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  • 18 DIC 2025, Actualizado 19:57

Más que moda, la estética de la derecha: poder, imagen y simbolismo

El mensaje: autoridad, misterio y control.

Melania Trump

Melania Trump

Desde finales del siglo XX los movimientos de la ultraderecha dejaron de confiar exclusivamente en discursos explícitos para avanzar sus proyectos políticos y  comenzaron a emplear la estética visual como herramienta estratégica de comunicación y normalización. Ese desplazamiento, hacia el uso del estilo, el cuerpo y la moda como lenguajes políticos, no es accesorio sino funcional, calculado y profundamente simbólico.

La estética como estrategia política

La idea de que el estilo y la moda pueden operar como herramientas de legitimación política no es nueva, pero ha cobrado fuerza en las últimas décadas. Un artículo de la revista Global Dialogue, especializada en fenómenos sociales, llamado The Weaponization of Fashion by the Far Right, describe cómo el campo de la moda ha sido “weaponizado” por actores de la ultraderecha para difundir narrativas excluyentes, mitos nacionalistas y valores autoritarios, toda vez que intentan normalizar ideologías extremistas en espacios culturales amplios.

Ese giro implica dos estrategias simultáneas: por un lado, se usan símbolos y estilos codificados que pueden leerse dentro de ciertos grupos como señales de pertenencia; por otro, se insinúan esos mismos códigos en discursos de moda mainstream, invisibilizando su carga ideológica detrás de lo “neutro” o “clásico”.

El texto señala que, históricamente, las estéticas de la extrema derecha han transitado de uniformes explícitos (por ejemplo, camisas negras del fascismo italiano) hacia una visualidad más difusa, híbrida y adaptable que pueda penetrar espacios sociales amplios sin despertar rechazo inmediato.

Camisas negras del fascismo

El lenguaje visual y su expansión en la cultura política

La transformación no es simplemente estilística; es semiótica. Según trabajos académicos, la ultraderecha contemporánea ha adoptado lo que se llama “lenguaje de la moda” para expresar identidad, pertenencia y valores, a la vez que promueve una visión del mundo que puede ser excluyente y autoritaria.

Este fenómeno trasciende etiquetas obvias, no se reduce a ropa con logos evidentes, sino a la incorporación sutil de símbolos, paletas de color, siluetas y accesorios que evocan pertenencia a un grupo, o bien que normalizan ciertas jerarquías culturales y sociales sin nombrarlas.

La estética se vuelve así un puente entre lo personal y lo político. Lo que se lleva puesto no es solo una elección individual, sino un modo de situarse dentro de un universo simbólico más amplio.

Señales visuales y códigos: del pixel al mundo real

Un artículo publicado por The Financial Times titulado Why the right love to wear a pocket square apunta hacia la dinámica de estos grupos en la escena global. Algunos elementos del vestuario han sido analizados como ejemplos de la estética de las derechas contemporáneas. Accesorios tradicionales como un pañuelo, una corbata o un sombrero pueden funcionar como códigos comunicativos, no solo de gusto o estatus, sino de afiliación política y memoria cultural.

Estos códigos se filtran desde lo más bajo, a través de las redes sociales, donde memes, colores y combinaciones se vuelven rasgos recurrentes, hasta las pasarelas y apariciones públicas, camuflando mensajes detrás de lo que parece una simple decisión estética.

Alice Weidel, líder de Alternativa para Alemania, partido de extrema derecha,con un pañuelo en el bolsillo / Sean Gallup

Elegancia y mensaje en una primera dama: Melania Trump

Uno de los casos más representativos de cómo la moda incurre en el debate político es la figura de Melania Trump y la atención que sus atuendos han generado en ceremonias públicas.

Durante la ceremonia de toma de posesión presidencial en enero de 2025, Melania Trump eligió un sombrero de ala ancha azul marino diseñado por Eric Javits, que cubría buena parte de su rostro, combinado con un abrigo y falda a juego. Ese accesorio ocupó un lugar central en la conversación mediática y en redes sociales, tanto por su impacto visual como por su simbolismo implícito.

Analistas de moda como Vanessa Friedman de The New York Times y Robin Givhan, ganadora del Premio Pulitzer, destacan que cuando un sombrero oculta parcialmente la mirada, puede interpretarse como un dispositivo de distancia, una barrera entre la figura pública y la audiencia. En este caso, esa elección estilística fue interpretada como parte de una imagen cuidadosamente construida para comunicar autoridad, misterio y control.

No fue la primera vez que Melania empleó accesorios llamativos en actos institucionales, en eventos anteriores ya había marcado su predilección por cortes estructurados, colores sólidos y piezas que remiten a códigos clásicos de la moda.

Más allá del sombrero, la identidad colectiva: estética, cuerpo y política

La estética de ultraderecha no se limita a la ropa. También circulan tendencias, como el llamado Mar-a-Lago face (conjunto de rasgos artificializados, producto de procedimientos estéticos repetidos, sobre todo entre mujeres del círculo trumpista, como piel extremadamente tersa y brillante, labios sobrerrellenados, bronceado excesivo), conservador y del lujo ostentoso estadounidense donde procedimientos estéticos y ciertos estilos de maquillaje operan como señalizadores de estatus, privilegio y pertenencia a una esfera política específica.

Ese fenómeno muestra cómo la construcción visual del cuerpo puede convertirse en un lenguaje de afiliación política, donde la repetición de ciertos rasgos contribuye a la homogeneización de una identidad colectiva dentro de ciertos círculos.

Estética, normalización y política

La estética de ultraderecha es una disciplina híbrida que cruza moda, visualidad y comunicación política. Su importancia radica en que no solo produce imágenes, también envía mensajes, discursos capaces de atravesar capas sociales sin necesidad de declararse explícitamente políticos.

En este sistema simbólico, lo visual es política y la moda deja de ser una elección privada para convertirse en un vehículo, a veces silencioso, otras veces explícito, de valores y narrativas que intentan redefinir qué se considera legítimo, deseable o incluso normal en la esfera pública.

Comprender esa dinámica exige mirar más allá de la superficie, y desempaquetar las decisiones estéticas, desde un sombrero hasta un corte de traje, como parte de prácticas culturales que median entre individuos, instituciones y órdenes de poder.

UK Hosts President Trump And First Lady Melania Trump For State Visit - Day Two / WPA Pool

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