Bohemian Rhapsody cumple 50 años: así creó Queen su canción más popular
Lo de Queen no tuvo sutilezas, no así arrojo y exhibición. El resultado, una balada con tintes orquestales.
Freddie MERCURY and QUEEN / Fin Costello
Cuando Queen lanzó Bhoemian Rhapsody en 1975, la industria musical no estaba acostumbrada a canciones que desafiaran abiertamente la estructura tradicional. No hay coros y está hipersaturada de cambios abruptos en cuanto a ritmo. Aunque hoy muchos la consideran un tema pop más, incluso para algunos, sobrevalorado, en su momento parecía destinada a ser una rareza experimental. Sin embargo, y tratándose de Queen, una banda capaz de convertir lo excéntrico en mainstream, terminó por imponerse como un éxito rotundo.
También hay quien le arroga la presea de himno del rocanrrol, puede ser. Pero cómo así, cuando tan solo en esa década salieron a la luz temazos como Let It Be de The Beatles, o Paranoid de Black Sabbath; o la monumental Stairway to heaven de Led Zeppelin que, de acuerdo con la crítica, es una pieza de manufactura impecable y de perfección arquetípica. O qué hay de Another Brick On The Wall de Pink Floyd, sonido de protesta. Ni qué decir tiene de Heroes, la pletórica apuesta lírica de David Bowie que nos recuerda que cualquiera puede ser un héroe al menos una vez en la vida. No hay comparación.
Bohemian Rhapsody, hemos visto, fue transgresiva y tomó sus riesgos, a qué negarlo. Pero no es icónica, ni mucho menos es un himno. Que algo guste mucho a muchos es, por lo menos, sospechoso.
OAKLAND, CALIFORNIA - JULY 24: Led Zeppelin, is performing at Oakland Coliseum in Oakland, California on July 24, 1977 / Larry Hulst
Así surgió Bohemian Rhapsody
Cuenta la anécdota que la canción comenzó a crearse en el departamento londinense de Freddie Mercury, donde, mientras trabajaba en progresiones de piano, le pareció buena idea mezclar, de manera directa, la confesión íntima con la teatralidad, algo, además, bastante frecuente por aquella época (vuelta a Bowie con Stardust, tres años antes que Bohemian Rhapsody). Lo de Queen no tuvo sutilezas, no así arrojo y exhibición. El resultado, una balada con tintes orquestales. Su estrenó fue bien recibido, sobre todo porque la banda ya contaba con renombre, conciertos masivos, y dos albums de estudio bajo el brazo: Queen y Queen II.
Mercury evitó dar explicaciones detalladas sobre el significado de la letra de Bohemian Rhapsody. Habló de “relaciones” y “conflicto interno”, nada nuevo, aquello ya había sido abordado antes por bandas como The Rolling Stones con sus canciones Wild Horses y Angie; o Led Zeppelin con Since I’ve Been Loving You.
Los biógrafos más entusiastas de Mercury, por otro lado, han atribuído la letra a una metáfora sobre la aceptación personal y las tensiones que la acompañan.
La grabación sí que fue compleja. Se realizaron más de 180 pistas vocales superpuestas, una cifra inaudita para la tecnología analógica de la época. Queen y los productores pasaron semanas en el estudio, grabando, mezclando y empalmando voces para lograr el efecto coral que distingue la sección operística. Aquella acumulación de capas llevó al límite la cinta de grabación, que terminó desgastada por el proceso.
David Bowie como Ziggy / Express
La disquera se resistió a publicar la pieza como sencillo. Era demasiado larga, demasiado experimental y supuestamente inadecuada para la radio. Mucho de todo. Aún con eso, Mercury se obstinó hasta el cansancio con publicarla, y finalmente consiguió que el locutor Kenny Everett la transmitiera repetidamente en Londres. En cuestión de días, las estaciones de radio comenzaron a recibir llamadas exigiendo la canción.
Bohemian Rhapsody encabezó las listas durante varias semanas en Reino Unido y, tras la muerte de Mercury en 1991, volvió a ocupar el primer lugar. Décadas después, su reaparición en 2018, impulsada por la película homónima, demostró que la pieza conserva su popularidad intacta.
Rollling Stones Live At The Roundhouse / Evening Standard