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  • 28 ABR 2024, Actualizado 07:51

Cómo ayudar a nuestros hijos a ser adultos

En México el 63% de los jóvenes de 25 a 29 años viven con sus papás

En entrevista con Martha Debayle en W, el dr. Laurence Steinberg, experto en adolescencia con 45 años de experiencia en el estudio de las relaciones padres-hijos. Profesor de psicología y neurociencia en la Universidad de Temple. Es autor del libro You and your Adult Child, You and Your Adolescent, Age of Opportunity, entre otros. Ha hecho más de 300 publicaciones en The New York Times y The Wall Street Journal.

Más información

Web: laurencesteinberg.com // TW: @ldsteinberg

Datos:

● En el mundo: 55% de jóvenes entre 25 y 29 años viven con sus papás. Es la proporción más alta de los últimos 60 años.

• Porcentaje de jóvenes entre 25 y 29 años que viven con sus papás por país:

● Canadá 30%

● Suecia: 41%

● Reino Unido: 42%

● Estados Unidos: 52%

● Argentina: 53%

● México: 63%

● Eslovenia: 76%

● Italia: 80%

En el mundo: 25% de los adultos entre 30 y 34 años viven con sus papás. Es la proporción más alta en los últimos 70 años.

En México, el 72% de los jóvenes cree que la edad ideal para independizarse es entre los 21 y 26 años, aunque la media nacional está en 28 años 9 meses.

Según un estudio de la consultora Adulting, los mexicanos entre 23 y 35 años suelen tener deudas por 100 mil pesos en tarjetas y préstamos personales, cuando la media del sueldo es de 6,000 pesos.

● 8 de cada 10 jóvenes entre 23 y 35 años tiene deudas en sus tarjetas de crédito.

● Los jóvenes entre 23 y 35 años gastan en viajes, tecnología y apps de e-commerce.

● Gastan hasta 37% de su ingreso mensual en aplicaciones de comida y de transporte bajo demanda.

● Quienes se independizan usan el 65% de su salario en una renta.

● 2 de cada 10 jóvenes en México no estudian ni trabajan.

Hoy es difícil tener entre 20 y 30 años. Esto se debe a la economía y a los cambios en la población activa, a la crisis de la vivienda asequible, préstamos estudiantiles y el alza en el costo de la vida.

Los padres de hijos adultos necesitan ayuda. No saben cómo manejar ciertos temas. Y los hijos adultos jóvenes se sienten muy incomprendidos.

● Todo esto ha prolongado la transición de los jóvenes hacia la plena edad adulta.

Los jóvenes adultos siguen dependiendo económicamente de sus padres cada vez más tiempo (50% más que cuando ellos eran jóvenes) y eso está retrasando el momento de independizarse, casarse y tener hijos y otras transiciones importantes.

Los jóvenes se sienten inmaduros emocional y socialmente: no esperaban acudir a sus padres a los 30 años para pedir ayuda.

Los padres tampoco lo esperaban. Todo ello ha prolongado ese cambio esperado en la relación padre-hijo (cuando se hablan “entre adultos”), cosa que no sucedía con las generaciones anteriores.

Lo que tienen que aprender y reaprender los jóvenes

El aumento en las cifras del número de jóvenes que han vuelto a vivir con sus padres o que nunca se han ido se ha incrementado exponencialmente en los últimos años.

Ahora es la forma de vida más común entre los veinteañeros, y no había sido así ni en este siglo ni en el anterior.

Esto plantea todo tipo de problemas a los que las familias no esperaban enfrentarse: desde compartir las responsabilidades domésticas hasta qué tipo de reglas en casa se deben aplicar o no.

Una cosa es tener en casa a un hijo de 17 años y otra a uno de 29 que puede estar soltero y saliendo con alguien.

Todos estos son problemas no sólo prácticos, sino psicológicos complicados de tratar para padres e hijos, y han surgido en los últimos años y no existían antes.

A esto se suma el hecho de que la generación actual de padres con hijos adultos ha estado implicada en la vida de sus hijos desde que estos nacieron, por lo que la expectativa de seguir implicados en su vida y cortar hacia la independencia es más difícil.

Nuevos descubrimientos de la ciencia sobre el cerebro del adulto joven:

● Todavía hay mucha maduración a nivel neurobiológico en marcha durante la segunda década de la vida.

● Tomando en cuenta los estudios con jóvenes en reclusorios: uno de los problemas a los que se enfrenta ahora el mundo es cómo vemos los delitos cometidos por personas de 18, 19 y 20 años.

● La ciencia dice que sus cerebros aún no están completamente desarrollados y que son imprudentes e impulsivos.

● Los hijos a esa edad pueden tomar decisiones impulsivas y precipitadas, y los padres no deberían sorprenderse por ello, o al menos deberían entender que todavía hay mucho tiempo para seguir creciendo.

El hecho de que los hijos no tengan su vida resuelta a los 30 no significa que les pase algo: puede ser apropiado desde un punto de vista social y beneficioso desde un punto de vista neurobiológico que se tomen su tiempo para convertirse en adultos.

Consejos para los padres de jóvenes entre 20 y 30 años

● Hay que apoyarlos en todo lo que se pueda: probablemente también económicamente.

● No se puede seguir el plan original de vida que se tuvo para juzgar el progreso de un adulto joven, hay que replantear todo para esta etapa.

● La gente con estudios universitarios ya no se casa antes de los 30: no hay que usar la experiencia de vida personal para juzgar el paso de los hijos a la edad adulta.

● Comprender que este es el tercer momento del desarrollo en el que las cuestiones relativas a la autonomía de los padres pasan a primer plano. Las dos etapas en las que solemos pensar son la infancia y la adolescencia temprana.

● Este es otro momento: cuando las personas se acercan a los 30 años tienen una fuerte necesidad de demostrar a sus padres y a sí mismos que son adultos capaces que ya no necesitan depender de su madre y su padre.

● Cuando los hijos a esa edad no hacen caso de los consejos paternos, no se trata de los padres, ni de los consejos: se trata de la necesidad de verse a sí mismo como un adulto.

● Como papás: no tomarse nada como algo personal (que puede ser difícil).

● La salud mental es importante tanto para papás como para los hijos: se es tan feliz como el hijo más infeliz.

● Si los jóvenes tienen dificultades con los retos del mundo real a los que se enfrentan, es normal sentirse ansioso por ellos.

● Los límites son importantes (y siempre lo han sido): si el joven está haciendo algo con su relación que pueda corregirse, como por ejemplo, solo llama cuando necesita algo, hay que expresar esas preocupaciones en una conversación.

● No es raro tener sentimientos negativos hacia los hijos. Es muy común y hay que hablar de ello.

● La mayoría de los padres, de vez en cuando, se sienten molestos, fastidiados, irrespetados o desatendidos.

● Si hay preocupación por las circunstancias de la vida de nuestros hijos, es una buena razón para buscar asesoría: un consejero o terapeuta no podrá hacer que desaparezcan los problemas de los hijos, pero puede ayudar a colocarlos de forma que no sea tan duro para tu salud mental.

Leer más: Cuando los hijos NO se van, ¿qué se hace?

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