Cuando demasiado amor vuelve ingratos a los hijos
¿Cuántas de ustedes creen que sí hay un límite para el amor que le damos a nuestros hijos?
Cuando demasiado amor vuelve ingratos a los hijos
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Ciudad de México
Julia Borbolla, psicóloga. Creadora de los proyectos Antenas y Escudo de la Dignidad.
Cuentahabientes, les voy a preguntar algo muy fuerte, ¿Cuántas de ustedes creen que sí hay un límite para el amor, en especial para los críos?
Seguramente muchas estarán pensando “Ay no Martha, no hay límites, mi hijo/a se merece todo mi amor porque básicamente ¡yo lo parí!”
Pues ¿qué creen? Que si piensan que sus hijos se merecen el paraíso y son de las madres abnegadas que le dan y dan todo a manos llenas, hoy les vamos a explicar por qué la están regando y ¡gacho!
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Viene Julia Borbolla a explicarnos cuál es la medida exacta y sana, que tus hijos necesitan para saber que los amas, pero sin convertirlos en unos tiranos.
La madre abnegada se vuelve invisible a sus hijos y revive al morir, es decir, aquella mujer que dejo los pulmones para sacar adelante a sus hijos, que les dio todo y que se puso siempre en segundo plano no recibe reconocimiento, ni regalos, ni siquiera visitas de sus hijos adultos. Cuando llegan en navidad es para seguir recibiendo de esa madre sus platillos y para ver a sus hermanos. Nuevamente esta mamá prepara el gran banquete para recibirlos y refuerza el mensaje de que ellos, sus hijos, son los reyes de la casa.
Cuando esta mujer muere, la vuelven santa, hablan de ella y de la gran admiración que le tienen, pero ella ya nunca lo escucho.
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Por el contrario, la madre fría, alejada, que tal vez delego sus funciones a la nana o a la abuela, es tratada por sus hijos con atenciones y mimos. La cuidan, la respetan e inclusive temen disgustarla. Cuando esta madre tiene algún detalle de cariño hacia sus hijos, ellos lo magnifican y lo aprecian como si fuera la gran cosa.
Muchas mujeres se convierten en madres sin conocer este fenómeno, pero lo descubren tarde y se preguntan el porqué.
La respuesta es sencilla:
•Tus hijos te ven como te vendes. Si te vendes como su incondicional, ellos asumirán que así eres y no sentirán que deben retribuirte por algo que es tu obligación
•Si no les pides nada a cambio de lo que les das, no aprenderán que deben agradecerlo o pagarlo.
•Si les das todo a tus hijos porque tu necesitas sentirte “buena madre”, es fácil que te olvides de hacer “buenos hijos”
•Si no puedes, por ningún motivo verlos sufrir, aunque sea un poquito, ellos entenderán que su felicidad esta depositada en tus acciones y no en las suyas.
•Ser salvadora no convierte a los hijos en hombre fuertes y valientes.
•Tu entrega les asegura tu amor y no sienten necesidad de ganarlo
•La madre fría o alejada hace que sus hijos busquen constantemente su cariño y aprobación, pero eso no es mérito de la madre sino carencia de los hijos.
¿Cuál sería entonces la justa medida de una mamá?
1. Da amor maduro, que busque tu satisfacción de besar y abrazar a tus hijos sin olvidar que también necesitan límites, y un desapego paulatino para ser hombres y mujeres independientes al final de tu labor.
2. Haz que tus hijos luchen un poco por lo que desean, porque cuando lo logran, el triunfo será de ellos y no tuyo.
3. La adversidad en justa medida es una gran maestra para la vida porque te obliga a actuar. No les evites dolores o tropiezos a tus hijos que ellos mismos sean capaces de superar porque los inhabilitas.
4. Celebra tu cumpleaños, pide tu espacio, cuida de tu persona y tus necesidades. Los hijos nos quieren menos de lo que nosotros los queremos a ellos y es por eso que hay que enseñarles como demostrarnos cariño y gratitud.
5. No les cobres factura a tus hijos de lo que haces por ellos porque no te lo han pedido. Tu homenaje verdadero es que ellos ya no te necesiten para sobrevivir.