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  • 28 ABR 2024, Actualizado 19:45

El costo que ha pagado el mundo por el “tacaño price”

Si la creencia tuviera un color, ese color sería el rojo Chino… Sabrina Meng

El costo que ha pagado el mundo por el “tacaño price”

El costo que ha pagado el mundo por el “tacaño price” / W Radio

China

Todo empezó cuando en Mobile World Congress 2023 el pasado mes de febrero en la ciudad de Barcelona, España, Huawei cerró una de sus conferencias dedicadas a sus avances en el sector energético con un “vengan a China”. Ante mi perplejidad (por todos los avances tecnológicos que habían presentado) y hasta cierto punto incredulidad, levanté la mano cual alumno en clase, haciendo seña de querer ser de los primeros en entrar al gigante asiático tras 3 años de fronteras cerradas para poder presenciar todo lo que ellos presumían.

Mes y medio bastó para que se diera esta oportunidad y lo mejor, es que esta visita la hicimos acompañados de Héctor (Liu Xin), un chino nacido en los años ochenta y un factor clave para entender los cambios que vimos tras 6 años de nuestra última visita.

Shenzhen y el parque vehicular

Esta ciudad con una media de 12 millones de habitantes en donde tuvimos la oportunidad de escuchar el discurso de Sabrina Meng la actual presidenta rotatoria de Huawei en el Analyst Summit, fue donde Xin, nos explicó cómo funcionaban muchas cosas, empezando por la asignación de placas y las licencias de conducir.

Sistema de placas

Estas se asignan por medio de un sorteo, ya sea que quieras comprar un auto que utilice combustible (placas azules) o uno eléctrico (placas verdes) es la rapidez con la que quizá puedas obtenerlas. Al ser más caros los autos ecológicos, es más probable que obtengas una placa, ya que el gobierno chino quiere incentivar su compra por ser más amigables con el medio ambiente, aunque puede suceder que, si la obtienes y no cuentas con los recursos, puedas venderla a otro usuario que la necesite y cuente con el dinero. Otro punto de resaltar es que las placas por familia tienen prioridad, ya que se prorratea el boleto del sorteo por cada uno de los miembros que la componen.

Con esto la ciudad se ve que tiene bien controlado el parque vehicular, ya que al menos por lo que vimos, no hay casi autos viejos.

Las licencias chinas

Este fue una de las cosas que más nos llamó la atención, ya que para obtenerla hay que pasar el examen de manejo, tanto teórico como práctico. Cuando se hacen de una, cuentan con 12 puntos por año y lo interesante está en que cada que se terminan estos, hay que volver a la autoescuela para hacer de nuevo el examen y poder así obtener otros 12 puntos. Aunque no todo termina ahí, pues si al terminar el año te quedan menos de esos 12 puntos, tienes que pagar una multa aproximadamente de 30 dólares. Con esto el gobierno se asegura de que cumplas las reglas, de hecho, nosotros lo vivimos, pues en una ocasión por no traer los cinturones de seguridad puestos en la parte trasera del taxi, nos detuvieron con una amonestación de que si reincidíamos, la multa a nuestro buen amigo Héctor podría ser de hasta 160 dólares. Esto obedece a que nuestra visita estaba vinculada a su identificación por ser el ejecutivo de la compañía que nos invitó y que nos acompañaba.

Ahora estos son algunos de los casos en los cuales les pueden restar puntos a los conductores:

  • · Si excedes el límite de velocidad te puede costar de 1 a 6 puntos.
  • · Si manejas sin licencia o con licencia vencida, te restan 6 puntos y te vas preso 15 días.
  • · Si majeas con aliento alcohólico te restan 12 puntos y reincidir puede provocar que te quiten la licencia de por vida.
  • · Y si te quitan más de 24 puntos en un año o excedes los 39 puntos, es obligatorio volver al auto escuela para pasar 3 exámenes.


Autos eléctricos que no le piden nada a los Tesla

Otra de nuestras sorpresas vino cuando nos subimos a los autos eléctricos, estos en algunos casos cuentan con sensores de contaminación y el aire acondicionado tiene la capacidad de filtrar parte de las partículas dañinas. Otra de las cosas que nos sorprendió es que muchos de estos podían compartir internet a los usuarios o en su caso contaban con cargadores inalámbricos para smartphones que soportaran esta tecnología.

Imperialismo a lo chino

Algo que también entendimos en este viaje es que los chinos no buscan imponer su forma de ver las cosas, de hecho, son respetuosos de las legislaciones locales de cada país, de hecho, me hizo recordar a los romanos cuando se asentaban en las ciudades que conquistaban, ya que estos no imponían su ideología, solo se dedicaban al control estatal y el cobro de impuestos. Ahora ellos buscan que adoptemos sus tecnologías sin meterse en nuestros asuntos internos, de hecho en una charla que tuvimos sobre proyectos de digitalización mundial, vimos con orgullo que uno de los 5 mejores proyectos se ha desarrollado en México de la mano de Regina Cervera y C Minds, una joven que ha aprovechado la inteligencia artificial, la nube y sistemas de Huawei para poder mapear el comportamiento de los jaguares en Mérida, tal proyecto ha ayudado a entender el movimiento de estos felinos y sobre todo el impacto que pueden tener proyectos como el tren maya en el desplazamiento de este tipo de especies.

55% de las utilizades invertidas en investigación y desarrollo

Este milagro no sería posible sin que se invierta en ID, Huawei por ejemplo invierte más de la mitad de sus ganancias en esto y para muestra está Xiliubeipo Village, el campus dedicado a esto en Songshan Lake en Suzhou, Jiangsu segunda ciudad que visitamos. Este lugar tiene una extensión que rebasa equiparable más de 100 canchas de fútbol y Ren Zhengfei el fundador de Huawei por mero gusto, le construyo con la arquitectura de los países europeos que ha visitado y que más le han gustado, siendo esto una suerte de Disneylandia para los ingenieros. Al recorrer los pasillos, vimos muchos jóvenes chinos escogiendo donde comer, pues al interior tienen restaurantes y comedores privados, mismos que anualmente pueden cambiar acorde a las calificaciones que ellos mismos dan como empleados. Es importante resaltar que estos lugares no están subsidiados, ellos lo pagan con su salario.

Este lugar tal y como nos lo comentó Héctor, es uno de los sitios más envidiados por los empleados, ya que solo da cabida a los mejores dentro de la compañía, pues estos virtuosos de la tecnología muchas veces ganan más que los propios ejecutivos y cuentan con presupuestos que pueden ser la envidia de muchas de las mejores universidades a nivel mundial.

Feriados productivos

Otro de las buenas prácticas del gigante asiático son los feriados, estos tienen un elemento particular que busca que los chinos tengan puentes, pero con cierto costo, y es que por ejemplo adicional a su semana de asueto por el año nuevo chino, cuentan con otra semana de descanso por el día nacional en octubre, así como 4 feriados de 3 días como el que vendrá el primero de mayo, el 5 del mismo mes por el calendario lunar, el día de los mayores y el 15 de agosto. El costo que tienen que pagar, es que reponen los días de asueto que conformaron su puente, trabajando los fines de semana subsecuentes, exceptuando el día feriado, ósea por ejemplo el del día del trabajo, no lo tienen que reponer. Así que se dan varios días de descanso al año, al menos más que en México.

Shanghai y la democratización del comercio digital

En esta ciudad nos metimos al corazón del centro para ver un poco más de lo que ofrece. Aquí nos maravilló que toda la ciudad utiliza pagos vía WeChat (el equivalente a Whatsapp), de hecho, es tal la radicalización de este sistema, que han olvidado por completo a los turistas. Esto fue un problema para nosotros como visitantes ya que, si no hubiera sido por Liu, no hubiéramos podido comprar nada, pues en ningún establecimiento logramos pagar con tarjetas occidentales y mucho menos disponer de efectivo en los cajeros. De hecho, Héctor nos comentó que esa fue una de las cosas que olvidó el gobierno chino tras la pandemia, ya que había digitalizado y fiscalizado a todos, pero dejando de lado a los turistas.

Con esto queremos hacer particular énfasis en que, durante nuestra visita de 10 días, no vimos un solo vagabundo. Incluso en una charla con Huang Daohen, uno de los ejecutivos de la compañía, le cuestionamos sobre esto. Este nos expuso que como tal si hay, aunque en menores proporciones, porque el sistema chino, al menos en las grandes ciudades, las plataformas digitales permiten que, hasta las personas con menos recursos con un smartphone sencillo, tengan la posibilidad de cobrar algo, ya seas creador de contenido o el señor que vende arroz fermentado en la calle, con una terminal pueden hacerse de ingresos sin la necesidad de pagar comisiones, ya que la plataforma WeChat es operada por el gobierno. Solo necesitan presentar su declaración anual, y como todo está digitalizado, todo es sencillo y transparente.

Hangzhou y las carreteras con 5G

Al movilizarnos a una de las ciudades más hermosas que nos ha tocado visitar, nos impresionó que durante todo el trayecto (100 kilómetros) tuvimos conectividad 5G, claro con las limitantes del firewall chino, pero esto nos permitió aprender más sobre su red social “el libro rojo”, mismo que tiene creadores de contenido que hacen de streamings de ellos trabajando o de los contenidos que por ejemplo veía Héctor cuando era niño. Aquí es donde vimos parte de la brecha de contenidos que tenemos en Latinoamérica, pues al comentarle a nuestro buen amigo chino de las caricaturas de Remi, Heidi, Gigi y por demás novelas dramáticas que vimos en los ochenta en donde todo mundo pierde, Liu sonreía diciendo, que ellos no veían ese tipo de contenidos, sino que más bien había programas más relacionados con leyendas locales como el de la serpiente verde o blanca que cuentan cómo deidades se materializan en la tierra para ayudar al pueblo. Ahí es donde empezamos a entender parte del milagro chino, pues al menos su generación, fue a la que le tocó ver la transición de la apertura económica china, el cambio en las políticas de natalidad e incluso la oportunidad de comer distinto.

De pobreza a potencia

W Radio

En una comida Héctor saboreaba uno de los tantos caldos que tuvimos oportunidad de probar, en ese momento, lleve a la mesa algo que recordaba de mi último viaje hace 6 años, y este era el punto de que la comida en ese entonces no era del todo rica para mi paladar occidental, pues ahora percibía un cambio radical en la cocina, ya que tienen muchos alimentos fusionados con la sazón de otras regiones en donde utilizan más el picante.

En este dialogo, Liu remató con un “es que antes éramos muy pobres” y aquí se me hizo un hueco en el estómago, tras esa frase vino una anécdota de cómo él comía solo repollo y papas en su niñez, agregando que incluso recordaba como en el invierno tenían que almacenar estos insumos para tener algo que comer o que él solo tenía la oportunidad de comer fruta cada que su papá regresaba, tras semanas de ausencia, pues trabajaba como policía en un tren y el souvenir que le llevaba era justo eso, fruta. También nos platicó como incluso estuvo a punto de morir por intoxicación tras una fuga que presentó la estufa con la que calentaban su casa. Ahí es donde caí en cuenta donde estábamos parados en los ochenta como mexicanos, una época donde quizá muchos de nosotros comíamos lo básico, pero no a ese nivel.

Finalmente ahora que estuvimos sentados frente a un colega chino de nuestra misma generación, logramos entender que hemos pagado un costo muy caro en el mundo y este es “el tacaño price”. Haciendo referencia a que cuando regateábamos con los chinos en algún mercado para comprar algo y ofrecíamos el 50% o menos de su costo, muchos de ellos se enojaban diciendo que les dábamos poco a ganar y que les estábamos pagando el tacaño price, pero aun así nos vendían, porque simplemente no dejaban dinero sobre la mesa. Aquí es donde hice conciencia de que el mundo, muchas veces les pasó factura a los chinos ofreciendo precios muy bajos y ellos como nación, aguantaron el embate de la codicia global, esperando pacientes para convertirse ahora en la nación con mejor infraestructura, servicios, tecnología e incluso calidad de vida, porque al momento de abordar nuestro vuelo de regreso a México, no vimos 1 solo vagabundo y si muchos niños, jubiladas bailando a mitad de la calle y sobre todo mujeres emprendedoras, liberadas y vestidas al último grito de la moda. En resumen, vimos pueblos repletos de gente orgullosa por su país con una frase constante… “hay que trabajar duro”. Y así que, aunque les castiguemos o les paguemos el tacaño price, ellos seguirán vendiendo y por ende prosperando para perfilarse como la mejor economía del mundo.

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