A mi manera: Tacos de carnitas
Soy Melissa Mochulske, y hoy les voy a contar el origen de los tacos de carnitas, a mi manera.
Ciudad de México
Además de múltiples especias, vino, caballos, perros, gallinas y borregos, Hernán Cortés llegó a la Gran Tenochtitlan con cerdos, pues comer este animal era una prueba de fe católica al tratarse de un alimento confesional y por ende, de la más cristiana de las viandas.
Las carnitas no fueron un experimento gastronómico, sino realmente, un método de conservación de la carne del cerdo, de hecho por eso se cocina prácticamente todo: piel, carne, extremidades y vísceras.
El origen de los tacos de carnitas se remonta a 1521, particularmente, al día en que el imperio azteca sucumbió finalmente ante los españoles. Se dice que éstos estaban tan felices, que Cortés ordenó cocinar unos cerdos que recién habían traído de Cuba para festejar. Una vez que estaba lista la carne (o carnita), se dieron cuenta de que no había trigo para hacer el pan que lo acompañaría. Entonces los tlaxcaltecas (quienes también estaban invitados al festín) tuvieron una genial idea: llevaron su pan de maíz, o sea, tortillas.
Cuentan los libros que desde el primer instante que el puerco y el maíz se encontraron, surgió una nueva forma de amor… y vaya que sí! pues desde entonces, los tacos de maciza, nana, buche, nenepil, cuerito, costilla, trompa, tripa, oreja y cachete, son parte de la gastronomía mexicana, eso sí, acompañados de cebollita, perejil picado, un toque de limón y salsita molcajeteada.
Soy Melissa Mochulske, y este fue el origen de los tacos de carnitas, a mi manera.