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  • 24 ABR 2024, Actualizado 02:16

Coronavirus Covid-19

Coronavirus Covid-19. Un abrazo; ¿Necesitas que te abracen?, es normal, lo explica la ciencia

Se llama “Hambre de piel” y es un fenómeno que ocurre por la falta de contacto físico también daña la salud. Muchos lo están padeciendo en la pandemia

Un abrazo; ¿Necesitas que te abracen?, es normal, lo explica la ciencia

Un abrazo; ¿Necesitas que te abracen?, es normal, lo explica la ciencia / Getty Images

Ciudad de México

Si este aislamiento, confimamiento y cuarentena por COVID-19 ya te ha hecho extrañar que alguien te abrace o tocar a alguien, es un fenómeno que se llama “Hambre de piel”, se debe a que el tacto también es clave para la vida humana e incluso su falta debilita el sistema inmonológico.

La neurociencia explica cómo la falta de contacto con otra piel puede debilitar el sistema inmonulógico, además de influir en el ritmo cardiaco y la presión sanguínea, así como los niveles hormonales del estrés, así lo explicó una científica de Londres, Tiffany Field del Touch Research Institute de la Universidad de Miami.

Perder el contacto de la piel es probablemente una de las fuentes de trauma que vivirá la humanidad.

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El tacto es un sentido clave para la vida humana, de hecho el primer contacto en el mundo es el primer sentido que comunica. Tan solo en la yema de los dedos se cuenta con 100 receptores táctiles y por toda la piel del cuerpo se encuentran cinco millones de estas terminaciones nerviosas. El cerebro que procesa la información táctil como los labios, los índices y los pulgares requieren un espacio importante.

Así como se vive la cuarentena por COVID-19, ha limitado el contacto con otra piel o incluso las personas que lo padecen están aisladas no solo con acercamiento sino con el imposible contacto con otra persona.

La yema del dedo tiene unos 100 receptores táctiles

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El Sistema de Salud, de la Universidad de Miami ha estudiado sobre la terapia táctil que tiene muchos efectos positivos. Por ejemplo la terapia de masaje:

Facilita el aumento de peso en los recién nacidos prematuros.

Mejora la atención

Alivia los síntomas depresivos.

Reduce el dolor

Reduce las hormonas del estrés.

Mejora la función inmune.

El antropólogo Paul Byers estudió los efectos debilitantes del fenómeno que llamó “hambre de piel” y encontró que las personas de la tercera edad es la que menos contacto tiene.

Las personas de la tercera edad son posiblemente el segmento de población que menos contacto físico tienen

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¿Cómo funciona el cerebro al contacto con la piel?

Se sabe que cuando tocamos la piel se estimulan los sensores de presión subcutáneos, que envían mensajes al nervio vago del cerebro, explican los científicos, a medida que aumenta la actividad del nervio vago, el sistema nervioso se desacelera, bajan el ritmo cardíaco y la presión sanguínea y las ondas cerebrales muestran relajación. También bajan los niveles de las hormonas del estrés, como el cortisol, agregó para explicar la necesidad biológica del contacto físico.

Las neuronas C-táctiles son las fibras aferentes de bajo umbral (C-MRUB), que responden específicamente al roce con la piel, que aunque no informan de inmediato al cerebro, en los segundos que tarda en transmitir el mensaje la fibra nerviosa activa áreas que se conectan a la recompensa con la liberación de oxitocina que eleva nuestros niveles de dopamina, que es el sistema de recompensa del cerebro; tiene un impacto en la liberación de serotonina y ayuda a reducir nuestro ritmo cardíaco.

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Los expertos dicen que todos los seres humanos estamos programados para tener contacto físico, el hecho de querer un abrazo se llama “hambre de piel”, aunque científicamente se llama privación del afecto, el hecho de no tener este contacto puede tener sus consecuencias como estrés, depresión, soledad o ansiedad.

El tacto aumenta los niveles de hormonas de bienestar como la oxitocina, la dopamina y la serotonina, así que sientes que tienes ganas de que te abracen, es normal y tiene una explicación científica.

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