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  • 19 ABR 2024, Actualizado 12:54

BBmundo: Sin miedo a educar

Para todos los que son padres, ¿Cuántas veces no se han preguntado si lo están haciendo bien o no?

BBmundo: Sin miedo a educar

BBmundo: Sin miedo a educar / Foto: GettyImages

México

Vidal Schmill, Pedagogo, especialista en Desarrollo Humano, nos presenta su nuevo libro: “Berrinches”. Para todos los que son padres, ¿Cuántas veces no se han preguntado si lo están haciendo bien o no? ¿Les da miedo la forma que están educando o creen que van por buen camino? Para todas esas dudas, Vidal nos trae paz porque nos va a explicar cómo educar sin miedos…

1. Nuestro siglo es el siglo de la permisividad. Por miedo y no por bondad surgieron los padres permisivos. No por eso lograron diálogo y afecto. Más bien al contrario, incomprensión, distanciamiento y mucho resentimiento recíproco. Todo esto por miedo a comprometerse.

2. Si hay relación debe haber reglas. La relación entre padres e hijos no se salva de esta regla de las relaciones interpersonales. Cuando uno es claro en su intención educativa, deja de tener miedo y comienza a confiar y a transmitir confianza.

3. El arte de ser padres, significa dejar de ser indispensables lo antes posibles (Norma Alonso). Tu intención no debe ser lograr su felicidad, sino que sean aptos para vivir SIN TI.

4. Decimos felicidad pero queremos hijos inteligentes, exitosos. Y no es lo mismo. Decimos bienestar pero pensamos en electrodomésticos y gadgets, viajes al exterior, estatus social. No es bien-estar.

Hay mucho mal-estar en tanto bienestar (Freud)

5. Tenemos miedo de amar, miedo de educar, miedo de hablar, miedo de actuar. Y si el chico tiene problemas, corremos al especialista. Le entregamos el hijo a otro, que sabe más, para que se ocupe de él y nos ayude a hacerlo feliz. Eso es miedo a educar.

Foto: GettyImages

6. La vida no es programable y menos la de un hijo. Tu hijo no es bonsái. Deja de temer que sea una planta salvaje.

7. Hijos criados en un marco de anomia (no ley) de aparente comprensión, de aparente dulzura, pero que en el fondo constituyen el empaque de una caja de chocolate vacía. Padres con miedo a educar, en un gran espacio de libertad sin normas, sin posiciones claras, sin compromisos. Esa libertad se convierte en vacío.

Mi hijo no es lo que esperaba, ¿Qué hago?

8. Dónde esconderse del vacío? Droga de la evasión y evasión de la droga. Una secta religiosa. Grupos con jefes autoritarios que ordenen qué hacer, qué sentir, a qué ser fiel. Variaciones de fascismo en partidos, grupos o pandillas. Fanatismo. Los hijos criados por padres con miedo, incapaces de libertad y por tanto de decisión, se buscan otros padres definitivos. Cumplir órdenes es un descanso para la libertad. Un mundo prefabricadamente feliz es un mundo de repeticiones. Lo que se repite se vuelve verdad.

9. El miedo a los hijos deriva del miedo a la sociedad. La sociedad lo ordena todo. Dese el desayuno hasta el tipo de orgasmo que debo tener, y cómo debo pasear al perro. Ya no digamos cómo educar a los hijos. Lo genial del hombre es que puede salirse del libreto social y crear.

10. Educar es equilibrar la espontaneidad con un marco. Es Picasso enmarcado.

Este nuevo siglo terminó siendo el de los niños, de los hijos. Ahora es tiempo de los padres. El escenario está poblado solo en un sector, el de los jóvenes. El otro

Libro: BERRINCHES; su manejo eficaz de Vidal Schmill

¿Sientes que estás en crisis familiar por los berrinches de tu hijo? ¿No sabes cómo manejarlo y terminas más fuera de control que él?

Es un libro con estrategias claras y de fácil aplicación, que permiten elaborar tus propias reflexiones y apuntes de la mano de Vidal, para dar seguimiento y solución a los conflictos cotidianos sobre educación y disciplina.

Foto: GettyImages

Un berrinche por lo general toma por sorpresa. Cuando surge los padres pueden sentirse:

- Desconcertados: No entienden por qué actúa así su hijo o de quién lo aprendió

- Cansados: Algunos niños precisan mucho tiempo y atención constante

- Furiosos: Pierden el control, hay muchos chillidos (a veces bofetadas y nalgadas)

- Avergonzados: Sobre todo en lugares públicos, cuando sienten la mirada de otros.

- Incapaces: Se sienten impotentes e ineficaces (si se compara con otros padres es peor) Se quedan bloqueados

- Aislados: Se sienten rechazados por otros padres que no quieren que sus hijos jueguen con el que hace berrinches

- Deprimidos: Sobre todo después de un mal día o una semana intensa de berrinches

- Culpables: Pueden creer que son la causa de los berrinches.

- Víctimas: Ideas como; ¿por qué me hacen esto a mí? Me va a volver loca, permiten que el pequeño controle de manera indirecta el humor de sus padres.

Y varios sentimientos más que tal vez conozcas pero que puedes evitar si aprendes a manejar estos berrinches .

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