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  • 22 NOV 2024, Actualizado 07:19

Guadalajara

Memorias a 30 años de las explosiones del 22 de abril

Quienes les tocó vivir la tragedia comparten su testimonio

Memorias a 30 años de las explosiones del 22 de abril

Memorias a 30 años de las explosiones del 22 de abril(Dalia Rojas)

Guadalajara (México)

Han pasado ya 30 años desde aquella mañana del miércoles 22 de abril, los recuerdos y el dolor que dejaron las explosiones del Sector Reforma siguen presentes como si el tiempo se hubiera detenido, para algunos es una herida que sigue cicatrizando, para otros está más abierta que nunca.

Para Sonia del Carmen Solórzano, quien tenía 19 años de edad en aquel momento, es un día que marcó su vida y que hasta hoy la acompaña presente en un bastón y aparatos ortopédicos que le ayudan a caminar. Ese miércoles tomó su camión para dirigirse al trabajo, eran las 10 de la mañana, casi apenas había subido a la unidad cuando un enorme estruendo los detuvo:

“Literal, parecía que había caído una bomba, todo era puro destrozos, casas caídas, todo. Yo de momento pensé que el camión había chocado... Terminé tirada atrás del asiento del chófer, o sea que recorrí yo inconscientemente todo el camión, había una señora que en paz descanse, ella que no perdió el conocimiento nos decía, haz de cuenta que metes un puño de gente dentro de una licuadora y la prendes".

Humberto Romano, tenía 11 años cuando las explosiones le arrebataron la vida a su madre, había apenas caminado una cuadra de su casa, cuando la primera explosión la alcanzó. Vivía en Pedro de Gante esquina con Nicolás Bravo, él y su abuela lograron sobrevivir y ser rescatados por los cuerpos de emergencia:

“Cuando mi madre sale, a los pocos minutos de pronto lo único que siento es un golpe inmenso y muy fuerte sobre mi cabeza y sobre mi cuerpo y el techo de mi casa se había venido encima... Recuerdo que solo me pongo una camisa, unas pantuflas y en ese momento regreso nuevamente a la ventana a gritar auxilio y ayuda”.

Fueron más de ocho kilómetros de calles devastadas a lo largo del Barrio de Analco, principalmente la calle Gante a su cruce con Nicolás Bravo y Calzada del Ejército. Días previos, vecinos alertaron que desde las alcantarillas emanaba un fuerte olor a gasolina, compartió Jesús Reyes Arias. Las explosiones dejaron oficialmente 212 fallecidos, aunque se dice que fueron miles:

"Viendo la destrucción para un lado y para otro dije nos están bombardeando, posteriormente me acordé del colector que pasaba por la de Río Bravo y saqué la conclusión de que sí había explotado ese... algunos parientes murieron pero inclusive de los vecinos rescatamos a 23 y los tendimos, los fuimos acomodando ahí en la esquina de Violeta y Río Bravo... No fueron los que nos dijeron porque yo fui al CODE Alcalde y entraban camiones y aparentemente no iban pasajeros porque todos iban tirados en el camión, ademas los cuadros que formaron de los difuntos eran miles".

HA REPRESENTADO UN CAMINO LLENO DE APRENDIZAJES

El 22 de abril significó para muchos una de las mayores tragedias, sin embargo para otros también ha representado un camino lleno de aprendizajes y nuevas oportunidades En el caso de Sonia, esto lo ha visto con su hijo de 22 años quien padece síndrome de Asperger:

"Yo aplico el dolor es mi motor, si no tengo dolor no camino, si no tengo dolor no vivo, la vitamina para Sonia es el dolor, por qué, porque aprendí a vivir con él... Creo que hoy te puedo decir que estoy descubriendo cuál era una de las partes que Dios me tenía destinada, el llegar al mundo de los chicos autistas, hablar por ellos, defender sus derechos".

Para Humberto, el 22 de abril significó una segunda oportunidad que le dio la vida, la cual ha aprovechado para formarse tanto en lo académico y profesional como en su vida personal. Estudió comunicación, es directivo en una universidad privada y además imparte conferencias motivacionales:

“A 30 años lo he entendido claramente, creo que la vida nos da una segunda oportunidad y es para algo y yo creo que el día de hoy pensar que estoy aquí es para algo... Creo que debía de suceder así, creo que había una misión"...

A 30 años de las explosiones, hoy el barrio de Analco luce en calma pero el dolor sigue presente, plasmado en una estela y un memorial, que claman porque el 22 de abril no se olvide y porque la tragedia nunca más se vuelva a repetir.

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