper motivadas. Aceleradas, pero con causa, podríamos decir.

Pero la realidad de las personas que la padecen es vivir con pensamientos acelerados, cuerpos inquietos y la sensación de que nunca están haciendo lo suficiente o la necesidad de siempre hacer más de manera simultánea. No tiene paz interior y es difícil que los demás noten esto porque no se lo suelen contar a muchos.

¿Es siempre un problema?

No necesariamente, pero es muy fácil que se salga de las manos y una persona acabe agotada por su hiperactividad y excesiva presión interna. Digamos que esto puede ser un arma de doble filo

En su aspecto positivo encontramos que son personas:

Puntuales, no se les pasa una fecha límite, son cooperadoras, siempre están dispuestas a ayudar, son proactivas, ordenadas, apasionadas, extrovertidas e incansables.

¿Pero todo esto a qué costo?

¿Qué efectos negativos produce?

Como toda forma de ansiedad, cuando inicia parece no dar muchos problemas, pero es como una pendiente resbaladiza en donde llega un momento en que ya no puedes parar y pierdes el control.

El mundo te parece lento y sus habitantes eternamente mediocres por no ir a tu ritmo.

Tu mundo de relaciones se puede ver perjudicado porque te cuesta mantener la atención en las conversaciones con pareja y familia.

Como estás en todo a la vez y a gran velocidad, necesitas ambientes muy estimulantes para canalizar tu ansiedad a través de múltiples actividades simultáneas.

“Es que nunca me haces caso”, dirían quienes conviven contigo.

Afecta tu salud física y mental, probablemente con pensamientos obsesivos, hipertensión, problemas gástricos, insomnio, irritabilidad, etc.

¿Pero por qué si es un problema no cambian?

No lo ven como tal.

Normalización.

Su alternativa es extrema.

Creen que entonces tienen que volverse perezosos o lentos.

Por la ansiedad en sí misma.

Temen que el resultado de bajar el ritmo desencadene críticas, desprecio, desilusión o burlas de los demás.

Hay un gran temor a romper la imágen que ellos mismos se han construído ante los demás. Digamos que fueron construyendo su propia prisión.

Yo no quiero cambiar porque ser así me da satisfacción

Si verdaderamente te la da de manera constante y de forma externa e interna sin mayores costos para tu salud, estupendo.

La cuestión es que con este tipo de ansiedad, esa satisfacción que sientes no es realmente por lo que haces, sino la calma que obtienes por haber alejado el mal que temías que te alcanzara.

Digamos que es el alivio temporal, y muy satisfactorio, que debe sentir una presa cuando ha escapado de su cazador.

¿Qué se puede hacer?

Escucha.

Es probable que haya personas, especialmente cercanas, que necesiten un poco más de tu presencia real. No invalides su solicitud de tu presencia, aunque por tu velocidad no puedas entender por que se quejan si tú puedes hacer muchas cosas a la vez.

Reconoce.

Que aunque sea liberador tener todo bajo control y muy productivo ir a gran velocidad, porque seguro eso te ha traído como resultado colateral prosperidad y satisfacciones, es posible que haya otros aspectos de tu vida que estés descuidando y no lo veas así.

No frenes o vayas en reversa, sino sólo desacelera de a poco.

Gradualmente. Desacelera hasta el punto de sentir una leve incomodidad, quédate un rato así, luego desacelera otro poco hasta el mismo punto, vuelve a dejar pasar un tiempo y para la desaceleración hasta que tú quieras.

No se trata de un todo o nada.

¿Qué te parece, para empezar, 10 minutos al día de no hacer nada y quedarte sentado en un lugar calmado de tu casa. Sin mirar el celular, anotar nada, hablar con nadie o ver qué harás al terminar. Sólo estar ahí, si quieres con un poco de música relajante. ¿ya lo haces? Entonces aumenta 5 minutos más.

Busca estrategias para canalizar y regular tu ansiedad de otra manera.

Cuando la ansiedad llega a límites manejables, ya no hay necesidad de ir con el acelerador a fondo.

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