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  • 25 ABR 2024, Actualizado 20:10

Somos rastreadoras… las locas que hacen el trabajo del gobierno

Ellas son las mujeres que se dedican a encontrar a sus hijos desaparecidos

Somos rastreadoras… las locas que hacen el trabajo del gobierno

Somos rastreadoras… las locas que hacen el trabajo del gobierno(FOTO: Cuartoscuro)

México

La vida las hizo madres y la tragedia las convirtió en rastreadoras incansables de aquellos que las autoridades apilan en enormes filas de expedientes. Los desaparecidos, miles de jóvenes la mayoría entre 15 y 35 años que por estar regularmente en el lugar y momentos equivocados son secuestrados o levantados.

Mirna Nereida es de Sinaloa y su hijo desapareció a los 21 años y contrario a las primeras sospechas de las autoridades, él no vendía ni usaba drogas. Ante la frialdad del Ministerio Público, Mirna prometió que buscaría hasta encontrarlo, algo que cumplió tres años después en una fosa clandestina.

“A mí las autoridades me dijeron que no buscaban, algo me decía que yo lo tenía que encontrar y salí a buscarlo, me organicé con mi familia para buscarlo por las orillas de los montes, del Río, los caminos laterales, rastreando… al principio nosotros empezamos de una forma muy burda, muy rústica, una pala, un machete, un palo de escoba con punta para meterlo en un lugar donde se pudiera introducir, sacarlos y olerlo, y si veíamos que pudiéramos escarbar y en el 90% encontrábamos un cuerpo, un tesoro”.

Luis Guillermo fue secuestrado hace cinco años en Veracruz desde entonces su mamá Lucy Diaz, ahora presidenta del colectivo El Solesito, comenzó la búsqueda, hubo una llamada para pedir dinero, carros, todo se les dio, pero su hijo no regresó. Ahora ayuda a otras madres para recuperar la paz y si hay posibilidad a sus familiares. Al lamentar que en los Ministerios Públicos no dan respuesta, aseguró que el mayor hallazgo en el estado se dio con la ayuda de presuntos delincuentes.

“Nosotros ya teníamos rumores pero ese Día de la Madres nos entregaron unos hombres, bajaron de una camioneta, eran desconocidos, de hecho yo no los alcancé a ver bien porque fue tan rápido, nos entregaron como 15 copias con el mismo mapa y ese mapa eran colinas de Santa Fe, en el mapa decía hay cuerpos y nos ponían muchísimas cruces y fue correcto porque encontramos 287, 287 mexicanos”.

Vendiendo ropa, haciendo rifas y siempre con ayuda de otros, se equipan de palas, picos, todo lo necesario para investigar y excavar. Siempre tratan de cumplir con la ley, solicitar los permisos debidos pero la constante es la falta de atención de los gobiernos.

“Y si hubiera sido una tragedia natural, una catástrofe natural, un ciclón o un temblor de tierra, tuviéramos al Presidente, al de Gobernación, a todo el mundo presentándose allá y diciendo que estamos en solidaridad con ustedes, no ha sucedido esto, nosotros ahí estamos recatando a todos esos mexicanos de esa clandestinidad tan terrible, de una fosa, de verdad no hay peor clandestinidad que esa, despojarse de un ser humano de una manera que se equipara como una compañera lo dijo, como basura. Primero lo privaron de la libertad, después de la vida y por último de la identidad”.

En contraste en Sinaloa, según Mirna Nereida son las familias las que hacen el trabajo sucio mientras las autorizases locales hacen como que no ven, eso sí, dijo al menos no estorban. En esta época electoral estas mujeres afirman que no les interesa tener acercamiento con ningún candidato, aunque dan la bienvenida a todas las propuestas sin tregua a la impunidad.

“No les interesamos la verdad, es algo tan sensible que debería estar de primera para ellos. Cuando se trabajó para la Comisión Nacional de Búsqueda llegaron cuatro candidatos para ser comisionados, tres de ellos decían que soñaban, soñaban con ser comisionados para apoyar a los desaparecidos. Me levante y les dije y por qué no lo conozco si yo tengo casi cuatro años de búsqueda”.

Moderado por Fernanda Tapia en el Museo Franz Mayer, se abrió así el micrófono a más historias de las miles que hay de las madres que solicitan a la sociedad no ser indiferentes y ayudar en lo que se pueda, desde difundir en voz o en redes sociales, los nombres de desaparecidos, hasta exigir a los gobiernos que dicen, las han llamado locas, y reconocen que lo son, porque hacen el trabajo que le corresponde a las autoridades.

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