No han pasado cinco meses desde que el estadio Maracaná albergó la ceremonia de clausura de los pasados Juegos Olímpicos y el estado de sus instalaciones es deplorable.
Asientos rotos, césped sin cuidar, cables sueltos, exteriores abandonados, agujeros en el techo,...es la viva imagen de abandono. Han robado mangueras, televisiones, extintores,...
El ícono de los Mundiales de 1950 y 2014 y de la última justa olímpica está en ruinas por increíble que parezca.
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