CON GABRIELA WARKENTIN Y JAVIER RISCO. Honduras, un país anegado que no encuentra solución: Jacobo García

Honduras

Honduras es un país hundido que no encuentra solución a una situación dantesca, así califica el periodista de “El País”, Jacobo García las condiciones en que vive una nación devastada por las recientes lluvias.

En el espacio de "Así las Cosas" con Gabriela Warkentin y Javier Risco, el periodista compartió su experiencia en Honduras en donde se vive uno de los desastres más grandes de los últimos veinte años, que señala se vio opacado en su difusión por el inicio del proceso electoral en Estados Unidos.

Jacobo detalló que las limitaciones son inmensas desde la entrada y salida del país centroamericano. En el Valle de Sula, completamente anegado, relata que miles de familias sobreviven en la indigencia, abandonadas de la mano de Dios y del gobierno.

Un país en donde la clase media pasó de un día para otro a la indigencia y ahora vive en cientos de kilómetros a la intemperie, en camellones, teniendo como única posesión lo que traían puesto.

Jacobo señala que “el Estado no existe y sorprende que eso no desemboque en algo más grave más allá del covid”, pues afirma que se han perdido cientos de puentes y carreteras.

Para los trabajadores que vivían de su labor en las maquilas y plantaciones todo se han ido al garete y recalca “la sensación es que las caravanas han sido una broma en comparación con lo que se viene, la migración va a ser incomparable”, si a esto se suma la condición de Guatemala.

Reconoció que en México, la situación de Tabasco es grave e importante, pero hay respuesta del gobierno y vecinal, a diferencia de Honduras, un estado quebrado con una crisis política que no pinta para la recuperación y que requiere 10 mil millones de dólares para ponerse en pie.

Los testimonios que Jacobo recogió, lo dejan con la imagen de trabajadores en un régimen semifeudal, trabajando día y noche, perdiendo lo poco que tenían.

Por ello, advirtió que México tendrá una clara repercusión de este fenómeno y sin una política adecuada no será posible detener las caravanas que no serán de cinco mil, sino de quince o veinte mil personas; una fuerza imparable de la migración.