Haití intenta retomar sus actividades

Por David AponteEnviado EspecialPuerto Príncipe.- Cuando uno sale a la calle no sabe lo que se va a encontrar. Rumbo al muelle, ahora destruido y controlado por soldados de Estados Unidos, se escuchaba el canto de una mujer

Ella se llama Carolina. Mojaba un trapito en una jícara con agua y lo pasaba por su negrísima piel, en una suerte de ritual de limpieza. Ella estaba a un costado de la plaza del Palacio Legislativo, un edificio que se vino abajo con el terremoto del martes 12 de enero. Cantaba una canción en criollo: "Si mi vida dependiera de los seres humanos, no estaría viva ahora". Carolina se ahogaba en llanto. Sus lágrimas corrían por sus mejillas. Los haitianos sí saben llorar

En las calles, tropas de Estados Unidos tomaron el control de las instalaciones estratégicas de Puerto Príncipe: el aeropuerto, el muelle, la zona naval, las telecomunicaciones y lo que quedó de las fuerzas de seguridad haitiana. Los soldados extranjeros se ubicaron en sitios de concentración masiva, como el estadio de futbol Silvio Cator, ocupado por cientos de damnificados. "Help us. We need food", gritaban hombres y mujeres a los soldados

La Guardia Costera de Estados Unidos realizó este miércoles sobrevuelos sobre la ciudad. Embarcaciones de la Armada de Estados Unidos tomaron posiciones en el muelle, cuya entrada está totalmente derruida; no hay posibilidades de entrada y salida de contenedores, en tanto no haya tareas de reconstrucción

Los haitianos siguieron buscando la ruta de salida por cielo, mar y tierra. El gobierno del presidente René Préval alentó el desalojo de la ciudad con anuncios en Radio One: “Para quien quiera salir hacia otras zonas del país, tome un autobús sin pagar un centavo”. Por la tarde, el mandatario apareció en un mensaje de televisión en criollo para decir que su país está herido. No dice que la capital agoniza y que las tropas de Estados Unidos tomaron el control de los despojos

La ciudad de los escombros despertó con un temblor de 6 grados, que hizo correr a la gente que vive a la intemperie. La radio local reportaba severos daños en la localidad de Cabo haitiano, a más de 270 kilómetros de la capital del país. Las calles de la capital siguieron igual: totalmente derruidas

Muchos habitantes de la ciudad salieron a las calles a tratar de recomenzar sus actividades comerciales. En distintos puntos aparecieron comerciantes ambulantes con distintos productos, ropa, perfumes, artículos de limpieza, alimentos y agua para beber en pequeñas bolsitas

Cascos Azules de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití, la Minustah, custodiaron algunas sedes bancarias con el propósito de reanudar las transferencias de remesas

Los ingresos de Haití por esta vía representan 70 por ciento de sus ingresos, que provienen de migrantes haitianos que laboran en Estados Unidos, Canadá y Francia

Decenas de personas hicieron filas en las instituciones bancarias y en las oficinas de transferencias de dinero

La ciudad en agonía intentó tomar aire, con mujeres y hombres que intentaron retomar sus actividades comerciales en los cánticos de Carolina, quien puso su vida en manos de quienes no pertenecen a este mundo.