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  • 20 ABR 2024, Actualizado 06:14

Regalan capitalinos respiro a la ciudad

En el corredor Insurgentes del Metrobús no había empujones, ni tumultos de gente; mientras Periférico Sur parecía calle cerrada al tránsito

México, diciembre 25, 2008.- Atrás quedaron las compras y las visitas a las tiendas departamentales; el jueves los grandes centros comerciales de la ciudad lucieron vacíos y las calles donde por horas hubo un tráfico intenso tomaron un respiro. Desvelados, crudos, con indigestión, cansados y otros más con todas las ganas de disfrutar su regalos, aprovecharon los parques, plazas o avenidas como Insurgentes para caminar, regresar a casa o buscar algo ligero que comer tras la cena suculenta de Nochebuena. Clara Linares y su esposo Rodrigo Morales eran unos de ellos. Luego de haber cenado pavo, ensalada, pastel de chocolate, ponche y la botana en casa de los padres de ella decidieron acudir a almorzar a un restaurante de San Ángel. Aún con sueño y cansados llevaron a sus dos hijos al parque para que disfrutaran de las bicicletas y triciclo que les trajo Santa Claus. Otros más por "obligación" andaban en la calle, pues "nos tocó trabajar", dice Rolando Jiménez, quien apresurado abordó el Metrobús en la estación Bombilla sobre Insurgentes. El deseaba estar en casa con su familia o ir al cine con su novia pero ni modo, "el trabajo no está para regalarse" pues además compró varias cosas previo a la Navidad que "ahora hay que pagar". En el corredor Insurgentes del Metrobús no había empujones, ni atareados y menos tumultos de gente, los autobuses biarticulados lucían enormes y vacíos, mientras que en los carriles no confinados los carros eran pocos y la gente sólo quería descansar. Sin embargo había otros que parecía que no tenían Navidad, como Don Gerardo, que vende chicharrones en el parque de La Bombilla y quien consideró que era buen día de ventas. Aunque el parque parecía no tan concurrente, Don Gerardo señaló que era día bueno pues "los flojos no se levantan y los chambeadores nos llevamos a los clientes". Otros más con cargo de conciencia por la cena o ya por rutina acudieron a los circuitos de Ciudad Universitaria a correr, en familia o acompañados con sus mascotas, para luego regresar a casa y disfrutar del recalentado de la cena. Mientras, Periférico Sur parecía calle cerrada al tránsito, pocos eran los vehículos que corrían por sus carriles mientras que el transporte público, en especial los microbuses hacían de las suyas al no respetar los límites de velocidad. Las 355 obras que se realizan en la ciudad parecían no existir y los habitantes de esta gran urbe no conocían la prisa, estrés ni mal humor. Era Navidad y para la ciudad también hubo un regalo. Se le dejó respirar. Con información de Notimex

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