Contando historias: José José
Su vida, sus canciones, sus más grades éxitos y algunas cosas que seguramente no sabían de José José, el príncipe de la canción
Contando historias: José José
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Ciudad de México
En cabina con Sergio Almazán, periodista y escritor. Autor de libro: “Acuérdate, María” (TW:@salmazan71).
Manuel Adrián, compositor, cantante. Fue amigo de José José por más de 45 años.
En junio de este año, interrumpió una presentación para contestar una llamada inesperada de José José, durante la cual le dijo que se sentía bien de salud y que no pensaba viajar pronto a México.
Justo hace una semana, Manuel intentó comunicarse con José José sin éxito.
Víctor Sánchez, periodista de espectáculos desde hace 33 años. Fue jefe de prensa de celebridades como Salma Hayek, Ricardo Arjona, Eugenio Derbez, Adriana Barraza, entre otros. Entrevistó a Paul McCartney, Elton John, los Rolling Stones, Jane Fonda y muchos más (Facebook: Víctor Hugo Sánchez // TW:@RHijodevecino).
José José fue muy transparente al contar su vida.
No fueron amigos pero tenían una buena relación
Lo conoció en 1989 cuando José José le pidió a su jefe que lo invitara a su casa en el Pedregal porque quería conocerlo, Víctor tenía 22 años y José se sorprendió al conocer al periodista que de El Heraldo por su juventud, comieron sopa de fideo y tacos de pollo y papa.
José José fue súper amable, en el jardín había una casa enorme de juguete para sus hijos,
Anel lo trató muy bien.
Cuando lo hicieron jefe de espectáculos de “El Heraldo”, José le llamó para felicitarlo personalmente.
José José lo apreciaba y cada que se encontraban estaba pendiente de él y su carrera, en algún momento le dijo a Víctor que tenía mucho talento y que sabía que llegaría muy lejos en el periodismo.
Le aconsejó estudiar inglés, incluso le regaló unos cassettes para que aprendiera.
José José murió a los 71 años de edad, el pasado 28 de septiembre en Miami, Estados Unidos
55 años de carrera musical.
Fue la voz masculina más importante de la balada mexicana del siglo XX.
Un barítono, que se caracterizó por su matiz de voz que ha sido calificado único, inconfundible e irrepetible.
Creador del dolor funcional urbano, fue el padrino de una generación hispanoamericana prófuga del sentimiento bravío –que cambió el tequila por el ron y el whisky– para curarse del mal de amores en grupo y sin culpa por su debilidad.
Su más grande conjuro sentimental y éxtasis melodramático es El Triste. Con esta canción sella la cumbre de su éxito musical y su sentencia del ocaso.
Vendió alrededor de 100 millones de discos.
Grabó más de 50 discos
Su álbum Secretos, producido y realizado por el español Manuel Alejandro, en 1983, fue el álbum más exitoso.
Recibió nueve nominaciones al Grammy y varios reconocimientos a nivel mundial.
Llenó recintos como el Madison Square Garden, Radio City Music Hall, Las Dunas y el Auditorio Nacional, entre otros.
Su música ha llegado a países no hispanoparlantes, como Arabia Saudita, Egipto, Israel, Japón y Rusia.
En su carrera como actor, protagonizó películas como Buscando una sonrisa, La carrera del millón, Gavilán o paloma, Sabor a mí y Perdóname Todo.
¿Por qué el Príncipe?
En una de las canciones menos populares de José José estaría el secreto de su apodo artístico: “El Príncipe de la canción”. El tema que, precisamente, se llama “El Príncipe” fue grabado en el 1976 para el álbum del mismo nombre.
Aunque no es tan conocida como otras canciones del mexicano, el tema fue compuesto por Manolo Marroquín. A la influencia de dicha canción, se sumó el auge que tomó su carrera en la década de los 70.
José José no es un rey –como sí lo fue José Alfredo Jiménez– porque todo en él es mediano, más pequeño, nada es rotundo ni definitorio. Es el cantante que el espectáculo ha creado, explotado y condenado a desaparecer la línea de lo público y privado. Ante la sentencia de: los reyes lloran en el palacio.
El príncipe, nuestro príncipe, lo hace todo público, se yuxtapone uno y otro espacio en un sólo sitio: la pantalla. Y desde ahí nos cuenta su vida en el melodrama que toca y le pertenece a los plebeyos. Así lo deja ver en el desafortunado filme: Gavilán o Paloma (México, 1985, Alfredo Gurrola) donde nos marca la nueva ruta que tomará su vida y su carrera: Un sólo destino: Nada privado nos resulta ajeno.
A pesar que la figura idealizada del cantante más exitoso, de la voz más sentimental, del baladista más consumido por los varones contemporáneos del México machista urbano.
El cantante de los más grandes éxitos que suenan desde los hogares más paupérrimos del país hasta los modernos edificios de Arabia Saudita, Abu Dabhi o Israel, José José comenzará a ser el accesible príncipe cuasi plebeyo confesional de los programas de espectáculos, en los sets de revistas musicales que a la mínima provocación da cuenta sin tibiezas de sus debilidades: alcohol, drogas y derroche.
José José es siempre víctima de su propia confesión. Se vuelve entrañable por próximo y frágil, porque es empático con los sentimientos del vecino, un anónimo que lo emula, lo homenajea, lo reproduce hasta el cansancio y a cada ocasión que el dolor se presenta o al antojo de las confesiones trasnochadas con los amigos. Por ello, y en contra de su decisión, José José es parte del discurso sentimental mexicano y latinoamericano por su cercanía e intimidad hecha a fuerza de confesiones cantadas. Es por derecho propio y a fuerza de su empeñoso cancionero de baladas emocionales el dolor funcional.