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  • 26 DIC 2024, Actualizado 13:55

Familia

Los secretos de familia: tesoro o maldición

Aprende a cómo lidiar con los secretos familiares que nos ocultan por diversas razones y por muchos años

Los secretos de familia: tesoro o maldición

Los secretos de familia: tesoro o maldición

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México

Desde que nacemos pertenecemos a una familia con historia, creencias, forma de amar y de relacionarse únicas. La historia familiar, nuestro árbol genealógico, nos transmite sus valores, sus formas de crear vínculos con los demás y con el mundo.

Muchas familias guardan grandes secretos que, pueden llegar a presentar sufrimiento, enfermedades y dificultades en las generaciones venideras, ya que sin saberlo estamos ligados a los vínculos familiares pasados y sus vivencias.

Foto: Getty Images

Estos secretos se refieren a temas que, de común acuerdo, la familia calla, por motivos de culpa, vergüenza, o son temas que no pueden hablarse abiertamente, aunque toda la familia los conozca. Que tienen efectos traumáticos, y que, al instalarse en un sistema, dificultan las relaciones y la comunicación y producen desconfianza, confusión, son fuente de malestar y enfermedades.

¿Cuándo debemos exigir que un secreto de familia salga a la luz?

Cuando haya daño serio en algún descendiente (o grupo de descendientes) causado precisamente por ocultar la una verdad.

Existen distintos tipos de secretos familiares:

- Placenteros: su objetivo es agradar al otro, fortalecer la relación, y se desvelan al poco tiempo.

- Esenciales: sirven para poner fronteras frente a otros miembros.

- Peligrosos: ocultan información que hace daño a otras personas, como los abusos, el maltrato o el asesinato.

Foto: Getty Images

- Nocivos: tienen efectos negativos crónicos en la comunicación, en la capacidad para solucionar problemas y en el bienestar emocional.

En términos generales, el secreto se convierte en una molestia y en un impedimento cuando dejamos de guardarlo para ser guardados por él o, en otras palabras, en el momento en el que nos convertimos en sus prisioneros. Los secretos familiares, por lo tanto, pueden actuar sobre varias generaciones.

- Síndrome de aniversario: Nada es casual, todo es causal. La causa es recuperar aquello ominoso, callado y ponerlo en escena nuevamente a la espera de que alguien nos explique lo sucedido. Hasta que no se revele el enigma, se repetirá.

- Lealtad familiar: Si la información y los datos están, es para usarlos, nos grita el inconsciente.

- Contratos ocultos: Nunca me lo dijeron, pero sé que bailar danza clásica con tutú y mostrando las piernas es de “mujer de mala vida” y aunque mi vocación sea ser bailarina no seguiré mi deseo porque al nacer firmé con sangre (la sangre familiar) un contrato en el que aseguré no ser una mujer “liviana”.

Los secretos hay que airearlos si son del presente, de la manera más adecuada y en el momento más propicio, o sanarlos si son del pasado. Develar los secretos de familia se traduce en una liberación y sanación de problemas que tenemos y cuyo origen nos es desconocido.

- Estimulamos el diálogo: Al dialogar brindamos la posibilidad de comentarlos, hablarlos y desahogarnos poniendo nombre a las situaciones y dando la posibilidad de informar a otros miembros familiares sobre una situación determinada.

- Conocemos nuestra historia: Al conocer secretos de generaciones anteriores, nos permiten tener más clara la historia familiar y nos ayudan a definir mejor la identidad personal actual.

- Mantenemos la salud: Los secretos familiares pueden ser dañinos para la salud mental y emocional de sus integrantes, porque afectan los vínculos, causan sospechas, desconfianza o pueden volvernos más vulnerables a la enfermedad.

- Promover la verdad: El secreto contado puede ser doloroso, pero siempre el camino de la verdad es más saludable que el engaño o el misterio constante. A partir de la verdad, podemos empezar a trabajar para nuestro propio bienestar.

- No alteramos los patrones de relaciones: Por lealtad y amor familiar guardamos un secreto y cumplimos un mandato determinado, manteniendo roles rígidos para poder conservarlo. Alteramos así los patrones de relaciones entre los miembros familiares, ya que todos empezamos a ocupar “un lugar” en torno a ese secreto y no a quienes somos realmente.

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