Las 11 frases machistas que hemos oído
Tal vez parezcan inofensivas pero tienen su trasfondo
España
A continuación mostramos algunas frases que pueden parecer cotidianas pero tienen efectos negativos en la población.
1) Yo no soy machista ni feminista. Yo creo en la igualdad
"Lo contrario del machismo no es el feminismo, si alguien quiere posicionarse a favor de la igualdad debe declararse feminista”, asevera Máriam Martínez-Bascuñán, doctora de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid.
El movimiento feminista, no se refiere a un movimiento “anti-hombres”, pero tampoco es “lo mismo que el machismo pero al revés”
2) ¡Los hombres también sufren violencia!, ¿por qué no están incluidos en la ley de violencia de género?
“Es un error muy frecuente que da cuenta de un profundo desconocimiento de la realidad de la violencia de género… es la manifestación más brutal de la desigualdad de género que articula nuestro orden social. La violencia de género es un tipo de violencia que se ejerce contra las mujeres sistemáticamente sólo por el hecho de ser mujeres”, explica Máriam Martínez.
3) ¿Qué hay de las denuncias falsas?
La fiscal de Sala delegada de Violencia contra la Mujer, Pilar Martín Nájera, declaró en una entrevista al periódico El Mundo en noviembre del 2015 que la crítica sobre las denuncias falsas de malos tratos por parte de las mujeres "no es cierta". "Entre 2009 y 2014, solo existieron 49 condenas por denuncia falsa" es decir solo un 0,006% de las denuncias presentadas son falsas.
4) Nosotros somos los que tenemos que llevar el dinero a casa, y eso nos perjudica
Una sociedad libre de discriminación de género “debe velar por garantizar la autonomía y la autodeterminación de todos sus individuos”. Aseguró Martínez-Bascuñán, uno de los instrumentos clave para lograr ese fin “es la independencia económica”.
5) Las chicas también tienen privilegios, como entrar gratis a una discoteca
“Esta frase es el reconocimiento puro de que se asume que la mujer es un objeto decorativo, y además se le considera un privilegio… No hay nada más machista que la objetivación”, recuerda Martínez-Bascuñán. Esto no es un privilegio, “es una expresión más de la desigualdad de género que estructura nuestra sociedad”.
6) No deberían de molestarse por que les digan piropos por la calle, ¿a quién no le gusta sentirse guapa?
“A todo el mundo le gusta sentirse guapa” y ese no es el verdadero conflicto, en realidad es preguntarse, según Martínez-Bascuñán y Verge, es: “¿Por qué esos piropos recaen sistemáticamente sobre las mujeres?”. Esos piropos proyectan “esa imagen de la mujer como objeto antes que sujeto”. El hecho de que “ellos son sujetos y ellas objetos”.
7) Los micromachismos son una tontería. Hay cosas más importantes por las que preocuparse
“Los micromachismos son la base para el desarrollo de la igualdad de género que estructura nuestra sociedad”, asegura Martínez-Bascuñán.
8) Usteden creen que todo hombre es un maltratador en potencia
Para entender con claridad esto, Martínez-Bascuñán explicó que es necesario “mirar al contexto social que nos rodea o que los hace posibles y acepta socialmente”. Este es un fenómeno grave “es su carácter sistemático en tanto que práctica social”.
9) Yo no soy acosador ni he pegado a nadie. Esta lucha no va conmigo
"Este sistema perjudica de mayor manera a las mujeres, pero nos afecta a todos", explica Verge. El patriarcado crea estereotipos y roles de género que con el paso de las generaciones se arraiga de manera más profunda y es difícil de terminar con ello.
10) Las cuotas discriminan a los hombres
"Lo que hay es una falacia de la idea de meritocracia", explica Verge, "las cuotas garantizan unos porcentajes mínimos y máximos de mujeres y de hombres, reflejando la composición de la sociedad". Son varias las instituciones internacionales que "han definido la infra-representación de las mujeres como un déficit democrático intolerable". Le sorprende que la protesta "llegue cuando los puestos de trabajo son proporcionales a la población".
11) El lenguaje no sexista es una tontería
"El lenguaje crea imaginarios", recuerda Verge. Algunos opinan que el lenguaje debe ser inclusivo pues al utilizar como referencia universal el masculino ensombrece la presencia de la mujer
Pero otro se refieren más al uso de expresiones claramente machistas como: "Lloras como una nenaza", "hijo de puta" o "esto es un coñazo" son algunas de ellas. Supone entonces que el lenguaje es un arma importante, al que pese no se le dé mucha importancia, aún es controlado por los hombres.