Osmar Olvera, una historia de disciplina y perseverancia
El clavadista doble medallista olímpico se separó de sus padres a los 8 años para entrenar con profesionales en Guadalajara
Doble medallista olímpico conversa sobre su carrera y el futuro.
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El nombre de Osmar Olvera pasó a la historia al ganar dos medallas en clavados en los Juegos Olímpicos de París 2024: la de plata en el trampolín de 3 metros sincronizado y la de bronce en trampolín de 3 metros individual, un hito que solo Joaquín Capilla había logrado en Melbourne 1956.
¿El secreto de su éxito? La disciplina y perseverancia.
En entrevista para Así las Cosas con Enrique Hernández Alcázar, el medallista olímpico reveló que desde los cuatro años comenzó a entrar en el mundo de los clavados. Cuando tenía ocho años su entrenador vio un gran potencial en él y se lo llevó a entrenar a Guadalajara con clavadistas olímpicos como Germán Sánchez.
“Todas las noches le marcaba llorando a mi mamá”, dijo Osmar Olvera, ya que al ser tan pequeño quería regresarse con su familia.
Fue cuando su papá intervino para ponerle en la mesa que eso era su sueño, y le pidió no llorar con su mamá porque le contagiaba el sentimiento.
Y así comenzó su vida de atleta de alto rendimiento, fueron cuatro años en los que solo los fines de semana veía a sus familiares, que viajaban hasta la perla tapatía para visitarlo.
Su sueño era ganar dos medallas en unos Juegos Olímpicos y lo logró, por ello, aconsejó a todos: buscar algo que les apasione, no dejar que nadie les diga que no se puede, tener metas claras, luchar por ellas y rodearse de gente que los impulse y motive.