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  • 16 ABR 2024, Actualizado 12:10

Los tuyos, los míos y los nuestros

¿Qué onda con las familias ensambladas?, aquellas donde ambas partes ya tienen hijos por separado

Los tuyos, los míos y los nuestros

Los tuyos, los míos y los nuestros / Foto: Getty Images

México

Raúl Enríquez Uhthoff, coach y conferencista internacional creador del Modelo PenSA: Pensamiento Sistémico Aplicado, nos explicará hoy cómo es la convivencia entre los hijos de tu pareja y los tuyos y cómo hacer para que esa relación funcione.

De la Pareja a la Familia y de regreso

Las familias reconstituidas son las que se componen de una pareja que tras segundos (o terceros, o cuartos) matrimonios, en los que uno o ambos adultos aportan hijos a la relación, deciden vivir juntos.

Para llegar a éste punto es claro que uno o ambos de los integrantes de la nueva pareja han tenido que dejar atrás un vínculo anterior.

Toda familia reconstituida tiene como origen una o más pérdidas:

- parejas que pierden a su pareja

- hijos que pierden a sus padres o a sus madres

- personas que al divorciarse se ven obligadas a dejar su casa, su seguridad y estabilidad emocional, etc…

Esto deja a los que se quedan y a los que se van, con algunos duelos, culpas y fantasías no resueltas.

Si regresamos la película algunas escenas atrás, lo que veríamos es que en la formación de una familia hay una serie de pasos a seguir y que idealmente llevarían éste orden:

1. Él y Ella se conocen.

2. Deciden hacer vida juntos.

3. Pasan un “un punto medio” entre la cultura del uno y del otro.

4. Llegan los hijos como parte de un proyecto de vida, y el equilibrio que habían logrado tiene que restablecerse.

Por otra parte, en las familias reconstituidas se da todo al revés: la pareja se encuentra ya con ritmos y costumbres familiares, lealtades, necesidades, expectativas, miedos, etapas, e influencias distintas.

Hay cosas externas evidentes, pero lo más importante es “lo que no se ve”, como los procesos internos por los que atraviesan todos y cada uno de los integrantes. De acuerdo con su edad y situación específica.

La mayoría de las ocasiones se generan conflictos por no haber atendido oportunamente “lo que no se ve”:

- Los adultos buscan una nueva pareja, sin haber siquiera entendido “lo que salió mal” en la anterior, con la fantasía de que encontrando a “alguien mejor”; las cosas “van a ser diferentes”.

Foto: Getty Images

Estadísticamente el 50% de las familias reconstituidas con hijos, fracasan.

a) por esta impulsividad de saltar de una relación a otra precipitando las cosas.

b) por un inadecuado manejo de la construcción de “Puntos Medios” que permitan a padrastros e hijastros pasar por cada etapa: conocerse, aceptarse y/o rechazarse, acercarse, construir el vínculo e irlo transformando conforme a cada etapa.

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2- Si te Amo peeeeero… “traigo mi cajita feliz”

Una vez instalados en el nuevo vínculo aparecen los verdaderos fantasmas y es cuando las personas entran en la disyuntiva de tener que elegir entre sus hijos o su relación. Se caen varios velos sostenidos por fantasías y mitos:

1. El mito de la familia nuclear: Cuando esperas que tu nueva familia “como por arte de magia” va a funcionar de manera armónica y todos felices.

ANTIDOTO: > Deja de “contarte historias”…

- Asume tu propia historia familiar: La historia de tu familia que te trajo hasta aquí, y que “nada va a ser distinto” hasta que tú no hagas TU “tarea”… tu lección

- Acepta tu situación: tus dolores y tus heridas son TUYOS y de nadie más: ni de tus hijos, ni culpa del o la ex, por tanto, solos o con ayuda hay que resolverlos antes de salir a buscar el “Príncipe Azul” o el “Hada Buena”.

- Con calma: aún en el caso de que cupido te haya sorprendido a la salida del juzgado el día de la firma del divorcio… ¡ALTO! Así sea tu “alma gemela”, él o ella tendrán que esperar a que “salgas del taller” para siquiera mencionárselo y presentárselo a tus hijos.

2. El mito de la compensación. Es cuando al venir de un vínculo anterior poco satisfactorio se espera que el segundo nos ofrezca una especie de compensación (“este es el bueno”).

Además de la posible decepción, lo que realmente se está haciendo, es exigirle “al otro” que asuma roles o actitudes sólo por nuestras fantasías de compensación y ante tal presión: comienzan los conflictos.

ANTIDOTO: > “Controle a sus fieras”

Ante todo, si lo que realmente deseas es construir una relación buena para ti, para el otro y los niños involucrados, OJO

Nunca “rescatar a alguien” tiene final feliz.

Debes saber desde un inicio que “el otro” no tiene por qué compensar “tus fallas de origen”. Tus carencias de la infancia ¡son tuyas! Detén a tus fieras y no lo hagas salir corriendo.

3. La esperanza del cariño inmediato. Los nuevos padrastros a veces asumen que tienen derecho a un afecto y a una autoridad sin haber hecho nada por ganársela.

ANTIDOTO: > “Des pa ci to”

Aunque la nueva pareja “te empuje” o tú “te avientes” ¡NO CORRRAS!

El 70% de las familias reconstituidas “truenan” por las dinámicas que se generan entre los padrastros y los hijastros donde la “prisa por quedar bien” termina forzando procesos que acaban muy mal.

4. La fantasía del rescate. En algunas ocasiones los padrastros recién llegados pretenden “ganarse un lugar” queriendo rescatar a los hijastros de la mala educación, que según Él o Ella recibieron o reciben de su antecesor.

ANTIDOTO: > “Cada chango a su mecate”

Aunque la tentación es muy grande y las telenovelas lo visten de glamour, esa idea de: “yo seré como un verdadero padre para ellos”…tiene sus inconvenientes técnicos:

Foto: Getty Images

a) Los Ordenes en el Amor: Siempre el padrastro será el segundo y el padre biológico el primero.

b) Las Lealtades Ocultas y las dinámicas sistémicas: Los hijos terminan llevando el peso de las fantasías de los papás pagando un precio altísimo por ello.

3- Puntos Intermedios y “Atlas de Riesgo”… ¡Al rescate!

Como todo en la vida, las experiencias son “tan buenas” o “tan malas” como decidimos vivirlas.

Hay un gran dicho que va: “el que aún no sepas para qué estás viviendo lo que te está tocando vivir; no te impide sacarle el mejor partido aún a la “peor situación”.

En otras palabras está en nosotros elegir vivir “la aventura de hacer familia en consciencia” o padecer “la friega de haberme juntado con este y sus chamacos”…

¿No será que ya nos toca hacernos de una cultura de prevención de “desastres relacionales”?

De qué sirve que llegue un padrastro pero que no tenga el más mínimo interés de construir una relación con los hijos de su nueva pareja porque “él ya sacó a los suyos” Esto es algo que se podría haber previsto ¡ANTES!

Por ello es necesario que cada quién por su lado y luego los dos juntos, hagan su “Atlas” y evalúen:

a) Las características de la población: Edades, necesidades específicas de todos y cada uno por separado “los niños” no son un “paquete” o subcategoría, ya que cada uno trae lo suyo.

b) Los recursos materiales y logísticas básicas: Los dineros y los criterios para generarlos y administrarlos y los acomodos en espacios, tiempos y ritmos que atiendan lo mejor posible las necesidades de todos compensando explícitamente los sacrificios de algunos: ¿Por qué estos alienígenas se van a quedar con mi cuarto?

¡Por Amor…! ¡Hagamos la Tarea! Tanto si ya estamos en medio de la “zona de riesgo” como si prudentemente estamos apenas considerando la posibilidad…

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