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  • 25 ABR 2024, Actualizado 00:45

CON MARTHA DEBAYLE

CON MARTHA DEBAYLE. ¿Estás en una relación con alguien emocionalmente predador?

Para todos los que sienten que están con una persona que los chantajea, los crítica, o incluso ya no saben si algo está bien o mal con ustedes

¿Estás en una relación con alguien emocionalmente predador?

¿Estás en una relación con alguien emocionalmente predador? / Getty Images

Ciudad de México

Mario Guerra, tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta.

Si a veces resulta difícil salir de una relación con alguien que abiertamente abusa de nosotros, esto se vuelve aún más complicado cuando las señales que esperas ver no son tan claras para ti. Muchos esperan una de dos situaciones: dejar de querer a la persona o que el otro abiertamente sea frío, distante y hostil. Pero en la naturaleza hay cazadores hábiles que pacientemente esperan a su presa y no la acaban de inmediato, porque no sólo buscan la ganancia, sino la emoción que les da el poder y el juego.

¿Qué es una persona emocionalmente predadora?

Como el término lo indica, es alguien que te hace su presa. Digamos que te hace una especie de rehén emocional en donde el predador posee y dosifica algo que tú necesitas mucho o simplemente quiere demostrar su superioridad y te toma como un algo, no como un alguien, a quien poder dominar.

El término predador se refiere, para los efectos de este programa, a la persona que te saquea emocionalmente, que te explota para su beneficio o placer o incluso que disfruta con hacerte sufrir, porque probablemente eso satisface retorcidamente alguna gran necesidad interna.

Es alguien que usa algún tipo de poder o fuerza sobre otro para sus fines o alguien que obtiene una sensación de poder con el sufrimiento de otro.

¿Cómo hace esto una persona?

El predador necesita a la presa, de otra forma no habría triunfo, así que se ocupa de utilizar mecanismo indirectos para satisfacer su necesidad y que tú no te vayas para que él pueda seguir jugando.

La persona predadora emocional utiliza juegos de poder en donde no puedas ganar, pero sientas que estás en el juego aunque el requisito es:

Que lo que ganes sea algo que no le importe mucho dejarte ganar, pero que para ti sea de gran valor.

Que durante su juego, tú permanezcas constantemente inestable, necesitado o confundido.

Por ejemplo, la persona predadora recurre a:

El chantaje emocional.

No es posible que lo único que quiero para ti es que brilles con luz propia y me acusas de ser abusivo.

Indirectamente hay una agresión, pues está asumiendo:

Que tú no brillas con luz propia.

Que esa persona puede ayudarte a hacerlo (si te dejaras).

El gaslighting.

Yo no te dije nada. No quedamos en eso. Entendiste mal.

La negación plausible.

Es decir, a la búsqueda de todas las posibles salidas a una acusación con tal de no admitir ninguna culpa y, si es posible, voltearte a ti la cuestión.

Lo que pasa es que no me entendiste bien, pero yo no sabía que eso te molestaba tanto.

En vez de preguntar si lo que pretendía hacer, te molestaba.

Pues nunca me dijiste que no podíamos salir con otras personas y pues a mi se me hizo muy normal.

En vez de haberte preguntado tu postura previamente.

O la clásica “Pues yo cómo iba a saber qué…”

Crítica y humillación indirecta.

Mira, esto te lo voy a decir por tu bien. Yo pienso que ya deberías dejarte de estupideces y renunciar a ese trabajo mediocre que tienes. Si ya de por sí te cuesta la vida y no das una, lo mejor es que no te pongas el pie a ti mismo. Te lo digo porque te quiero.

(Imaginemos que tú estudiaste en la escuela X, trabajas en la empresa Y y vives en la colonia Z. Escuchas al depredador tener la siguiente conversación en una reunión en la que estás presente): Es que también está cañón querer encontrar un buen trabajo si vienes, por ejemplo, de la escuela X. Ya lo único que te queda es trabajar en Y; pero bueno, para el que viva en Z, pues a lo mejor no ha de estar tan mal.

Promete pero no cumple (y te la revira).

Oye, me dijiste que ya ibas a cambiar y otra vez llegas tarde.

Ay ya vas a empezar, los cambios son un proceso “Doña perfecta”, además, yo no dije que siempre. De hecho, ahora que lo pienso, ¿para qué llego temprano? ¿para esto? ¿para recibir críticas y desconfianza?

¿Entonces miente descaradamente para manipular?

De alguna forma sí, pero también es muy posible que tenga que construirse estas historias para sí mismo.

No es suficiente con que otros le vean como grande, poderoso y sin fallas, sino que sentirlo es parte del juego.

¿Por qué una persona es así?

Más allá de que esto pueda provenir de un estilo de personalidad narcisista o de alguien con una personalidad del tipo oscuro, no es poco probable pensar que toda conducta muy estereotipada, manifiesta y extrema sea una forma de sobrecompensar carencias internas.

Es posible que esta gran necesidad de dominancia y de poder vengan de una deficiencia, real o percibida, de tipo físico, íntimo, emocional, social, profesional o financiero, que el predador compensa con la dominación destructiva.

Las personalidades depredadoras suelen ser cognitiva y emocionalmente sofisticadas y muy pacientes, como todo buen cazador. Pueden mantener períodos de amistad e incluso de intimidad emocional durante meses o años.

Mientras la relación les proporcione lo que necesitan, se quedarán, pero no sin demostrar quien manda.

Sí… se quedan, pero a pesar de los pocos momentos en donde realmente te sientes tomado en cuenta por el predador, la realidad es que no experimenta empatía por ti.

Siento que yo atraigo a este tipo de personalidades

A veces toparse con una persona así es una cuestión más bien incidental, pero si esto ya lo identificas como un patrón en tu vida, es probable que la cuestión no estribe en tu mala suerte o en que tengas un magneto metafísico para esto. Lo más probable es que no estés poniendo límites.

Un depredador necesita que alguien haga el papel de presa para entablar el juego de poder. Si tú no te prestas a eso, el juego se acaba y tú te liberas.

El predador irá en busca de otra presa, así que tú debes alejarte y no volver a provocar que te muerda “nada más poquito”.

Entonces, ¿por qué nos quedamos en una relación así?

Como ya dije, porque el predador te necesita (hasta que ya no te necesita) y entonces se ocupa de darte algo para que no te vayas.

Tu gran necesidad te lleva a creer que esta relación, por extraña o incómoda que de pronto pueda parecer, es una buena relación.

Porque como en toda relación, hay una forma de transacción. La cuestión aquí es si lo que tú estás entregando, para ti vale lo que estás recibiendo.

Si es así, ni siquiera deberías sentir dudas o incomodidad dentro de esa relación.

Y, finalmente, porque cuesta creer que una persona a la que amas y dice amarte, pudiera tener realmente una doble agenda en su relación; esto es, dejarte creer que te ama, hacerte creer que todo está bien y satisfacer su necesidad de dominancia.

Como no te cabe en la cabeza esto, es posible que tu resistencia te conduzca a la negación o a la distorsión de la realidad.

¿Qué hacer?

Puedes caer en la tentación de:

Querer arreglarle.

Reclamar hasta que entienda.

Negociar su compromiso de cambio.

Creer en los milagros y quedarte a esperar a que lleguen.

Sin la conciencia, disposición, voluntad y compromiso de la otra persona no hay cambio posible.

De esto no te das cuenta escuchando, sino observando por un tiempo corto para dónde están yendo las cosas.

Si el depredador va a cambiar, puede que no sea contigo o en tu tiempo y tú estás invirtiendo emociones en una relación que te está drenando y lo sabes, sólo que es posible que tengas mucho miedo de dejarla y entonces creas distractores que te impiden ver la realidad de frente.

La vida no va a detenerse para esperar a que abras los ojos.

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