#AsíSopitas: Así se vive la experiencia virtual con “Carne y Arena” de Iñárritu y Lubezki
La exposición de ésta se presenta en el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles
#AsíSopitas: Así se vive la experiencia virtual con “Carne y Arena” de Iñarritu y Luberzki
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://wradio.com.mx/embed/audio/557/111RD010000000051222/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
No muchos directores pueden presumir ganar el Oscar en años consecutivos, pero menos, pueden presumir el logrado que el Festival Cannes, abriera sus puertas a una experiencia de realidad virtual.
Esto no es una película, mucho menos un documental.
Estoy en las afueras del Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles, tercera parada de Carne y Arena, el proyecto más arriesgado, atrevido y atemorizante que ha sido creado por Alejandro González Iñarritu y Emmanuel Lubezki.
Frente a mí, yace una cortina negra de tres metros de alto. Las instrucciones son claras: nada de fotos, nada de audios, nada de nada. Uno, pudiera pensar que es por la secrecía del proyecto, pero la realidad es que desde ahí es donde comienza esta angustiante experiencia, en donde sin darte cuenta, estarás dentro de un inmenso cuarto helado. Las paredes son blancas, y las luces brillosas. En el suelo, se pueden ver, botas, zapatos y chanclas apiladas. No es una obra de arte, son zapatos, botas y chanclas que reflejan los kilómetros y las condiciones que diariamente viven algunos migrantes durante su travesía por el desierto de Arizona.
El cuarto no es más que una reproducción de lo que se conoce como “las hieleras” o “los freezers”. Los centros de detención en donde la Patrulla Fronteriza retiene a los migrantes detenidos. Los niños son separados de sus padres, y aquí, las personas pasan días, semanas, meses, y como espectador tampoco sabes cuál será el tiempo que pasarás ahí.
Uno, tres o cinco minutos. El tiempo es suficiente, para sentir el frío dentro de tus huesos, la angustia de no saber dónde estás, si estás siendo observado, o de en qué momento podrás salir. Los zapatos, chanclas y botas que te rodean, son tan solo testigos de las personas que han estado, o estarán ahí.
Finalmente, escuchas una alarma, la cual es la notificación de que debes abrir la puerta de seguridad y avanzar a la siguiente fase.
Descalzo empiezas a caminar por arena, en un enorme cuarto oscuro, y en el cuál hace mucho aire. Está la ambientación con la que dos personas, te ponen un backpack, probablemente para que sientas lo que es tener que caminar en la arena cargando algunas de tus pertenencias, pero también, es el morral en donde se guarda el dispositivo de realidad virtual.
Una vez que estás listo, te colocas el visor y los audífonos. En cuestión de segundos, la experiencia te transporta al desierto, caminando junto con un grupo de migrantes. De repente, un helicóptero y gritos del pollero: todos al suelo. En un abrir y cerrar de ojos, las sirenas de las patrullas te rodean. Elementos de la Border Patrol bajan, te apuntan, te hacen poner las manos en alto, hincarte, tirarte a la arena.
Ves, escuchas y sientes la angustia y desesperación de señoras pidiendo clemencia, de niños llorando, de jóvenes cuyo único pecado es soñar una vida mejor. Y por supuesto, la prepotencia policiaca.
Técnicamente la ejecución de Carne y Arena es implacable. A diferencia de las películas que le han encumbrado, aquí no hay edición y la filmación se debe hacer en 3D, en vez de en 2D. Nadie había realizado hasta ahora lo que Gonzalez Iñarritu ha hecho en realidad virtual, logrando presentarnos un híbrido entre el cine, un videojuego y la realidad. Tomar este paso, después de ganar dos premios Oscar de forma consecutiva, no solo es un statement, sino una muestra más de la constante reinvención a la que se sujetan estos mexicanos.
"Carne y Arena" no solo aprovecha las bondades que ofrece la Realidad Virtual, sino que como suele ser el estilo de Lubezki e Iñarritu, la llevan a otro nivel con un software que permite a los policías de la Border Patrol, identificarte. No eres parte del desarrollo, pero saben, en donde estás, hacia donde te mueves y que haces. Te apuntan, te señalan y obedeces y haces todo lo que piden. Es una experiencia de realidad virtual, pero aun así, estás al borde de la muerte. Al final, Tu te salvas, pero hay muchas de personas que diariamente están allá…y desgraciadamente no lo logran.
La experiencia ha sido recreada a través de diversos testimonios recogidos por Alejandro González Iñarritu, con personas que aceptaron a compartir su historia, y peor aún, a recrear los tortuosos momentos que vivieron en carne propia, durante su travesía.
Tal vez la intención de estos grandes del cine era mostrarnos, a través de este proyecto, el infierno que miles de personas se enfrentan diariamente, pero también, al transportarnos ahí, directa o indirectamente, provoca un enfrentamiento con nosotros mismos, como los testigos virtuales que somos de una de las tragedias humanas más grandes de nuestros días.