¡Compañera presidenta! Mujeres piden salud, seguridad y empleo a Claudia Sheinbaum
La presidenta emitió su primer mensaje en una plaza abarrotada, donde recibió el bastón de mando de las comunidades indígenas.
“A mí nadie me trajo, yo me vine sola y pague el pasaje de mi camión”, me dijo entre la multitud del Zócalo, la señora Karitina, una mujer mazahua de 60 años que sólo quería ver, aunque fuera de lejos, a la primera mujer presidenta, Claudia Sheinbaum.
Desde el templete la presidenta emitía su primer mensaje a una plaza abarrotada, ya había recibido el bastón de mando de las comunidades indígenas, y mientras prometía, más seguridad y programas de salud, Karitina con el rostro curtido por la tierra de San Felipe de Progreso, Estado de México, le pedía que lleguen los médicos a las rancherías y que frene las redadas de policías y granaderos contra comerciantes.
Conforme pasaban los minutos y comenzaba a caer la tarde, en el Zócalo de la Ciudad de México se extendía el aroma de incienso y copal, arreciaba el frio y amenazaba la lluvia, pero perecía que le imploraron al Dios Tláloc que contuvo cualquier aguacero.
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Mariana levantaba una pancarta con una caricatura de la presidenta Sheinbaum y la leyenda: “¡Compañera Presidenta!, llegan ellas, todas las que un día nos pensaron libres y felices”, pero con un performance decenas de chicas, con bandas tricolores en el pecho y vestidas de abogadas, cocineras, doctoras, maestras, barrenderas, científicas, gritaban, “llegamos todas”.
Fernando de 70 años, nunca imaginó que México tendría una mujer presidenta, proveniente Puebla y acompañado de toda su familia expresó: “es algo muy grande, porque el mexicano es bien machista, nunca le damos su lugar a la mujer, y mire, hasta donde pueden llegar”.
En la plaza del Zócalo, mucho júbilo por la primera mujer presidenta y ahí estaba, Claudia en peluches, en llaveros, en muñecas, también en cobijas, gorras y playeras y se escuchaban las porras, las vivas y las consignas de apoyo.
Y en medio de la algarabía, a tan sólo dos calles, sobre Isabel la Católica, decenas de indigentes acomodando cartones y papel, sólo buscaban pasar la noche, cargando el peso de la pobreza y la miseria, marcando al México real, el México que inicia nuevo sexenio y una nueva historia con Claudia Sheinbaum, la primera presidenta de México.