Veintiocho años sin Rulfo
Sus obras son: El llano en llamas (1953) y Pedro Páramo (1955)

Por Fernanda QuirozMéxico.- Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno era su verdadero nombre. Nació en Sayula, Jalisco, y un día como hoy, hace veintiocho años, murió en la Ciudad de México. Bastaron sólo una novela y un libro de cuentos para ser catalogado como una referencia obligada de las letras hispanoamericanas; un gestor y generador de universos de la más pura esencia mexicana. Durante su desarrollo infantil vivió la sublevación cristera en San Gabriel, el pueblo en el que creció, y en el que estableció una relación cercana a la literatura gracias al traslado de la biblioteca entera del cura Irineo Monroy a la casa de su madre, quien murió y entonces, durante cuatro años permaneció en un orfanato. Después, ya posterior a su fallido intento por entrar a la Universidad de Guadalajara y a la UNAM, publicó sus primeros textos en la revista “América” y en la revista “Pan”, dirigida por Juan José Arreola. Sus obras: El llano en llamas (1953) y Pedro Páramo (1955)Editado y publicado por el Fondo de Cultura Económica en 1953, El Llano en llamas de Juan Rulfo, cumplió 60 años en el 2013. La obra, que por título hace alusión a Llano Grande, Jalisco, refleja el contexto social, económico, político y cultural en el periodo previo y posterior a la Revolución Mexicana, y ha sido una pieza indispensable para la recuperación de las formas de lenguaje de ésa época, un lenguaje aún vigente en las regiones rurales del país. La mayoría de los cuentos del libro se desarrollan en Comala, un pueblo ubicado en el estado de Colima, también escenario de Pedro Páramo. En entrevista con W Radio, el pintor Pablo Rulfo, hijo del autor, dijo: “aprendí a leer con Macario, que fue de los primeros cuentos que leí, y me pareció alucinante. Me encantó, me pareció delicioso y marcó de alguna manera algo de mi vida. Para mi representa una obre fundamental de un ejercicio literario y humano muy importante porque va construyendo un lenguaje que le permite poder enfrentarse a Pedro Páramo. Es una entrega al ejercicio literario y una construcción del lenguaje personal. En ese sentido, se palpa un esfuerzo muy vivo de la construcción de un lenguaje y de un tratamiento temático muy amplio y muy importante, y fundamental para nuestras realidades en las que en el centro está el hombre y la tierra, y que después en Pedro Páramo se fundamenta en que el sustento, el escenario, es la tierra y el tema es el desenvolvimiento del hombre en ese escenario, y es muy dramático. Es muy vital, y muy vivo. No es un tema que quede en el pasado, sino que se lanza hacia el futuro.”El director editorial de el Fondo de Cultura Económica, Tomás Granados, señaló que El Llano en Llamas “es un libro que inventó un modo de creer quién es el habitante de el Jalisco de los años cuarentas y cincuentas. Inventó una cosmovisión que hoy le atribuimos a esa región. Independientemente de que exista, de que esos relatos reflejen una realidad, crearon un mundo autocontenido muy diverso, nunca humoroso, pero en todo momento tiene un tono alegre, aún en las penurias.”Por otro lado, el escritor Juan Villoro, hizo énfasis en la renovación del lenguaje que Rulfo logró a través de sus cuentos: “Ningún campesino ha hablado como sus personajes pero ninguno ha sonado tan auténtico. Un milagro de la autenticidad que sólo puede ser literaria”
Respecto a la personalidad de Rulfo, quien además se desarrolló como fotógrafo, Pablo, su hijo pintor, dijo: “era un hombre misterioso, muy sencillo, descarnado. Muy quitado de falsedades y de disfraces. Un individuo que vivió, que sintió, y que expresó su sentir claramente a través de un lenguaje”.



