Alberta y Teresa, un año de libertad
Este jueves se cumple un año de la liberación de estas indígenas acusadas de secuestrar a seis elementos de la AFI

Por Rosario CarmonaPara escuchar el reportaje haz click AQUÍMéxico.- Se cumple un año de que Alberta Alcántara y Teresa González fueron liberadas luego de casi cuatro años presas, acusadas de secuestrar a seis elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI) junto con Jacinta Francisco Marcial. Las indígenas de Querétaro padecen el empobrecimiento que provocó la cárcel
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“Un año en casa gracias a Dios, un poco difícil poder recuperar el tiempo de estar con nuestra familia. Estuvimos tres años ocho meses, fue mucho tiempo, nos pareció como una eternidad. Todavía no podemos asimilar que estamos aquí, todavía tenemos pesadillas en la noche, creemos que todavía estamos en la cárcel”, relatan
Alberta Alcántara y su cuñada Teresa González cumplen, este 28 de abril, un año en libertad; pero la primera imagen del regreso a casa sigue tatuada en la memoria
“El primer día que llegamos lo que nos dolió fue ver nuestra casa deteriorada. Mi cocina se derrumbó con la lluvia”, señala Teresa
Porque un año no alcanza para superar la resaca que dejó el encierro, Alberta y Teresa, enfrentan cada día una realidad cruda: La familia de las indígenas ñañus quedó en la ruina, remataron todo lo que tenían y ahora, vendiendo árboles y frutas en el tianguis y elaborando muñecas artesanales, enfrentan la mayor pelea, contra las deudas que se generaron para pagar al primer abogado que contrataron para defenderlas
“Mi casa parece coladera cuando llueve. La estábamos arreglando cuando caímos en la cárcel y ahora no tenemos para arreglar, ponerle vidrios, tengo tapada la ventana con un costal y ahora que caigan los aguaceros, ¿cómo le vamos a hacer?”, comentan
Hoy la cocina de Teresa ya no funciona, está ocupada con maíz, el techo está lleno de agujeros; los nopales y las flores que cercaban la casa desaparecieron, ya no hay gallos ni vacas ni terreno para siembra, todo lo vendieron para pagar al primer abogado que no logró sacarlas, hoy apenas quedan un par de conejos y dos perros
Aunque Jazmín la hija de Teresa y Gabriel, que nació en prisión, es quien disfruta la libertad, también fue la que más tardó en acostumbrarse al cielo azul, a los campos que rodean la casita y al viento que sopla con fuerza
“Cuando salí, mi niña se me enfermó mucho porque le costó acostumbrarse y estuvo con calentura, es llevarla al doctor y aquí es todo particular porque los del centro de salud son pasantes, una vez me la llevé con diarrea y estaba muy deshidratada y el doctor me dijo hasta que ya vea que de plano no puede te la mando para que te la atiendan
De los días de la cárcel, recuerdan con nostalgia a sus compañeras y aún se entristecen al hablar sobre la discriminación. Cuentan que los pañales y las despensas que les llevaban sus familiares nunca se las entregaban, las repartían entre otras internas o se las quedaban las custodias
Y aunque intentan dejar atrás esos días en prisión, aún añoran volver para visitar a sus compañeras, pero ni la dirección del penal San José el Alto en Querétaro, ni la secretaría de Gobierno del Estado les autorizan el ingreso bajo el argumento de que son ex internas
Al cumplirse un año Alberta y Teresa presentarán la demanda de reparación del daño, pero están conscientes que hay cosas que nadie podrá reparar. “Se murió una de mis tías, la única que quedaba y Tere se murió su papá. Perdimos familiares mientras estábamos allá”, comenta Alberta. Mientras que Teresa agrega que “fue a verme y me dijo, dentro de un mes regreso y jamás lo volví a ver. Eso es algo que yo todavía, le digo a mi esposo, mira esa persona se parece mucho a mi papá, son cosas que yo me pongo a recordar y me pongo a llorar porque ni eso pude, despedirme de mi papá y de mi tía”



