Las 15 caricaturas con las que pasaste el verano en los noventa

Ver las travesuras de Yakko, Wakko y Dot era uno de nuestros pasatiempos favoritos en vacaciones. Además, ¡fue la caricatura más vista en la década de los noventa!(Foto: Especial)

Ver las travesuras de Yakko, Wakko y Dot era uno de nuestros pasatiempos favoritos en vacaciones. Además, ¡fue la caricatura más vista en la década de los noventa!

No por nada Batman es el favorito entre los super héroes. Crecimos con él defendiendo a Ciudad Gótica.

Los hermanos castores Norbert y Daggett dejaron su hogar por primera vez para valerse por sí mismos en el bosque. Con ellos aprendimos que independizarnos no era algo fácil.

Reíamos sin parar con las muecas de miedo que hacía Coraje, el perro cobarde, pero que de cobarde no tenía ni un pelo.

Daria no destacaba por sus dotes sociales, pero sí por su inteligencia y sarcasmo. Ella nos hizo ver la vida tal y como es, llena de verdades incómodas y desde un punto de vista más realista.

Aprendimos que nuestra manera de arreglarnos es parte de nuestra personalidad, así que tenemos que ser muy originales.

Dragon Ball Z es y siempre será de las favoritas por todos.

Nos divertíamos al ver a la molestona Didi y su inteligente hermano Dexter.

Jamás olvidaremos el "te odio... pero te amo... pero te odio" de Helga G. Pataki.

Con Johnny Bravo aprendimos que a pesar de ser un galán, algo puede salir mal en una conquista.

Nuestro deseo de salvar al mundo también se lo debemos a las Chicas Superpoderosas.

Pinky nos demostró que el arte viene desde adentro cuando, sin querer, escupió en un cuadro (de una dona) recién hecho por Cerebro, convirtiéndolo en una obra de arte digna de los críticos snobs que estaban viendo los trabajos de la corriente del “rosquillismo”. Como el nombre de Pinky parecía poco artístico, decidió llamarse: PINKASSO

Pokemon nos enseñó lo importancia de tener un fiel amigo.

Qué divertido era ver las desventuras de estos bebés cuando se enfrentan a las cosas de la vida que no entienden.

Nuestras vacaciones no hubieran sido tan buenas sin Taz, quien a pesar de ser incapaz de hablar, le entendíamos mediante sus gruñidos y gritos enfurecidos.



