;
  • 23 ABR 2024, Actualizado 09:09

Con Martha Debayle

Con Martha Debayle. ¿Tu relación es una batalla de egos?

No es difícil que una relación que empezó con grandes ilusiones acabe por deteriorarse en una batalla de egos en donde ambos pueden salir lastimados

¿Tu relación es una batalla de egos?

¿Tu relación es una batalla de egos?

36:43

Compartir

El código iframe se ha copiado en el portapapeles

<iframe src="https://wradio.com.mx/embed/audio/557/111RD380000000116264/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>

Ciudad de México

Mario Guerra, tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta. TW:@marioguerra

No es complicado que una relación que empezó con grandes ilusiones y las mejores intenciones, acabe por deteriorarse en una batalla de egos en donde ambos pueden salir muy lastimados. Esto puede ser muy destructivo para el amor. ¿Cómo surge, cómo afecta y qué hacer si están atrapados en un vórtice de luchas y agresión constante?

¿Qué es el ego?

• Es lo que creemos que somos. Digamos que es la identidad reconocible por cada persona y la parte que se encarga de interactuar con la realidad.

• Tener un ego fuerte; es decir, un fuerte sentido de identidad no sólo es sano sino necesario para tener una vida propia y de relación más satisfactoria.

• El problema viene cuando un ego distorsionado o lastimado busca defenderse o quiere tomar el lugar que dice que le corresponde.

¿Qué pasa cuando el ego se distorsiona o ha sido lastimado?

• Hay egos que te hacen creer que eres inherentemente bueno, otros que hacen creer a la persona que es alguien que siempre tiene la razón o que es más listo que el resto.

• Cuando el ego se siente amenazado se comporta de maneras muy defensivas.

o Un ego lastimado es un ego vulnerable y entonces todo le duele, todo le enoja y todo le afecta porque quiere que el mundo se acomode a él. Digamos que es un ego rígido que se rehúsa a adaptarse al mundo.

Por eso es muy reactivo e intolerante con los otros o con quienes piensan distinto.

o Es como si hubiera una gran necesidad de cobrar relevancia y obtener respeto, porque precisamente internamente la persona se siente irrelevante y no digna de ser respetada.

¿Cómo se lastima el ego?

• El ego se va formando desde la infancia, primero con la evaluación y trato que nuestros padres o cuidadores primarios forman hacia nosotros y, al desarrollarnos, con la misma evaluación y trato, pero la que ahora damos hacia nosotros mismos a través de la autoestima.

o Si ese trato fue bueno, consistente y amoroso, el ego crecerá más equilibrado. En cambio, sí hubo maltrato, frialdad o sobreprotección, por ejemplo, el ego crece chueco y con muchas heridas que al menos dejarán cicatrices que impidan el movimiento sano. Digamos que es una especie de discapacidad emocional.

• El ego entonces se convierte en una máscara retorcida que nos identifica con una víctima o con alguien superior.

o La víctima no debe ser tocada; el ser superior no debe ser cuestionado.

¿Cómo afecta un ego defensivo a una relación de pareja?

• Se crea un campo de batalla

o En donde ambos pareciera que quieren ganar, aunque en la realidad quizá lo que están ejerciendo es una profunda defensa de las heridas que no han podido resolver.

o En este campo de batalla pareciera que todo se vale y entonces salen a relucir las peores armas posibles.

La crítica.

Que pretende señalar al otro sus errores como una forma de hacer parecer que uno mismo no los tiene. Es como apuntar en otra dirección para distraer la atención de lo que no quiere que se vea en uno mismo.

El sarcasmo y la intolerancia son armas muy comunes aquí.

Con la crítica constante se envía un mensaje continuo de desamor.

El desprecio.

Es un intento del ego propio por empequeñecer al del otro.

¿Por qué es necesario hacer esto? Es probable que para sentirse más grande o relevante.

Es muy tentador anular o minimizar al otro, pero eso no nos hace crecer en realidad y mantiene a nuestro ego disminuído y, por ende, sumamente vulnerable.

El desprecio es un ataque directo a la persona que lastima profundamente. Quien es objeto de desprecio es objeto de maltrato constante.

Una idea de superioridad moral gobierna en este caso.

Con el desprecio se daña la autoestima del otro.

La defensividad.

El deporte favorito de un ego lastimado es quitarse de encima todo lo que cause dolor sin importar si con eso se lastima al otro.

Negar toda responsabilidad es un intento de verse como más bueno e infalible, pero en el fondo es un intento de que el otro no se de cuenta de lo que es evidente para el mundo; que cometemos errores.

Con la defensividad se pierde la confianza.

• Se crea un ambiente competitivo.

o Donde cada uno puede querer demostrarle al otro quién manda, quién tiene la razón y quien gana.

• Se viven patrones repetitivos de agresión.

o Porque aunque a veces pueden llegar a ciertos acuerdos, eventualmente siempre algo acabará por molestarles, ya que no son adaptables y no están dispuestos a ceder.

• No queda espacio para el perdón.

o El ego lastimado usa la armadura del resentimiento para evitar más dolor, pero esta misma armadura impide que una pareja que nos ama toque nuestra alma.

¿Entonces hay que renunciar al ego para dar paso al amor?

• Claro que no es renunciar; no es posible y de serlo se parecería más a la sumisión.

• Se trata de mediar con el ego y flexibilizarse. Digamos que es como domesticarlo para que nos siga dando identidad, pero fortalecerlo para que tenga menos necesidad de ser agresivo y dominante en su actitud defensiva.

• El amor te hace cuidarte, cuidar al otro y cuidar a tu relación, pero eso es complicado si tu ego te dice que ambos están en guerra y que el otro te quiere picar los ojos y que quiere verte la cara de imbécil.

o Un ego fortalecido a través de una buena autoestima no evita que alguien quiera pasarse de listo contigo, pero si te ayuda a poner límites más claros cuando no tienes la necesidad de gritar y lastimar como una forma de hacerte escuchar y ser visto.

¿Qué hacer?

• Hacer una tregua si las agresiones son constantes.

o Para esto se requiere no solo de buena voluntad sino de realmente amar al otro para no querer lastimarlo o, mejor dicho, traspasarle nuestras propias lastimaduras.

• Reconozca cada uno su parte.

o Darse cuenta si la constante ante su pareja es estar enojados, groseros, reactivos, nerviosos o paranoicos.

• Humanízate.

o No siempre puedes tener la razón, no eres el más bueno, el más perfecto o el más inteligente. Eres humano y eso te abre a posibilidades de mejora, pero esto no sucederá si sientes que ya eres producto terminado y que los demás no tienen más que admirarte y darte reconocimiento.

• Busca ayuda.

o Para fortalecer su autoestima, sanar heridas del pasado y poder realmente sentirse ante el otro como un igual y no como alguien lastimado con la necesidad de lastimar.

Finalmente, cada uno tendría que hacerse a sí mismo una pregunta ante cada situación conflictiva o discusión: ¿Quiero tener la razón o quiero arreglar esto? A veces no se pueden tener ambas cosas, o a veces sí, pero no vale la pena anunciarlo con fanfarrias para que el otro vea “lo maravillosos que somos”.

El siguiente artículo se está cargando

Escucha la radioen vivo

W Radio México
En vivo

Tu contenido empezará después de la publicidad

Programación

Ciudades

Elige una ciudad

Compartir

Más acciones

Suscríbete

Tu contenido empezará después de la publicidad