Instantáneas del racismo: columna de Ricardo Bucio

Una premisa en Derechos Humanos dice que lo que se ve, sí se juzga. Desde esa óptica podemos decir que en México, el color de piel marca pautas de trato y de oportunidades. Esta es una práctica palpable, en diferentes ámbitos de la vida social y se refleja visiblemente en la publicidad y en el enfoque de las revistas sociales, por ejemplo. En el acceso a bienes y servicios o en la adquisición de productos, se machacan sus virtudes en función de que quienes acceden a ellos son gente “de primera”, como si los derechos de las ciudadanas y ciudadanos pudieran ubicarse por categorías

Varios comerciales en cine y televisión, y la publicidad en los medios impresos están invadidos de rostros que no tienen que ver con el común denominador de la población mexicana. Pareciera que el sector al que van dirigidos estos mensajes quiere mostrarse de otro modo, lejos de su origen y de lo que en esencia es

México es un país mayoritariamente mestizo. Sin embargo, pareciera que el tono de piel le marca sus posibilidades aspiracionales. Es paradójico que el consumo incite a la adquisición de bienes o acumulación de recursos para escalar socialmente y pertenecer a otro sector de la sociedad, el de los privilegiados, a la “gente de bien”, y en la práctica sus ofertantes borran de la escenografía comercial o exhibición de vida social a quienes genéticamente les parece que no cubren el perfil ideal de color de piel

Hay quienes acostumbran medir a los demás por lo que poseen, por la posición social que gozan e, inevitablemente, incurren en actitudes discriminatorias. La desigualdad de trato está a la orden del día y responde también a una diferencia económica

Hay quienes han aprendido a vivir inmersos en actos excluyentes, de tal suerte que éstos se han asumido como conductas naturales, normales e, incluso, incuestionables. Este hecho ha provocado que las personas, desde la infancia, adopten posturas ideológicas que las convierten en reproductoras y legitimadoras de la discriminación

Un video de una campaña de Conapred contra el racismo y que aún circula con éxito en las redes sociales demostró cómo niñas y niños, desde una edad temprana, discriminan. Cuando se les mostró un muñeco blanco y uno moreno, dijeron la verdad, repitieron actitudes que han asimilado de su entorno. Las opiniones de la población infantil fueron contundentes: al muñeco blanco le atribuían todas las características favorables; al moreno, no

En México existen grupos de la población que son víctimas de la discriminación por alguna de sus características físicas o su forma de vida. El origen étnico o nacional, el sexo, la edad, la discapacidad, la condición social o económica, la salud, el embarazo, la lengua, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil y otras diferencias pueden ser motivo de distinción, exclusión o restricción de derechos

Un repaso por las secciones de sociales en los periódicos y las revistas revela que también en estos sitios prevalece la imagen de personas de tez clara. Los hombres son altos, atléticos, de piel blanca. Las mujeres son altas, esbeltas, de cabello rubio o castaño claro. Ellos y ellas responden a una imagen de masculinidad y femineidad “ideal”, a un estereotipo más cercano al marketing que a la población real

Según datos de la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis) 2010, el primer factor de división de la sociedad mexicana es la riqueza: 59.5% dice que la riqueza divide "mucho", 26.6% piensa que "poco", y 12.5% señala que "nada". Las personas de sectores socioeconómicos medio alto y alto son quienes en mayor porcentaje perciben que la riqueza ocasiona más divisiones. Además, 60% de personas piensan que en México existe un trato desigual en razón del tono de piel

¿Hasta cuándo van a continuar imponiéndose modelos de hombres y mujeres que nada tienen que ver con el México del siglo XXI? ¿Cuándo la población dejará de tener ideas aspiracionales construidas con base en la mentira y el oropel?La no discriminación es una construcción social, no una característica genética. Y, como tal, puede edificarse a partir de decisiones legales, políticas públicas, mecanismos expresos para incidir en la diversidad cultural. Sin embargo, se requiere de voluntad, sobre todo de la sociedad. De cada persona, de ti y de mí

*Presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación(CONAPRED) @ricardobucio