1. El que nunca cambiará
• Es el que ha tenido una y mil sesiones de retroalimentación de parte de sus colaboradores, de sus jefes y hasta de los jefes de sus jefes y no han hecho nada por mejorar ni por cambiar lo que se pide y se espera de él, ha recibido mil oportunidades y ha tenido en la empresa más vidas que un gato.
• Simplemente no pueden hacer las cosas que les dijeron que tenían qué hacer, como les dijeron que las tenían que hacer y cuando las tenían qué hacer.
2. El que no cuida, ni lucha por sus clientes, por su empresa ni por su propia chamba.
• Cree que sus necesidades son más importantes que el bienestar de la empresa.
• Alega que lo primero que necesita para “trabajar bien”, es estar bien, incluso si eso implica modificar tiempos de entrega, calidad del trabajo, etc.
3. El “sobrevalorado”
• Estos tienen un curriculum impecable, con las cualidades más que necesarias para su labor, recomendaciones y toda clase de adornos profesionales.
• Lo malo es que eso es lo único de lo que pueden presumir: su currículum. Su trabajo actual no habla por ellos.
• Suelen tomarse a sí mismos como parámetro para calificar a los demás.
• No cumplen con las fechas y postergan constantemente, alegando que “su trabajo toma tiempo, y si los tiempos de la empresa no se adaptan a ello, no hay nada que pueda hacer.”
4. El "mala actitud”
• Son buenísimos en su trabajo, pero tienen la peor actitud: no sólo al interior, sino con los clientes y proveedores
• Prefieren trabajar solos, sin tener contacto con nadie, sin tener que recibir comentarios de nadie, sin tener que ver absolutamente nada con nadie.
5. El "sociable tóxico”
• Son los "amigueros " hablan con todos, come con cada uno de los colaboradores, pero siempre para quejarse, criticar a la organización y trastornar la comunicación interna.
• Son amantes de los chismes, contaminan cual plaga y contagian sus constantes inconformidades. En casos extremos veladamente se puede volver un agitador profesional que adore ver cómo todos pelean.
• Suelen ser las personalidades más virales y tóxicas por qué actúan lento, pero seguro.
6. El que no sabe decir “no"
• Suelen ser personalidades inseguras de sí mismas, son como bebés, temen constantemente no agradar, no cumplir, quedar mal y entonces se comprometen a toda solicitud aún cuando saben de antemano que no poseen la capacidad para ciertas tareas.
• Jamás piden ayuda para no poner en evidencia sus carencias.
• Cualquier jefe se siente encantado con su actitud, pero cuando aparecen los incumplimientos y su ineficiencia todo se viene abajo.
• Pueden volverse los reyes de las excusas, justificaciones y los pretextos.
7. El “sabelotodo”
• Sabe de todo, se involucra en todo, tiene que ver con todo y nada es lo que da como resultado tangible.
• Sólo se dedica a ver cómo puede quedar bien con todos los jefes, haciéndoles creer que pueden convertirse en su mano derecha, pie izquierdo, ojo, oreja, etc.
• Siempre les dirá que sí en todo y para todo, les hará creer que porque él o ella lo “saben” todo son genios, cuando la realidad es que los verdaderos “genios” no saben todo.
•Nunca dan una opinión sincera o útil para no contradecir a nadie que tenga más jerarquía que ellos
8. El “guardián”
• Hay “perros guardianes” en las empresas impuestos por los propios jefes, de esos no estamos hablando.
• Estos colaboradores de los que si estamos platicando se sienten “reyes de la ética” y su tiempo lo ocupan en lugar de en trabajar y en producir en andar de “policía” de los demás y se dedican a reportar cualquier situación fuera de la norma, siempre a sus superiores, nunca retro alimentan al equipo
• Su fascinación es tremenda cuando tiene que reportar que alguien llegó tarde, se fue temprano, salió a comer más tiempo, disfrutan cada reporte o acusación que hace de sus compañeros, infundada o no, los cuales ni siquiera le reportan
9. El “intocable”.
• Se rodean de la gente que ostenta el poder en la empresa, utilizan esta posición para meterle el pie a otros y para ser tratado de manera especial.
• Ponen inclusive en tela de juicio ante los demás el papel de liderazgo de sus propios jefes, obvio también a sus espaldas.
10. El “renegado”
• Son rebeldes por naturaleza y rompen lo establecido.
• No hacen las cosas que tiene que hacer, toma decisiones que no le corresponden y pone en riesgo el trabajo de otros y hasta la seguridad de su empresa.
• Quieren hacer siempre las cosas a su manera, brincándose políticas y procedimientos poniendo también en riesgo a los clientes de sus empresas.