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  • 22 DIC 2024, Actualizado 15:48

Negociar o comunicar, he ahí el problema

Hay quien queriendo comunicar se pone a negociar cediendo algo de sus sueños o necesidades y quien debiendo negociar, hace lo contrario

Negociar o comunicar, he ahí el problema

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México

En entrevista con "Martha Debayle en W", Mario Guerra, psicoterapeuta, tanatólogo, coach ontológico, hipnoterapeuta certificado internacionalmente, conferencista y nuestro rockstar del amor, (TW y IG: @marioguerra // FB: @marioguerra.mx // YT: @MarioGuerramx // encuentrohumano.com) nos cuenta las diferencias entre las intenciones de comunicar y negociar.

Negociar o comunicar, he ahí el dilema.

¿Alguna vez te has preguntado si debes negociar o simplemente comunicar una decisión en tus relaciones? Parece clara la respuesta si miras todo desde la perspectiva de tus necesidades, la situación y lo que deseas. Pero no siempre es tan simple para algunos; hay quien queriendo comunicar se pone a negociar cediendo algo de sus sueños o necesidades y quien debiendo negociar, sólo comunica una decisión ya tomada sin mucha empatía por el otro. Vamos a conversar de este tema buscando encontrar claridad.

De qué hablamos hoy acá:

En la vida, constantemente nos encontramos en situaciones donde debemos tomar decisiones que afectan no solo a nosotros mismos, sino también a las personas que nos rodean. Pero el dilema es el siguiente:

● ¿Tomo la decisión que realmente quiero, a pesar del posible desacuerdo o incluso rechazo de la otra persona y asumo las consecuencias que esto pueda traer?

● ¿O me siento a negociar, con el riesgo inherente de tener que comprometer mis propios sueños, deseos o necesidades?

El conflicto está en que, por un lado, queremos ser fieles a nosotros mismos y seguir el camino que consideramos correcto. Pero, por otro lado, también valoramos nuestras relaciones y no queremos causar daño o crear conflictos innecesarios.

Para poner un “rostro” a este dilema, imaginemos el siguiente escenario:

Estás en una relación de pareja y te ofrecen un trabajo o beca muy atractivos en otro país. Es la oportunidad que has estado esperando y podría catapultar tu carrera o estudios a un nuevo nivel. Pero aquí viene el giro: tu pareja acaba de iniciar el negocio de sus sueños, un emprendimiento que, al menos durante los próximos tres años, solo se puede desarrollar en la ciudad donde ambos residen actualmente.

Ahora bien, ¿qué haces? ¿Tomas la decisión de aceptar esa oportunidad única y comunicas a tu pareja que te vas, asumiendo todas las consecuencias que esto pueda tener en tu relación? ¿O te sientas a negociar, sabiendo que hacerlo podría significar tener que renunciar o aplazar tus propios sueños y aspiraciones?

Este ejemplo nos muestra que el dilema entre negociar y comunicar una decisión es más que una simple elección; es un cruce de caminos que nos obliga a evaluar qué estamos dispuestos a sacrificar y qué estamos dispuestos a arriesgar.

¿Qué es comunicar una decisión y qué es negociar?

Parece obvio, pero entender con claridad los conceptos nos puede ayudar:

Negociar: Es el proceso de encontrar un terreno común entre dos o más partes para llegar a un acuerdo. Se basa en el diálogo y la colaboración.

Comunicar una decisión: Es informar a la otra parte sobre una resolución ya tomada, sin espacio para cambios o ajustes.

Los límites en una relación: ¿Se negocian o se comunican?

Uno de los aspectos más importantes en cualquier tipo de relación es el establecimiento de límites. Pero: ¿Estos límites se negocian o se comunican de manera unilateral?

Límites que se comunican

Valores y principios fundamentales: Los límites que están relacionados con tus valores y principios básicos no son negociables. Por ejemplo, si tienes un compromiso firme con la honestidad, ese es un límite que debes comunicar claramente.

Salud y bienestar: Los límites que protegen tu salud física y emocional deben ser comunicados de manera clara y directa. No hay espacio para negociar cuando se trata de tu bienestar.

Seguridad: Si algo pone en peligro tu seguridad o la de las personas que te importan, ese es un límite que debe ser comunicado sin ambigüedades.

Límites que podrían negociarse

Tiempo y espacio: Aunque cada persona necesita su propio tiempo y espacio, la cantidad y la calidad de estos pueden ser negociables, especialmente si ambas partes tienen necesidades y deseos diferentes.

Compromisos y responsabilidades: En una relación de pareja o incluso en una amistad, las responsabilidades como quién hace qué tarea o cómo se dividen las cuentas pueden ser límites flexibles que se pueden negociar.

Actividades y pasatiempos: Si a uno le gusta el senderismo y al otro no, podrían negociar cómo incorporar esta actividad conjunta o encontrar un punto medio.

El deseo o posibilidad del fin de una relación: ¿Negociar o comunicar?

Llegar al final de una relación es una experiencia compleja y emocionalmente intensa. Una de las preguntas más difíciles que surge en estos momentos es: ¿Deberíamos intentar negociar los términos de este final o es mejor comunicar de manera directa y clara que la relación ha llegado a su punto de conclusión?

Cuando es más apropiado comunicar

Cuando hay abuso o toxicidad: En situaciones donde hay abuso emocional, físico o psicológico, la decisión de poner fin a la relación es algo que debe comunicarse de manera clara y firme, sin espacio para la negociación.

Cuando los valores fundamentales son incompatibles: Si llegas al punto en que te das cuenta de que hay diferencias insalvables en valores o metas de vida, comunicar tu decisión de terminar la relación es probablemente el mejor camino.

Cuando ya se ha intentado negociar: Si ya has pasado por múltiples rondas de conversaciones, terapia o intentos de mejora sin éxito, puede que haya llegado el momento de comunicar que la relación ha llegado a su fin.

Cuando podría considerarse negociar

Cuando hay amor y respeto mutuos: Si ambos todavía se aman y respetan, pero han llegado a un punto crítico podrían hablar de nuevas reglas o límites para mantener la relación.

Cuando hay hijos de por medio: En este caso la decisión de terminar una relación se complica. Podría ser útil negociar cómo manejarán la crianza compartida o incluso si hay una posibilidad de terapia de pareja antes de tomar la decisión final.

Cuando la relación tiene un largo historial: Si has estado en una relación durante muchos años, negociar y explorar todas las opciones disponibles puede ser un paso necesario antes de decidir poner fin a la relación.

¿Por qué alguien que sabe que necesita comunicar, acaba negociando?

Las personas que saben en su interior que necesitan comunicar una decisión terminan negociando por varias razones:

Miedo al conflicto: La idea de enfrentar una reacción negativa o emocionalmente intensa puede hacer que alguien opte por la "ruta segura" de la negociación, incluso cuando sabe que la decisión no es negociable.

Culpa o responsabilidad emocional: A veces, la persona siente que tiene una deuda emocional con la otra parte o que es su responsabilidad hacerla feliz, lo que la lleva a negociar en lugar de comunicar su verdadera decisión.

Inseguridad personal: La falta de confianza en uno mismo y en la validez de sus propias necesidades y deseos puede llevar a alguien a ceder y entrar en una negociación en lugar de afirmar sus límites.

Presión social o cultural: En algunas culturas o entornos sociales, la negociación es vista como una virtud, mientras que la comunicación directa de límites o decisiones puede ser vista como egoísta o insensible.

Presión de la otra parte: En muchas ocasiones, la otra persona involucrada puede ejercer una presión considerable y de diversas formas: manipulación emocional, chantaje, culpabilización o incluso agresión verbal. En estos casos, la persona puede sentirse acorralada o intimidada hasta el punto de entrar en una negociación que en realidad no desea para evitar un conflicto mayor o para protegerse emocionalmente

¿Y si el caso es al revés? Cuando alguien que debería negociar acaba solo comunicando.

A veces, la persona opta por comunicar una decisión de manera unilateral cuando, en realidad, la negociación sería el enfoque más apropiado. Veamos algunas razones:

Impaciencia o frustración: A veces, la persona puede sentir que las conversaciones anteriores no han llevado a ninguna parte y decide tomar una decisión unilateral por impaciencia o frustración.

Evitación de conflictos: Paradójicamente, alguien podría optar por comunicar una decisión sin negociar para evitar el conflicto que podría surgir durante la negociación.

Falta de habilidades de negociación: No todos tienen la formación o la experiencia para manejar una negociación efectiva, lo que podría llevar a optar por la "ruta fácil" de simplemente comunicar una decisión.

Sensación de superioridad o control: En algunos casos, la persona podría sentir que tiene el "derecho" de tomar una decisión sin consultar a la otra parte, lo cual puede ser un signo de dinámicas de poder desequilibradas en la relación.

Desinformación o falta de conciencia: A veces, la persona simplemente no es consciente de que una negociación sería más apropiada o beneficiosa para ambos.

Pasos para decidir: ¿Comunicar o Negociar?

Claridad sobre lo que se quiere: Antes de entrar en cualquier conversación, es crucial tener claro qué es lo que realmente quieres o necesitas. Esto te dará la confianza para abordar la situación de manera efectiva.

Evaluar el impacto en la relación: Piensa en cómo tu decisión afectará a la otra persona y a la relación en general. Esto te ayudará a determinar si una negociación es posible o si es mejor comunicar tu decisión de manera directa.

Flexibilidad para cambiar de decisión: Mantén una mente abierta. Si notas que la otra parte tiene argumentos válidos o si surgen nuevas informaciones, estar dispuesto a cambiar de opinión es una señal de madurez emocional.

Preparación emocional: Antes de la conversación, prepárate emocionalmente para diferentes escenarios. Además evita hacerlo con cansancio, con hambre, con sueño, con prisa o habiendo bebido alcohol, por ejemplo.

Elegir el momento y el lugar adecuados: La elección del momento y del entorno puede tener un gran impacto en cómo se recibe tu mensaje. Busca un momento en que ambas partes puedan hablar sin distracciones ni presiones de tiempo.

Ser claro y directo, pero respetuoso: Ya sea que elijas comunicar o negociar, la claridad y el respeto son clave. Evita ambigüedades y asegúrate de que tu mensaje sea comprendido, pero siempre manteniendo un tono respetuoso.

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