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  • 29 MAR 2024, Actualizado 10:39

CON MARTHA DEBAYLE

CON MARTHA DEBAYLE. ¿Se puede florecer en tiempos de guerra?

Les traje a Enrique Tames para que les diga por qué nos afecta tanto, cómo podemos crecer todos ante una situación así

¿Se puede florecer en tiempos de guerra?

¿Se puede florecer en tiempos de guerra? / Getty Images

Ciudad de México

Dr. Enrique Tamés, Director de proyectos de Florecimiento Humano del Tecnológico de Monterrey. Coach certificado.

Siempre he pensado que las universidades y los medios de comunicación guardamos una relación curiosa con el entorno: cuando al mundo le va bien, nosotros, universidades y medios, nos volvemos lugares un poco aburridos; pero cuando el mundo se vuelve problemático, entonces, todos voltean a vernos, con razón o sin ella, para encontrar soluciones, respuestas. Y a veces la sociedad encuentra sus respuestas, a veces no.

En pleno siglo XXI, momento de la historia humana en la que hemos sorteado cualquier cantidad de broncas, incluyendo lo que ya parece quedar atrás, lo peor de una atroz pandemia, aparece una guerra, para recordarnos, que los seres humanos seguimos siendo básicos y primitivos. Recupero de mi cuenta de twitter de hace unos días la cita de una de mis novelas favoritas, La Peste de Albert Camus, “Cuando estalla una guerra la gente dice -Esto no puede durar, es demasiado estúpido. – Y sin duda una guerra es demasiado estúpida, pero eso no impide que dure. La estupidez insiste siempre.”

¿Qué podemos sacar de positivo en una situación tan terrible como estar presenciando una guerra frente a nuestras narices?

Mucho, y tenemos que hacer un poco de reflexión teórica al respecto. En una muy afortunada coincidencia, justo la semana pasada acabamos de publicar una investigación en una revista científica muy importante, dos colegas del Tec de Monterrey (Manu Cebral, Alberto Hernández) y yo.

La investigación es un entendimiento de qué significa el Florecimiento Humano a lo largo de 52 años, que es cuando se publicó el primer artículo científico acerca de esta fascinante idea, la del Florecimiento Humano. Desde 1969 se han publicado 1829 documentos, entre libros, artículos, y capítulos de libros. En cualquier otra época nos hubiera llevado tres o cuatro años y muchos asistentes de investigación recopilar y revisar documento por documento la exhaustiva información.

¿Cómo hablar, cómo entender, cómo aplicar estos temas del bienestar, de la felicidad, del florecimiento humano en estos tiempos tan complicados de guerra?

La clave está justo en algo que encontramos en esta investigación.

En uno de los análisis bibliométricos que hicimos (nombre que recibe este tipo de herramientas de Big Data) es posible ver la evolución del término y la relación que guarda el concepto de Florecimiento Humano con otros conceptos, o “clusters” de palabras, y aparece una relación obvia, o esperada: el Florecimiento Humano tiene que con el bienestar (wellbeing), con la felicidad, con la satisfacción que tenemos en la vida, con el bienestar subjetivo (la percepción que tenemos de qué tan felices somos). Pero el Florecimiento Humano tiene una relación muy fuerte, a veces más poderosa que con el cluster de “felicidad”, este otro cluster que está compuesto con las palabras “virtud, empatía, bien común, ética, justicia…”

¿Qué nos está diciendo en resumen esta parte del estudio?

Que, de acuerdo con la investigación de los últimos 50 años, el florecimiento de las personas no sólo tiene que ver con nuestra felicidad o con la dimensión psicológica de nuestro bienestar, sino también tiene que ver con una dimensión más ética de nuestra vida, el tipo de vida y la calidad de las relaciones que tenemos con las demás personas. Y me gustaría destacar aquí el concepto de “EMPATÍA”, que en nuestro estudio está también muy ligada al concepto de valores. Y los invito a la siguiente reflexión: Llevamos días viendo imágenes de gente que viven muy lejos de nosotros, que no conocemos, de un lugar que seguramente la gran mayoría de nosotros jamás ha visitado, y sin embargo, eso no disminuye en nada la enorme carga de empatía que sentimos por ellos y por todos los seres humanos que en este momento se encuentren en un estado de enorme vulnerabilidad. En otras palabras, florecer no sólo significa ser felices, sino acompañarnos del resto de la humanidad en serlo, y cuando esto no sucede, se despiertan en nosotros mecanismos muy poderosos como la compasión y la solidaridad que nos hacen ver que las cosas no están bien, y de allá la ética y la justicia para hacer de este mundo algo mejor.

Otras de las herramientas que utilizamos en el estudio nos muestra a través de esta nube de palabras la relación que guardan los conceptos. Al centro de la nube, o también a veces llamada constelación, se encuentra nuestro concepto central de reflexión, que es el de Florecimiento Humano, y luego van orbitando las demás palabras que entre más cercanas y más grandes, quiere decir que son más importantes, que se repiten con mayor frecuencia y por tanto tienen más cercanía con el Florecimiento Humano (en colores están los diferentes “clusters” o palabras que forman como familias porque relaciones estrechas entre ellas):

Muchas cosas podemos inferir de esta nube de palabras surgida de más de 5 décadas de estudios sobre Florecimiento Humano, y aplican a los tiempos difíciles que vivimos:

Existen las relaciones esperadas del Florecimiento Humano con la Felicidad, el Bienestar, las emociones positivas, etc., la dimensión psicológica.

Hay una relación muy fuerte entre FH y la virtud, un término muy estudiado por filósofos desde Aristóteles, y actualizados por Alasdair Macintyre y por la gran filósofa norteamericana Martha Nussbaum.

Y la virtud también tiene que ver con la ética: la manera de distinguir lo bueno de lo malo, de navegar por los dilemas que nos presenta la vida, de desarrollar una conciencia que nos ayude a distinguir lo que es bueno para nosotros como género humano.

Además de los clusters psicológico (rosa) y filosófico o ético (azul), hay otro cluster importante (café), que tiene que ver con la comunidad, con la cultura, con la educación, y que también es muy importante para florecer. A final de cuentas, necesitamos a las comunidades para florecer.

Entonces, el Florecimiento Humano, tiene una dimensión psicológica, una dimensión ética, una dimensión comunitaria y por último, pero no menos importante, una dimensión medio ambiental o sustentable, que no habíamos destacado aquí talvez porque no es tan obvia por el tema que estamos tratando del conflicto bélico.

Conclusión

Florecer no es un verbo en singular. Florecemos existe en plural o no existe. Cuando vemos una flor sola, puede ser una imagen cargada de mucha tristeza y soledad, en cambio, cuando vemos un jardín floreciendo no hay más que sentir júbilo y gozo. Así somos los seres humanos, vamos en jardín o no vamos. Qué es lo que aún no hemos entendido: o nos salvamos todos, o nos lleva el carajo, a todos. Dice Bárbara Fredrickson, una de las más estudiosas del Florecimiento Humano: “El Florecimiento va más allá de la felicidad. Claro que la gente que florece es feliz, pero ser feliz es sólo la mitad del camino. Además, para florecer hay que agregar acciones buenas al mundo.” Y esto, las acciones buenas, es lo que tanta falta hace en este momento.

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