No podemos ignorar el patrón que han marcado las últimas masacres en los Estados Unidos, en donde las acciones de los fabricantes de armas se elevan inmediatamente en la Bolsa de valores después de un tiroteo masivo.

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Además, un estudio realizado por la American College of Physicians en California señala que la tendencia a comprar armas después de un tiroteo masivo suele extenderse entre algunas comunidades durante dos o tres meses.

Y es que las acciones de fabricantes como Sturm Ruger encargados de fabricar y comercializar pistolas, rifles, y escopetas aumentaron un 5% su valor luego de que durante la noche del pasado domingo, Stephen Paddock, de 64 años de edad, protagonizara una balacera sin precedentes, cuando disparó desde el piso 32 del Mandalay Bay en contra de una multitud de 22 mil personas que asistían al festival de música country, Route 91.

¿Por qué aumenta?

La principal razón es el temor y la histeria colectiva provocada por estos acontecimientos y asuman la necesidad de comprar un arma para reforzar su seguridad. Otro motivo es que cada vez que nos encontramos con una masacre de esta magnitud, aumenta la presión para que el gobierno estadounidense implemente una mejor legislación que sea mucho más estricta en cuanto a la venta y control de armas. De esta manera, incita a la gente a comprar armas “antes de que el proceso se complique”.

Desafortunadamente, el gobierno norteamericano parece no aprender la lección. De hecho, en su discurso matutino tras el tiroteo de Las Vegas, Donald Trump ni siquiera hizo mención al control de armas, y aunque cada vez son más voces las que piden leyes más estrictas que limiten o inhiban la venta y posesión de éstas, el tema parece estar lejos de encontrar una solución en el congreso norteamericano.