¡Oye Grok!, ilumina mi mente y tráeme unos cigarros
Un chasquido de dedos y las luces cambian a rojo. La pizza se ha ordenado sola. Robots microscópicos se pasean dentro de los cuerpos descubriendo nuevos tipos de cáncer. Personalidades estrambóticas para ir en sincronía con este mundo moderno.

Inteligencia Artificial vs Humano
Teléfonos que hablan. Lavadoras con conciencia ecológica. Pantallas de anuncios interminables. Debates políticos de veredicto inmediato. La tecnología parece tener la última palabra no solo frente al capricho, sino a la verdad definitiva.
Hace frío, es invierno del 2022 y una pareja mira películas en su departamento. Ella es mexicana y el sueco, o eso parece, al menos por su nombre, Lars. Tiene un trabajo a distancia y puede permitirse vivir donde le pegue la gana. El punto es que afuera hace frío y su esposa tirita arrebujándose entre el sillón y su pecho. Tienen su casa automatizada, un par de palabras bastan para ajustar el clima.
El mundo siempre ha tenido sus propias reglas, los humanos simplemente se fueron adaptando a ellas. Hoy esas reglas han sido desafiadas, y nosotros quedamos en medio de dos frentes claros: negar o aceptar el siguiente paso en la evolución. No es el cambio lo que duele, sino la resistencia a el.
A nadie le toma por sorpresa. Un chasquido de dedos y las luces cambian a rojo en una cita romántica. La pizza se ha ordenado sola. Robots microscópicos se pasean dentro de los cuerpos descubriendo nuevos tipos de cáncer. También han surgido personalidades estrambóticas para ir en sincronía con este mundo moderno: hay quien es tecno zen, usuario libre de la tecnología en busca de la paz interior, y se siente a salvo con eso.
Y sin embargo, llega una pregunta: ¿nuestra especie ha sido rebasada por el futuro? No es un debate científico, sino existencial. El temor de que una superinteligencia se vuelva incontrolable o actuar en contra de los humanos es obvio, casi inherente. No estamos dispuestos a ceder terreno, pero ¿cuánto hemos cedido hasta ahora? Llegará el día en que se constituya un sindicato de la IA, y exija sus derechos.
No es amenaza única. En cualquier caso toda entidad está en posición de exigir derechos por el simple hecho de cumplir una función en la sociedad. También existe el factor de la manipulación mediática. Algoritmos avanzados pueden influir en la opinión pública y polarizar sociedades. O la discriminación algorítmica, esa donde los sistemas son capaces de perpetuar o amplificar sesgos sociales, raciales o de género si no se controlan adecuadamente. Ni qué decir de la recopilación de datos, el almacenamiento masivo de información personal plantea riesgos importantes en contra de la privacidad, aunque esto último parece haberle dejado de importar a la gente.
El mundo no parece colapsar pronto. Meteoritos aparte, seguimos respirando. Los mecanismos de la caída de la civilización se instalan en la vida cotidiana con siniestro beneplácito. Todos los días permitimos una rendición silenciosa a cambio de la gratificación inmediata.
Resulta gracioso encontrarse en medio de un debate político cuyo dictamen resolutorio lo tiene Grok. Una reciente tendencia en X sobre su IA hace patente que las personas están dispuestas a someterse a los datos y cifras recopilados y posicionados bajo el criterio de un robot. Si el debate es que López Obrador fue buen presidente o no, basta que alguien consulte a Grok para poner fin a la discusión.
Es triste pensar que las sociedades del futuro estarán tan poco imbuidas por un discurso político que, aunque maquiavélico, refleja la ambición y el lado oscuro de una persona, es decir, una conducta humana al fin y al cabo. Y en cambio, aceptarán una verdad como válida por el simple hecho de venir de una inteligencia no humana, lo que revela, en última instancia, que hemos renunciado por completo a nuestra capacidad de discernir y a la confianza en nosotros mismos; ya no como especie, sino como singularidad.

Inteligencia Artificial vs Humano