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  • 19 ABR 2024, Actualizado 05:22

CON MARTHA DEBAYLE

CON MARTHA DEBAYLE. Impacto neurológico en los niños durante el confinamiento

Para todos los que están agobiados por el aprendizaje de sus hijos, su desarrollo mental y emocional

Impacto neurológico en los niños durante el confinamiento

Impacto neurológico en los niños durante el confinamiento

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Mexico City

Adalberto González Astiazarán. pediatra, egresado del Instituto Nacional de Pediatría. Neurólogo, egresado del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.

Hay complicaciones neurológicas asociadas al Covid-19, tanto por acción directa como por reacciones inflamatorias e inmunológicas de los pacientes al virus.

Incluso, estudios han demostrado que las restricciones sociales, el encierro y el cierre de escuelas, han contribuido a que se genere el estrés en padres e hijos.

Que además, se ha convertido en un factor de riesgo que amenaza el crecimiento y el desarrollo infantil en diversos aspecto

Para entender a qué grado han llegado estos cambios, traemos a un experto en neurología pediátrica, quien nos explicará cómo entender a nuestros hijos y sacar su mejor potencial.

¿Qué está pasando con el desarrollo neurológico de los niños?

De acuerdo a diferentes estudios, hay varias posibles consecuencias mentales y emocionales de epidemias (COVID-19, H1N1, SIDA y Ébola), como: ansiedad o depresión severa entre los padres y trastorno de estrés agudo, estrés postraumático, trastornos de ansiedad y depresión entre los niños.

Cuantas más experiencias negativas tenemos, mayor es el riesgo de retrasos en el desarrollo y problemas de salud en la edad adulta, como deterioro cognitivo, abuso de sustancias, depresión y enfermedades no transmisibles.

Hay que tener en cuenta que las situaciones de encierro se convierten en una experiencia infantil adversa (ECA) y puede generar estrés emocional, con pérdidas potenciales para el desarrollo cerebral, la salud individual y colectiva, y el deterioro a largo plazo de la cognición, la salud mental y física y la capacidad laboral de los futuros adultos.

La pandemia exige que millones de padres y cuidadores demuestren UNA ALTA CAPACIDAD de resiliencia; sin embargo, para superar la adversidad es la interacción entre las personas, que se ve comprometida por el aislamiento, lo que genera un mayor estrés tanto en padres como en niños.

No todos los niños han sido inmunes al virus

Una investigación de la Universidad de Manchester, detectó que los niños confinados durante la pandemia, que además habían sido contagiados, estaban desarrollando enfermedades cerebrales y / o de la médula espinal.

Mientras tanto la University College de Londres, realizó un estudio donde niños que presentaron síntomas de Covid-19, presentaron dolor de cabeza, signos del tronco cerebral y del cerebelo, encefalopatía, debilidad muscular y reducción de los reflejos. Las resonancias magnéticas mostraron cambios en el esplenio del cuerpo calloso (SCC, por sus siglas en inglés).

Niños menos activos

Hay que tener en cuenta que cuando los niños no van a la escuela son menos activos físicamente:

pasan mucho más tiempo frente a la pantalla,

tienen patrones de sueño irregulares,

dietas menos favorables,

aumento de peso y una pérdida de la capacidad cardiorrespiratoria.

Estos efectos negativos sobre la salud pueden ser mucho peores cuando los niños están confinados en sus casas sin actividades al aire libre ni interacción con amigos de la misma edad durante el brote.

Un estudio en China, demostró que las puntuaciones medias de estrés postraumático eran cuatro veces más altas en los niños que habían sido puestos en cuarentena que en los que no estaban en cuarentena.

¿Por qué la primera infancia es tan importante en el aprendizaje de un niño?

Si bien el aprendizaje se da a lo largo de la experiencia de vida, es durante los primeros años cuando se sientan las bases para el desarrollo, a través de CONEXIONES CEREBRALES.

Eso favorece el aprendizaje de habilidades sociales, de lenguaje, motricidad fina y gruesa y del pensamiento simbólico.

En la infancia se da la estructura y se inicia un método para que ocurra el aprendizaje, y este no sólo consiste en adquirir información académica. También incluye un aprendizaje motor, del lenguaje, socioemocional…

Este último ha cobrado en nuestros días (incluso desde antes de la pandemia) una gran importancia como un aspecto central en el desarrollo integral de las personas.

En la primera infancia, la vinculación con un adulto emocionalmente competente y la interacción a través de diálogos emocionales positivos es el medio más reconocido para lograr que las personas puedan comprender las emociones y comunicarlas.

¿Cómo impactan estos primeros años lo que viene más adelante?

Las experiencias de los primeros años de vida tendrán una interacción con la carga genética, que va a determinar una conducta posterior como rendimiento académico, logros laborales, relaciones interpersonales, etc…

Incluso, considerando conceptos de la epigenética, tendrá impactos en generaciones posteriores.

En los primeros cinco años, pero también en la infancia y en la adolescencia, estas experiencias serán definitivas en la formación del cerebro, de sus funciones y, sobre todo, en la concepción que cada uno se forma del mundo, para asumir las dificultades y para mejorarlo cuando se pueda.

¿Cómo ayudar a tus hijos?

El contacto presencial es IRREMPLAZABLE. Sin embargo, podemos buscar herramientas para recordarles que somos seres sociales. Por ejemplo, recurrir a la tecnología como herramienta que nos acerca para generar espacios con otros niños u otros familiares o amigos.

El sistema nervioso, por tanto, necesita activarse para mover el cuerpo. Por eso es importante motivar a los niños a hacer actividades físicas, teniendo una dieta balanceada, etc.

El cerebro infantil necesita que el cuerpo se mueva para su correcto desarrollo. Por eso hay que impulsarlos a jugar desde pequeños, sobre todos juegos donde moverse sea el elemento principal.

Las escuelas pueden promover activamente un horario consciente de la salud, una buena higiene personal, fomentar las actividades físicas, buenos hábitos de sueño.

La comunicación cercana y abierta con los niños es la clave para identificar cualquier problema físico y psicológico y para consolar a los niños en aislamiento prolongado.

El confinamiento en el hogar es una buena oportunidad para mejorar la interacción entre padres e hijos, involucrar a los niños en las actividades familiares y mejorar sus habilidades de autosuficiencia.

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