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  • 23 ABR 2024, Actualizado 10:44

¿Qué onda con la inseguridad en México?

Viene Max Kaiser y les vamos a decir qué onda con la inseguridad en México

¿Qué onda con la inseguridad en México?

¿Qué onda con la inseguridad en México?

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Max Kaiser, Fundador del Centro para la Integridad y la Ética en los Negocios (CIEN). Es autor del libro “El combate a la corrupción, la gran tarea pendiente en México”.

Twitter:@MaxKaiser75

La inseguridad es a la vez una emoción, una realidad social y un fracaso del Estado. Es importante entenderla desde los tres aspectos, para no confundir causas, consecuencias y posibles soluciones.

 La inseguridad como emoción es el miedo a perder algo importante para mí: dinero, bienes, la libertad o incluso la vida. Se trata de la sensación de ausencia de poder. Algo en el contexto social en el que vivo me hace pensar que otros pueden arrebatarme lo mío, y nada podrá evitarlo. Es algo que pasa dentro de mí, provocado por las noticias, las experiencias, las anécdotas y la cercanía con eventos violentos propios o de otros.

La inseguridad como realidad social es la suma de eventos delictivos que efectivamente atentan contra el patrimonio, la libertad y la vida de las personas en una sociedad. Se trata de números fríos que suman la recurrencia de incidentes en los que una persona pierde a manos de otra, por la fuerza, algo que le es preciado.

 La inseguridad se entiende también como el fracaso del Estado, toda vez que la sensación de paz y el resguardo de los bienes preciados del ciudadano es la tarea primaria de éste, su razón de ser, la causa principal por la que existe un aparato estatal.

1) La Inseguridad como una emoción

Para entender la inseguridad como emoción, ayuda separar primero los delitos en 3 tipos:

1. Delitos cometidos por personas que aprovechan una oportunidad

2. Delitos cometidos por individuos que viven del crimen

3. Delitos cometidos por organizaciones criminales que retan la fuerza del Estado

 El primer tipo de delitos (fraudes de diferentes tipos, delitos entre conocidos, delitos fiscales, etc.) genera poca sensación de inseguridad en una comunidad. Se perciben como situaciones que ameritan un castigo por justicia, pero no como amenazas a mi persona o a mi patrimonio.

Los otros dos tipos de delitos son los que generan la sensación de inseguridad. Los del segundo tipo suelen estar relacionados con amenazas a mi patrimonio y tranquilidad, los del tercer tipo, generan una sensación de amenaza a la libertad y la vida.

Según la ENVIPE 2018 (Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre seguridad Pública) 1 del INEGI la inseguridad es, por mucho, el problema más importante que perciben los ciudadanos. Es casi el doble que la preocupación que sigue, que es el aumento de precios. Esto quiere decir que es algo con lo que vivimos de manera permanente los mexicanos.

El cajero automático en la vía pública es donde hombres y mujeres nos sentimos más inseguros, y después, están muy cerca el transporte público, la calle y la carretera. La casa, el trabajo y la escuela son los lugares en los que los mexicanos nos sentimos más seguros. Así, es claro que la sensación de inseguridad surge conforme nos alejamos de los lugares más familiares, así como con personas extrañas.

La percepción de inseguridad, como fenómeno interno, personal, está ligada al contexto social de cada individuo: la cercanía con el delito en la vida cotidiana, el acceso a medios de comunicación, la experiencia propia del delito.

2) La Inseguridad como una realidad social

Como realidad social la inseguridad se puede medir. Es decir, más allá de la percepción, es claro que objetivamente hay países más peligrosos que otros, ciudades más peligrosas que otras y colonias más peligrosas que otras. También es posible medir la evolución del delito de un año a otro, el tipo de personas que los cometen, el tipo de víctimas afectadas y los tipos de delitos más comunes.

En México se estima que hay 25 millones de víctimas de delito al año. Para hacer comparable un año con otro (y descontar el crecimiento poblacional) se hace una tasa de víctimas del delito por cada cien mil habitantes. Esta ha crecido de manera permanente en los últimos dos años.

Los Estados con las tasas más altas son el Estado de México, la Ciudad de México y Baja California.

Los delitos más recurrentes son el robo y la extorsión. Ambos contribuyen de manera muy importante a la percepción de inseguridad. Entre los dos, se suman la mitad de todos los delitos que se cometen en México.

Quizás los dos delitos que más angustia generan son el secuestro y el homicidio. En 2017 se cometieron 80 mil secuestros y 31 mil homicidios (INEGI 2018). En ambos delitos, la tasa va en aumento.

3) Inseguridad como Fracaso del Estado

La inseguridad también se puede entender como el fracaso del Estado para hacer Justicia, es decir, para reducir tanto la percepción de inseguridad, como su incidencia y efectos.

Perder dinero, la libertad o la vida a cambio de nada. Perder parte de mi patrimonio, sin la posibilidad de recuperarlo. Perder un familiar, sin siquiera saber si está vivo.

 El fracaso del Estado inicia por eso que conocemos como la Cifra Negra, es decir, el porcentaje de delitos que no se denuncian, que es del 93%. Es decir, sólo 70 de cada 1000 delitos tiene alguna posibilidad de terminar en la aplicación de justicia. El 50% de los encuestados aseguran que no denunciaron porque lo consideran una pérdida de tiempo y porque no confían en la autoridad.

Según un estudio de la Organización Impunidad Cero (2017) la Tasa de efectividad de las Procuradurías estatales es de 10% en promedio (el número de averiguaciones previas que llegan a una resolución). Es decir, 7 de esos 70 delitos. Sólo en alrededor del 30% de las que quedan se formula una acusación ante un juez. Es decir, sólo 2 delitos de cada 1000 llegan ante un juez. Sólo en el 0.2% hay la posibilidad real de justicia.

 Eso hace muy barato el delito para quienes los cometen, y muy caro para quienes los sufrimos.

¿Cómo se resuelve esto?

Las soluciones son tan complejas como el problema. No es sólo un problema de falta de voluntad política o ausencia de creatividad de los gobernantes.

El problema se debe atacar por tres frentes:

1. Prevención: espacios seguros, facilidades para denunciar, presencia policiaca, tecnología.

2. Investigación: recursos, capacidad, herramientas, coordinación, inteligencia, información.

3. Sanción: mantener a los delincuentes alejados de la sociedad, recuperar activos del delito, socializar la sanción.

Así, la discusión del problema y la preocupación más importante para los mexicanos debe regresar al entendimiento del fenómeno y de sus complejidades, y debe alejarse de la dinámica partidista de ganar o perder, de tener o no la razón. La discusión sobre la inseguridad es mucho más compleja que “Guardia Nacional, si o no”.

Si queremos recuperar la paz, tenemos que convertir a la inseguridad en la prioridad número uno de todos, porque en esta discusión, literalmente, nos estamos jugando la vida.

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