F1 hace el ridículo de su vida en Indy; sólo seis corren
La Fórmula Uno escogió el peor lugar, el Indianápolis Motor Speedway, para hacer el peor ridículo de su historia, al correr el Gran Premio de Estados Unidos sólo con seis autos, tras el retiro de siete equipos por motivos de seguridad.
Indianápolis, E.U., junio 19, 2005.- La Fórmula Uno escogió el peor lugar, el Indianápolis Motor Speedway, para hacer el peor ridículo de su historia, al correr el Gran Premio de Estados Unidos sólo con seis autos, tras el retiro de siete equipos por motivos de seguridad.
Los neumáticos Michelín simplemente no estuvieron a la altura del legendario circuito de Indianápolis, como sí lo estuvo Bridgestone y las tres escuderías que utilizan esas llantas, entre ellas Ferrari, que sí tomaron la bandera de salida.
El principal problema era la última curva de la pista, de gran peralte pues es la del óvalo tradicional de la Indy 500, donde las gomas estaban destinadas a reventar tarde o temprano, sobre todo ahora que la reglamentación 2005 impide el cambio de neumáticos.
Una hora antes del inicio de la prueba (13:00 horas locales), nueve equipos, excepto Ferrari, exigieron la instalación emergente de una chicana en la última curva, la 13, pues los riesgos para sus pilotos eran elevados.
El viernes, el alemán Ralf Schumacher, de Toyota, fue víctima de esa curva y chocó violentamente con el muro por una ponchadura, causándole lesiones que le impedirían correr el Gran Premio de Estados Unidos.
Sólo Michael Schumacher, Rubens Barrichello, Tiago Monteiro, Christijan Albers, Narain Karthikeyan y Patrick Friesacher, es decir Ferrari, Jordan y Minardi, tomaron parte en esa farsa en la que se convirtió la novena fecha del campeonato.
Cinco minutos antes de la arrancada, el resto decidió no participar, aunque sí dio la vuelta de reconocimiento, provocando la indignación de los aficionados reunidos en el vetusto escenario, quienes abuchearon, lanzaron objetos a la pista, exigieron el reembolso del importe de sus boletos y, muchos, se retiraron.
Las recriminaciones no se hicieron esperar ante la vergüenza mundial. De inmediato, la FIA lanzó un ultimátum a Michelín, Indianápolis amenazó a la FIA y el público exigió a Indianápolis el regreso de su dinero.
La firma francesa reconoció antes de la carrera que "de acuerdo a intensas investigaciones realizada durante las últimas 24 horas. Michelín no garantiza que accidentes (como el del viernes) no vuelvan a ocurrir. no garantizamos la total seguridad de los pilotos".
La FIA, simplemente, no hizo nada. Con el apoyo de Ferrari, se negó a instalar la chicana o a aprobar sólo por esta ocasión un cambio de neumáticos en fosos y permitió que el Gran Premio de Estados Unidos se convirtiera en una gracejada.
Sin McLaren, Toyota, Renault, Williams, BAR, Sauber y Red Bull a la vista, los Ferrari, encabezados por el siete veces campeón del mundo, Michael Schumacher, tuvieron un día de campo en el asfalto sagrado de Indianápolis en una parodia de competencia con seis autos en pista.
El italiano Jarno Trulli, de Toyota, arrancaría en la "pole", seguido por el finlandés Kimi Raikkonen, de McLaren. El líder del campeonato, el español Fernando Alonso, tomaría la bandera de largada en el sexto peldaño en su Renault.
A 22 vueltas de que acabara la farsa, como si fuera un capítulo de "Los tres chiflados", Schumacher y Barrichello estuvieron a punto de cometer una bobería, cuando se tocaron a la salida del alemán de pits, aunque lograron evitar que el papelón tuviera consecuencias.
Michael Schumacher se quedó con la victoria, al completar las 73 vueltas en 1:29.43.161 horas, Barrichello fue segundo, el portugués Monteiro fue tercero, Narain Kathikeyan quedó cuarto, Albers fue quinto y Friesacher terminó sexto en este bochorno histórico.



