David Huerta, un erudito sin pedanterías: Jorge Fernández
Tras el fallecimiento del poeta, el escritor recuerda al amigo que le salvó la vida e invita a conocer su lírica y sus ensayos

David Huerta era un lector minucioso y generoso porque contagiaba lecturas; la mancha en el espejo es lo que nos deja
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México
“David me salvó la vida, yo no soy anónimo, pero seré siempre alcohólico, en la primera descalabrada me quedé sin hogar y él me enseñó el sendero de una manera de vivir, diferente a la que yo llevaba, 21 años sobrio siguiendo su sombra”, así despide Jorge Fernández al poeta David Huerta Bravo a quien recuerda como “no acartonado, no pedante, no mamón, era un erudito sin pedanterías”.
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Tras el fallecimiento de David Huerta por complicaciones renales, Fernández lo recordó en "Así las Cosas" con Gabriela Warkentin y Javier Risco, como el hijo de Efraín Huerta, quien fuera “el inventor ellos poemínimos, quien con habilidad silábica nos enseñó lo que es la verdadera poesía, en un país donde creemos que la letra del reguetón es poética".
Compartió que “David fue un poeta absolutamente diferente a su padre, vivió el 68 como otros que lo vivieron y no los cantamañanas que ni estaban en el país”. Con su greña larga hasta los hombros conquistó Nueva York; era un extraordinario lector y contagioso.
“Era también un contagiador de películas de los hermanos mayores que te van diciendo no pierdas tu tiempo en Lola la Trailera, yo te recomiendo Buñuel por esto y esto”, aunque celebramos Santo contra las momias, que es gran cine de altura”.
“Tenía una risa contagiosa, no era para nada acartonado, no pedante, no mamón era un erudito sin pedanterías, incluso te decía “Como tú recordarás”… te hace sentir muy inteligente y que estuvieras a la altura de su genio”, recuerda Fernández.
El escritor, recomendó comprar cualquiera de sus más de 20 libros de poesía “si quieran poner en silabas la piel, las sensaciones, el miedo, el amor y el horro”, pero en especial el ensayo “La violencia en México” que afirma es “un lamento descarnado de todas las noticias de sangre que llegan de México y donde el poeta de gran corazón se duele de la patria”.
Fernández abrazó la pérdida de la también escritora Verónica Murguía esposa de David, a quien recordará como "un poeta sin complejos que se volvió canoso, y quien como ensayista fue un hombre preocupado por la realidad”.



